LITERATURA

El gigante oculto de la escritura

Philip Roth cumple 80 años y genera más admiración que nunca. Así lo demuestran un nuevo documental y una encuesta que lo eligió como el mejor escritor de su país.

7 de marzo de 2013
t El año pasado, en la cúspide de su carrera, Roth anunció que se retiraba. “No quiero leer, no quiero escribir, ni siquiera quiero hablar de eso”, dijo. | Foto: Reuters

Hace 30 años pocos pensaban que Philip Roth podría llegar a convertirse en el gran novelista de su país. “Era demasiado judío, demasiado sexual, demasiado gracioso para ser tomado tan en serio como Pynchon, Updike o DeLillo”, escribió Jennifer Senior en la revista New York Magazine. Pero, gracias a una producción asombrosa —en cantidad y calidad—, ya no parece haber dudas sobre su calidad: a sus 80 años, Roth tiene asegurado un lugar privilegiado en la historia de la literatura estadounidense.


Philip Milton Roth nació en 1933 y creció en Newark, al este de New Jersey, en una familia judía de clase media. Su padre, vendedor de seguros, y su madre eran de origen ucraniano. Los conflictos de su niñez y juventud en esa pequeña población de la costa este son parte fundamental de su universo literario. Más tarde, pasó gran parte de su juventud viajando antes de comenzar una carrera académica que lo llevó a estudiar y posteriormente a enseñar en las universidades de Chicago, Iowa, Pennsylvania y Princeton. 

En 1959 publicó su primer libro, Goodbye, Columbus y desde entonces se dedicó con un fervor casi enfermizo a escribir. Sus primeras obras dieron poco de qué hablar, pero en 1969 publicó la primera novela que recibió buenas críticas: El lamento de Portnoy. Durante los siguientes 20 años exploró a fondo la psique de su alter ego literario: Nathan Zuckerman, el protagonista de casi todas sus novelas. 

Su ritmo frenético al escribir lo llevó a tener un colapso nervioso. Roth fue internado en el hospital psiquiátrico de Silver Hill varias veces durante los años ochenta y comienzos de los noventa. Los doctores diagnosticaron una depresión profunda y varias veces temieron que intentara suicidarse. Entonces le recetaron fuertes dosis de Prozac y litio. Sin embargo, una vez superó la crisis, Roth reencontró sus fuerzas y publicó algunas de sus mejores novelas: Operación Shylock, El teatro de Sabbat, Pastoral americana y Me casé con un comunista, entre otras.

En 1990 se casó con la actriz Claire Bloom, con quien vivió tres años. Después de separarse, decidió recluirse en un rancho en Connecticut a llevar una existencia solitaria aunque, con una disciplina casi militar, siguió escribiendo. Todas las mañanas se levantaba temprano, hacía una larga caminata y después se encerraba en su estudio. Según le contó a la revista The New Yorker, en una de las pocas entrevistas que ha concedido, llegó a escribir más de diez horas seguidas. “Trabajo, es lo que hago. Siempre estoy atento. Soy como un doctor en una sala de emergencias. Y también soy la emergencia”, dijo. De vez en cuando Roth visitaba a sus amigos en Manhattan, se tomaba unas cervezas, iba a la peluquería y asistía a un partido de beisbol.

Sin embargo, el año pasado Roth anunció que estaba cansado. En una corta charla con la revista francesa Les Inrocks afirmó que Némesis, publicada en 2010, sería su última novela. Dijo que cuando cumplió 78 años decidió volver a leer a todos sus autores favoritos, Dostoievski, Conrad, Turgenev y Hemingway, y luego su obra completa. “Quería ver si había perdido mi tiempo escribiendo. Y me di cuenta de que había tenido más o menos éxito (…) hice lo mejor que pude con lo que tenía. Pero después de eso, decidí que ya era suficiente. No quiero leer, no quiero escribir, ni siquiera quiero hablar de eso. Le he dedicado mi vida a la literatura. La he estudiado, la he enseñado y la he escrito. Creo que ya es suficiente”, dijo. 

Roth ha demostrado ser muy firme en sus decisiones y por eso parece posible que no publique nunca más (aunque nadie duda que siga escribiendo). Pero esto no significa que su obra pase al olvido. Ya en 2006 el New York Times Book Review le pidió a un grupo de intelectuales —entre los que se encontraban Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Junot Díaz— que eligieran las mejores novelas de los últimos 25 años. Ente los 20 libros elegidos, seis resultaron ser de Roth: Pastoral americana, La contravida, Operación Shylock, El teatro de Sabbat, La mancha humana y La conjura contra América. Entonces quedó clara su importancia en la literatura contemporánea.

Algo similar sucedió esta semana cuando, a raíz de su cumpleaños, la revista New York Magazine organizó una encuesta entre destacados intelectuales del mundo. La mayoría coincidió en afirmar que Roth era el más grande autor estadounidense vivo y que merecía ganar el premio Nobel (ver recuadro). No obstante, algunos resaltaron que su obra tenía ciertas manchas: su misoginia y su exceso de referencias sexuales. Aunque esto no es necesariamente un defecto, para muchos es la razón por la cual la Academia Sueca no lo ha premiado.

Asimismo, a finales de este mes la cadena PBS presentará Philip Roth: Unmasked. Este documental ha generado una gran expectativa, pues el autor abrió las puertas de su casa durante diez días, algo impensable dados sus antecedentes de ermitaño. Quienes lo han visto dicen que la producción, de 90 minutos, es reveladora y que Roth habla por primera vez de su vida privada y de su obra. ?Parece que mientras más se oculta más fascinación genera. El novelista es perseguido, estudiado, alabado y ha recibido casi todos los premios a los que puede aspirar: el National Book Award, el Pulitzer, el Booker y el Príncipe de Asturias de las Letras. Solo falta el esquivo Nobel que, seguramente, Roth espera en el silencio de su rancho, mientras escribe —en secreto— una nueva obra maestra. 

Así lo ven sus colegas 
La obra de Roth genera una admiración casi unánime. Así lo dejan ver los comentarios recientes de algunos de los intelectuales más respetados del mundo:


Salman Rushdie, novelista
“El lamento de Portnoy, Pastoral americana, El animal moribundo, La mancha humana, entre otras: todas las novelas de Roth son colosales”.  



Harold Bloom, crítico:
“En términos generales, Roth es probablemente el mayor novelista estadounidense tras Faulkner”.



David Remnick, editor:
“Pocos artistas modernos se han entregado con tanta devoción a su trabajo como Philip Roth”. 



Martin Amis, novelista:
“Se supone que no existen diferentes grados de intensidad en la originalidad de la escritura. Y, sin embargo, Roth es singularmente original”.



Juan  Cruz, periodista:
“Es uno de los grandes escritores por su sensibilidad y por su capacidad de escribir lo que parece autobiografía y luego es ficción”.