Título original: Comme un chef
País: Francia
Año: 2012
Director: Daniel Cohen
Guión: Daniel Cohen
Actores: Michaël Youn, Jean Reno, Raphaëlle Agogué
Duración: 84 minutos
El Chef es una película ligera y digerible, más paquetón de crispetas que cochinillo asado, más chupeta transparente que cocido boyacense. Es un cuento de hadas light que se salta el intermediario sobrenatural, pero donde todos los deseos se hacen realidad sin consecuencias negativas.
Hacer una película ligera no es fácil, valga la advertencia. A veces la clara de los huevos está mal batida y no le entra suficiente aire, o los ingredientes utilizados son de mediana o pésima calidad, o el sentido del humor deja un saborcito amargo al final. Nada de esto sucede acá. Es un merengue bien hecho que se disuelve como una nube en la boca.
El personaje central es Jacky (Michaël Youn), un obseso de la comida. Su problema es que la adora con tal pasión que no puede permitir que alguien pida un plato con un vino que no concuerde. Tiene una esposa con pómulos de modelo, embarazada y un poco cansada de él, aunque no de él, sino de que no pueda mantener su trabajo de cocinero en restaurantes mediocres a causa de su fundamentalismo. Es, como decía, un mundo de ensueño donde no hay casi nada malo.
Para complacerla, acepta un trabajo pintando ventanas en un ancianato donde, tras un giro inesperado, termina llamándole la atención al famoso chef Alexandre Lagarde (Jean Reno) que necesita un nuevo ayudante de cocina que le ayude a diseñar su menú de primavera. ¿Y qué mejor que contratar a un pintor de ventanas que se sabe de memoria décadas de recetas?
La parte central de la película sigue a estos dos personajes tratando de entender las nuevas modas y tendencias del negocio de los restaurantes de gran lujo. Ahí hay burlas amistosas a los chefs ingleses estrellas de la televisión, a la cocina molecular española y a la mezcla aparentemente aleatoria de ingredientes y técnicas especializadas.
El restaurante de Lagarde y el mismo Jacky son representantes de la tradición culinaria francesa, de recetas que se mantienen con el paso del tiempo servidas por meseros muy serios vestidos de negro. Es una categoría que un divertido asesor español (interpretado por Santiago Segura) denomina con desprecio “gastronomía retrógrada y prehistórica”.
Pero en la película eso no es ni insulto ni motivo de orgullo. El problema que tienen ambos chefs es averiguar cómo conciliar la prehistoria con el futuro, el profesionalismo obsesivo con la vida conyugal, cosas que en un sueño no tienen que ser contradictorias.
Lo más cercano a un villano que hay en El chef es el dueño del restaurante, un yuppie cuarentón que amenaza a Lagarde con reemplazarlo con uno de esos cocineros ingleses arrogantes y televisivos, pero en realidad no es muy importante. El merengue funciona sobre todo gracias a la química entre los dos cocineros. Reno es grave y neurótico, mientras Youn es acelerado y simpático, con el carisma tranquilo y poco polarizante de un presentador de televisión (que fue como comenzó su carrera). Verlos juntos permite perdonarles que nada sea creíble y que todo les resulte fácil. Como en la cocina, al final todo es cuestión de química.
CARTELERA
**** Excelente ***1/2 Muy buena *** Buena **1/2 Aceptable **Regular * Mala
No ***
El mensaje con el que la oposición derrotó a Pinochet en 1988 y el publicista detrás de la campaña son el centro de esta cinta.
La reina infiel ***
Esta película de época narra un complejo triángulo amoroso en la corte danesa del siglo XVIII.
Mi novio es un zombie **½
¿Quién se habría imaginado que los zombies darían para una comedia romántica? Una idea más novedosa que brillante.
Edificio Royal **
Esta película colombiana de ‘humor negro’ es caprichosa y absurda, aunque está bien actuada y fotografíada.