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A algunos gatos no les gusta que les toquen la panza. | Foto: Getty Images

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Por esta razón a algunos gatos no les gusta que les toquen la panza

Conocer las razones detrás de su gusto o no por las caricias en la panza hará que tengan una mejor relación con sus dueños.

Redacción Cómo
18 de marzo de 2024

Los gatos son criaturas fascinantes, cuyo comportamiento a menudo desconciertas a sus dueños. Un ejemplo claro de esto es su reacción ante las caricias en el vientre. Mientras que algunos gatos parecen disfrutar de este gesto afectuoso, revolcándose y exponiendo su suave panza, otros reaccionan de manera agresiva, mordiendo o arañando a quien osa tocar esa zona sensible.

La razón de que algunos les guste y a otros no tiene sus raíces en los instintos de supervivencia de los gatos. En la naturaleza, exponer el vientre los deja en una posición de vulnerabilidad, ya que es una zona blanda y desprotegida. Por lo tanto, muchos gatos interpretan las caricias en esa área como una amenaza, lo que activa su instinto de defensa.

Sin embargo, hay gatos que han aprendido a asociar esas caricias con momentos de relajación y confianza, especialmente si han sido expuestos a ellas desde una edad temprana. Estos felinos han superado su instinto de precaución y encuentran placentero el contacto suave en su panza.

Además de los instintos innatos, existen factores individuales que influyen en la aceptación o rechazo de las caricias en el vientre. La personalidad del gato, sus experiencias pasadas y su nivel de confianza con su dueño pueden determinar su reacción. Algunos gatos simplemente disfrutan de ese tipo de atención más que otros.

Los expertos recomiendan prestar atención a las señales que da el gato y respetar sus límites. Si un felino muestra señales de incomodidad o agresividad cuando se le toca el vientre, es mejor evitar esa zona y buscar otras formas de mostrarle afecto.

Los gatos son animales muy cariñosos.
Por lo general, los gatos son animales cariñosos; sin embargo, a algunos no les gusta que los toquen. | Foto: Getty Images

¿Cómo acariciar a un gato correctamente?

Acariciar a un gato puede parecer una tarea sencilla, pero hay una técnica para hacerlo de forma óptima y asegurar que el minino disfrute del momento tanto como su dueño. Los gatos son criaturas con preferencias muy particulares, y una caricia mal ejecutada puede arruinar por completo la experiencia.

Permiso para acariciar

Lo primero es permitir que sea el gato quien dé el primer paso. Nunca se debe forzar el contacto físico, ya que esto puede incomodarlo y hacerlo rehuir las caricias. Esperar a que se acerque a y se acomode en una posición relajada como una señal de que está dispuesto a recibir mimos.

El mango es seguro para los gatos.
Los gatos cariñosos se dejan acariciar mientras comen, otros más agresivos sentirán que les van a quitar la comida. | Foto: Getty Images

Acariciar suavemente

Una vez que el gato esté cómodo, empezar a acariciarlo suavemente en las zonas que más les gustan: la cabeza, las mejillas, debajo de la barbilla y el área de las orejas. Usar un toque firme pero delicado, evitando frotar en la dirección contraria al pelaje. Muchos gatos disfrutan de rascados detrás de las orejas y en la base del cráneo.

Otra zona donde suelen disfrutar las caricias es a lo largo del lomo y la base de la cola. Sin embargo, tener cuidado con tocar directamente las patas delanteras o traseras, ya que esas áreas tienden a ser más sensibles.

Tocar el vientre

En cuanto al vientre, se debe andar con cuidado. Algunos gatos adoran que les acaricien esa zona tan vulnerable, mientras que otros lo consideran una violación de su espacio personal. Primero observar si el gato se echa de espaldas y expone su panza, lo cual es una invitación a acariciarla. Pero si reacciona de manera agresiva, es mejor evitar esa área por completo.

Hay algunas flores que pueden ser perjudiciales para los gatos.
Las caricias hacia los gatos deben ser suaves cariñosas, siempre respetando su espacio. | Foto: Getty Images

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.