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Fernando Ruiz Gómez  Columna Semana

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Cáncer e inequidad selectiva hacia la mujer

Las mujeres colombianas deben tener la certeza de que se avanzó mucho en el manejo del cáncer, incluido el de seno.

Fernando Ruiz
6 de mayo de 2024

La investigación y el abordaje de la salud de las mujeres desde los centros de investigación y servicios de salud han tenido históricamente una fuerte carga del componente derivado de su rol reproductivo. Diferentes movimientos a nivel global buscan la modificación de ese concepto para cerrar la brecha en oportunidades que las afectó en el pasado, para el acceso a diagnósticos y tratamientos oportunos.

En la investigación médica, los campos que se abordan son determinados por las enfermedades y condiciones hacia donde se dirige su financiación. Históricamente, esas decisiones fueron tomadas mayoritariamente por hombres. Recientemente, un muy influyente tanque de pensamiento denominado Rand Corporation publicó algunos campos donde la investigación médica tenía sesgos de financiación que afectaban a las mujeres. Describo los resultados que arrojaron.

En tres cuartas partes de los casos donde una enfermedad afecta primariamente a uno de los sexos, las enfermedades masculinas obtienen siempre mayor financiación. En el estudio de las enfermedades cardiovasculares, solo una tercera parte de los sujetos de estudio en las investigaciones clínicas son mujeres. Ellas representan casi dos tercios de los casos de enfermedad de Alzheimer y, sin embargo, muy pocos estudios analizan los condicionantes diferenciales de este género en esa enfermedad.

La organización Women Health Access Matters comisionó un informe sobre la salud femenina que evidenció cómo muchas enfermedades –además del Alzheimer– impactan de manera diferencial a las mujeres. El 78 % de las personas norteamericanas que sufren enfermedades autoinmunes son mujeres. A pesar de tener la mitad de la prevalencia de tabaquismo, el de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en los Estados Unidos. Solamente el 7 % del presupuesto que Estados Unidos invierte en investigación en artritis reumatoidea se dirige a estudios enfocados en la mujer.

La perspectiva desde los servicios de salud no es diferente. El rol reproductivo ha sido la forma esencial de aproximación a la salud de la mujer. En países en vía de desarrollo como Colombia, la situación tiende a empeorar. Un ejemplo ilustrativo es la altísima invocación a la opinión pública sobre la tasa de mortalidad materna, un tema importantísimo pero sesgado a lo reproductivo, en la consideración de la salud de la mujer durante su curso de vida. En contraste, la semana pasada, se estigmatizó el tratamiento del cáncer de seno, que es, sin lugar a duda, el mayor reto para los servicios de salud, dada su frecuencia creciente y muy alta mortalidad.

Cada año, mueren en Colombia 3 mil mujeres por cáncer de seno; 2 mil, como consecuencia de cáncer de estómago y otros tantos por cáncer de cuello uterino y pulmón. Todas estas clases de cáncer tienen tratamiento médico y quirúrgico. Se debe preguntar por qué considera el Ministerio de Salud a los tratamientos del cáncer de seno como destructores y mutilantes, mientras otros tipos de cáncer quirúrgicos, como el cáncer de pulmón, producen igualmente secuelas en la forma de cicatrices permanentes en el tórax. Hay un claro sesgo discriminatorio hacia la mujer cuando se cuestiona la cirugía en el manejo de un tipo de cáncer predominantemente femenino.

Pareciese que, en el afán por negar lo que el país ha avanzado en manejo del cáncer de mama, se nos olvida lo doloroso, deformante e inhumano que puede llegar a ser para una mujer un cáncer de seno en los estadios más avanzados, como era muy común antes de la Ley 100 de 1993. En ese entonces, el ingreso a centros especializados era muy restringido, particularmente para las mujeres que no tenían acceso a la seguridad social, en lo cual también había una discriminación selectiva a las mujeres colombianas que no hacían parte de la clase trabajadora.

Las mujeres colombianas deben tener la certeza de que se avanzó mucho en el manejo del cáncer, incluido el de seno, porque nuestro país cuenta con un contingente de instituciones, especialistas y personal entrenado en el manejo general de esta enfermedad, que tiene más de 100 clasificaciones. No podemos perder la confianza en una situación tan dolorosa, que afecta no solo a la mujer, sino a todo su entorno familiar y social.

No obstante, circunstancias como las que atravesamos en la actualidad con el sistema de salud generan desconfianza e incertidumbre. Es muy necesario avanzar en el cierre de las brechas que siguen afectando el acceso de la mujer a la investigación sobre las enfermedades que las impactan y las afectan de manera diferencial.

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