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El día que Chávez le regaló 'Las venas abiertas de América Latina' a Obama

El mandatario venezolano le regaló en el 2009 a su homólogo estadounidense la obra más popular de Eduardo Galeano.

13 de abril de 2015
Hugo Chávez y Barack Obama | Foto: AFP

En el 2009, durante la V Cumbre de las Américas que se celebró en Trinidad y Tobago, el expresidente de Venezuela Hugo Chávez le regaló a su homólogo estadounidense, Barack Obama, un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina.

Como consecuencia del episodio, la obra saltó de la posición 60.280 de la lista de los títulos más vendidos de Amazon a la décima en solo un día.

El salto que dio la publicación, del periodista uruguayo Eduardo Galeano, fue considerado "impresionante" por los expertos. Amazon.com, uno de los más importantes vendedores de libros por línea en el mundo, informó a sus clientes que la edición en inglés del libro de Galeano estaba agotada.

En su libro más popular, Las venas abiertas de América Latina de 1971, Galeano afirmó que la pampa chilena del salitre, la selva amazónica del caucho, el nordeste azucarero de Brasil y ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo "tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa".

Chávez dijo que le dio a Obama el libro como retribución al gesto del estadounidense de haberse acercado a saludarlo el viernes en la inauguración de la V Cumbre de las Américas.

Según Chávez, en esa ocasión le dijo a Obama: "Quiero ser tu amigo". Al día siguiente escribió en el libro: "Para Obama, con afecto".

Horas más tarde, anunció que estaba restableciendo sus relaciones con Washington a nivel de embajadores, interrumpidas desde hace siete meses.

Según el diario español El País, después de este episodio el escritor dijo:  "Ni Obama y ni Chávez entenderían el texto […]. Él [Chávez] se lo entregó a Obama con la mejor intención del mundo, pero le regaló a Obama un libro en un idioma que él no conoce. Entonces, fue un gesto generoso, pero un poco cruel".

"La única manera para que la historia no se repita es manteniéndola viva", escribió el periodista, que estuvo exiliado en Argentina y España. Desde que regresó a Uruguay en 1985, si no estaba viajando se lo podía ver deambulando por las calles montevideanas o sentado en torno a una de las mesas del "Café Brasilero", en la Ciudad Vieja, ordenando sus ideas o participando en una conversación con amigos o extraños.