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GAITAN EN T.V.

Ola de polémicas por la dramatización en televisión del 9 de abril

16 de julio de 1984

A las 8 y 50 de la noche del domingo 10 de junio, Jorge Eliécer Gaitán volvió a caer herido de muerte por los disparos que Juan Roa Sierra le hiciera a la salida del edificio en el que quedaban ubicadas sus oficinas de abogado. Pero esta vez se trataba de la primera reconstrucción fílmica del crimen que desató el dramático "Bogotazo", 36 años atrás.
En el país son pocos los colombianos mayores de 40 años que no recuerdan exactamente qué estaban haciendo "cuando mataron a Gaitán".
Y es que el asesinato del entonces jefe del Partido Liberal, al igual que el del Presidente John F. Kennedy en EE.UU., constituye uno de los pocos episodios que ha quedado fielmente grabado en la memoria de sus contemporáneos. Pero a diferencia del crimen de Dallas, que al poco tiempo de ocurrido había generado toda suerte de películas para cine y televisión y hasta obras de teatro que pretendian reconstruir los hechos, en Colombia le necesitaron 30 años de fundada la televisión para que alguien se atreviera a meterle el diente en la pantalla chica a una historia tan reciente.
Los colombianos, hartos de leer sobre el 9 de abril, recibieron entre sorprendidos y agradados esta oportunidad de verlo por televisión. En efecto, el país estaba prácticamente saturado de leer todos los 9 de abril de los últimos 36 años cientos de artículos periodisticos y suplementos literarios escritos sobre el tema, así como más de un centenar de libros y folletos de autores nacionales y unos pocos extranjeros. No han faltado cada año docenas de nuevos "testigos" de los hechos o amigos "íntimos" de Gaitán que aseguran tener la versión más aproximada sobre su asesinato.
Y esto hacía aún más difícil el intento de dramatizar los acontecimientos del "Bogotazo" en la televisión, porque se corría el riesgo de generar, como efectivamente sucedió, las más encontradas reacciones sobre la forma de presentar los hechos.
UN PROBLEMA DE SINTONIA
Hace cerca de dos meses los directivos de las programadoras Eduarda Lemaitre y Promec Televisión, asociados para la producción del programa dominical " Revivamos nuestra historia", se reunieron un tanto preocupados por una eventual baja en los ratings de sintonía, como consecuencia de la competencia planteada por la nueva programación con el sistema de enfrentar los espacios. En dicha reunión se llegó a la conclusión de que los televidentes podrían estar aburridos del tema de la Independencia, de los conflictos políticos y de los protagonistas de la historia colombiana del siglo XIX, que durante cinco años alimentaron el espacio en la noche del domingo. Aunque el programa aún contaba con una calificada audiencia encabezada por el propio Presidente Betancur y por su ex ministro Bernardo Ramírez (quienes en cierta oportunidad confesaron que éste era uno de sus programas favoritos), el grueso de los televidentes había comenzado a criticar lo que para muchos no era más que una "fiesta de disfraces", en la que una misma charretera servía un domingo para vestir a un patriota y al domingo siguiente para engalanar a un realista.
La misma calle de La Candelaria y la misma plaza de Villa de Leyva fueron el escenario en el que Bolívar se vio obligado a huir en la noche septembrina, los partidarios de Mosquera se enfrentaron con los de Obando y Nariño trató de controlar la revuelta de Barava y Girardot.
La idea que surgió de aquella junta, entonces, fue la de "modernizarse" y efectuar un gran salto cronológico; cortar patillas, colgar charreteras, y fusiles y cambiar los uniformes por el elegante "borsalino" de los años 40.
Y para ubicarse en la historia de este siglo, ¿que mejor pretexto que el 9 de abril, un mito al cual hasta ahora nadie se había atrevido a medirsele en la televisión? Fue así como a las 8 y 50 del domingo, sin demasiados preámbulos, a Gaitán lo volvieron a matar, y el mito quedó roto.
SE P[RENDE LA MECHA
Doce horas después el debate sobre la serie estaba tan encendido en todo el país como las calles de Bogotá el 9 de abril de 1948. Esa misma noche, en los hogares colombianos, las discusiones se centraban en detalles tan intrascendentes como el parecido del actor Edgardo Román con Jorge Eliécer Gaitán; la aparente frialdad de la actriz Gloria Zapata al encarnar a Amparo Jaramillo, la viuda de Gaitán; y tal vez el punto más discutido, si los disparos que acabaron con la vida de Gaitán se habian hecho de frente o de espaldas al caudillo.
A la mañana siguiente, aunque especialmente el asunto de los disparos continuaba siendo objeto de agitada controversia, la pelea comenzó a transformarse en una confrontación histórica de lo sucedido. Fue así como en las cadenas radiales colombianas se dieron cita, a muy tempranas horas, algunos historiadores --entre quienes se encontraba Abelardo Forero Benavides, asesor de los libretistas--, y testigos de los hechos como Jorge Padilla y Gloria Gaitán, hija del personaje principal de la historia. Esta última manifestó su desagrado por la versión televisada, declaró que sus archivos del Centro Gaitán no habían sido consultados y desautorizó públicamente a Forero Benavides asegurando que éste sólo podía asesorar lo concerniente a los enemigos de Gaitán. A esto, el historiador respondió que a estas alturas de su vida no estaba interesado en polemizar, y menos con una dama.
Sobre las observaciones de Jorge Padilla en el sentido de que el crimen no se habia realizado como lo mostraba la película, Abelardo Forero contó a SEMANA que la escena correspondía a la versión de Plinio Mendoza Neira, "el mejor de los testigos posibles, porque era el único de quienes iban en ese momento caminando con Gaitán, que se encontraba a su lado".
Según la versión de Mendoza, "Roa Sierra se hallaba adelante de la entrada del edificio, aproximadamente a dos metros de la puerta, frente al caudillo que en aquel momento avanzaba desprevenidamente hacia el norte. Cuando el doctor Gaitán vio el arma tendida hacia él, hizo un brusco movimiento de media vuelta, como si quisiera regresarse al edificio, y por esa razón las balas lo alcanzaron en la espalda".
Los realizadores, conscientes de que sobre esta escena lloverían las primeras criticas, se empeñaron en filmarla con la mayor fidelidad posible.
Se decidieron, en efecto, por la versión de Mendoza Neira, según lo relató a SEMANA Jorge Ali Triana, director de la serie. Para reproducirla, comenzaron a preparar la escena hacia las ocho de la mañana y sólo a la una de la tarde--coincidencialmente, la hora exacta en que Gaitán fue herido--lograron filmar la versión definitiva. Pero no sólo fue un obsesivo perfeccionismo el que retrasó la grabación, sino algunos problemas como las continuas fallas del detonante de la pistola que se estaba utilizando, y que insistentemente se negaba a matar a Gaitán.
"YO ACUSO"
A mediados de la semana Gloria Gaitán se había convertido en la más virulenta crítica, no sólo de los detalles anecdóticos del programa, sino de su concepción política. Para ella, la aparición de este programa en este momento de la vida nacional "no es coincidencial". Según ella, el quid del asunto radica en la escena del desayuno del día en el que mataron a Gaitán, durante la cual, en la serie, Amparo, comentando la absolución del teniente Cortés, le dice a su esposo: "¿El ejército debe estar muy contento contigo, verdad?" Esta sencilla pregunta le ha servido a Gloria Gaitán para construir una sofisticada teoría según la cual la finalidad de los realizadores fue la de presentar al caudillo como un hombre alineado con todo el estamento militar, "cuando en realidad lo que mi papá pretendió hacer al defender al teniente Cortés fue enfrentar a los tenientes con los Generales, Ya que Cortés había sido abandonado por sus jefes". Gloria Gaitán sostiene que la intención de esta escena es la de desautorizar en este momento clave del proceso de paz a líderes guerrilleros que, como "Tirofijo", se fueron para el monte por la orfandad política en la que los dejó el asesinato de Gaitán. "Si Gaitán aparece alineado con los militares, la motivación de Tirofijo pierde sus raíces y éste no tiene autoridad para enfrentar a los militares, quienes, según la serie, fueron respaldados por Gaitán". Sin hilar tan delgado los productores de la serie se basaron para la elaboración del guión, no sólo en la obra "El Bogotazo, memorias del olvido" de Arturo Alape, reconocida como la investigación más serla sobre el tema sino en 29 libros más. Tan sólido respaldo documental permitió a los realizadores garantizar un alto nivel de fidelidad histórica de la serie, y sólo aceptar de parte de Gloria Gaitán las sugerencias en los aspectos formales sobre la ambientación hogareña. Como respuesta a las quejas de Gloria Gaitán en el sentido de que no habían sido acatadas sus sugerencias sobre aspectos ideológicos de la serie, el director de la misma, Jorge Alí Triana, afirma que "la condición de hija del caudillo no le permite a ella asumir una adecuada distancia histórica con los hechos".
Además de la ofensiva critica desatada por Gloria Gaitán, su madre, Amparo Jaramillo, está dispuesta a evitar que todo quede a nivel de una polémica pasajera. Consultando con sus abogados ha decidido entablar una demanda en contra de los realizadores de la serie, a quienes ella acusa de estar destruyendo el patrimonio politico que dejó su esposo. Aunque esta demanda colocaría a un juez de la República en la muy difícil situación de aplicarle los códigos a un problema ideológico, nadie puede desconocer que tanto la esposa como la hija de Jorge Eliécer Gaitán están en todo su derecho de defender la imagen que ellas tienen de él.
CORTA PERO COSTOSA
Más allá de todas las controversias que generó y seguirá generando la serie, lo cierto es que la reconstrucción del asesinato de Gaitán se convirtió en un "hit" que coincidió con la celebración de los 30 años de la televisión colombiana. Para quienes pudieran tener dudas sobre el éxito de La serie, basta decir que una encuesta realizada por Invamer reveló que solamente en Bogotá y Medellín el 59.6% de los televidentes siguió minuto a minuto los detalles del primer episodio.
Pero si la audiencia es millonaria, los costos de producción no lo han sido menos. Para cada capitulo, cinco en total, se invierte un promedio de 2 millónes 250 mil pesos. Esta suma cubre, entre otras cosas, la contratación de 300 extras, el trabajo de 80 actores y técnicos durante 14 horas diarias, tres veces a la semana en exteriores y dos en estudio, aparte de un trabajo posterior de edición que dura aproximadamente 30 horas por capítulo.
La serie tiene además el valor histórico de presentar por primera vez juntos casi todos los documentos fílmicos--cerca de 50 minutos--sobre el episodio del 9 de abril, principalmente el de los hermanos Acevedo.
Pero más allá del mismo valor histórico de los documentos, está el de haber superado un tabú. El reto consistía en "recuperar la historia para los que la vivieron, y reconstruirla para los que no", según palabras de Arturo Alape. Pero esto no era fácil. El pasado presenta características muy sui generis. La violencia en Colombia ha sido el telón de fondo de más de una generación. A diferencia del nazismo, que produjo en los alemanes un sentimiento de culpa que los obligó a enfrentar su pasado, en Colombia el Frente Nacional anestesió las heridas, brindando a todos los colombianos la oportunidad de considerarse víctimas. La serie de Eduardo Lemaitre obviamente no será suficiente, ni pretende serlo, para que los colombianos que vivieron la violencia asuman la responsabilidad que a cada uno le corresponde. Pero, por lo menos, como lo sostiene Carlos José Reyes, libretista de la obra, "estamos abriendo la puerta para que el país se enfrente con su historia reciente" -
DE MARGARITO A GAITAN
La versatilidad de los actores colombianos parece haber quedado plenamente comprobada con el montaje de la miniserie "El Bogotazo".
Muchos tuvieron que salir de un papel completamente diferente para entrar a hacer parte del elenco sobre los sucesos del 9 de Abril, y otros, seguir con sus trabajos en telenovelas o en teatro y repartir su tiempo.
Mariano Ospina Pérez, interpretado por el joven actor Víctor Mallarino, quien está realizando un papel de galán en otra serie, tuvo que quitarse el bigote y someterse a usar una gomina blanqueada en cada capítulo porque no podía blanquearse el pelo de manera permanente mientras dure la grabación de la serie. Su actuación ha parecido excelente, aunque para muchos resulta una cara demasiado joven en relación con la del político conservador en aquella época. Gloria Zapata, la intérprete de Amparo Jaramillo de Gaitán, recurrió a los consejos de la propia señora de Gaitán y su actuación es fiel. Iván Rodríguez aunque dista físicamente de parecerse a Carlos Lleras Restrepo, logró tomar gestos y expresiones corporales idénticas como la manera de fumar y mantener el cigarrillo en la boca.
Sinembargo, el actor que más ha asombrado a la audiencia, ha sido Edgardo Román, quien cuarenta y ocho horas antes se había desempeñado como "Margarito Bailón", en la telenovela "Pero sigo siendo el rey".
Muchos televidentes llegaron a dudar de que se trataba de la misma persona. Edgardo Román, quién lleva 10 años como actor profesional, dijo a SEMANA, que terminó el ensayo del último capítulo de la telenovela a las 12 del día, se fue a una peluquería y llegó a las 2 de la tarde a interpretar a Gaitán. Llevaba tres semanas leyendo sobre el caudillo, hablando con gente que lo habia conocido y sobre todo oyendo a través de walkman, los discursos de Gaitán, para lograr un timbre de voz similar. Esta ha sido la parte más difícil del trabajo, ya que según afirma Román si pierde alguna palabra, se tiene que volver a comenzar la grabación, porque perder el hilo del discurso implica interrumpir la gesticulación. No sólo la memorización de apartes de cinco discursos sino el aprendizaje de gestos y actitudes que pesan sobre sus hombros como actor principal, hacen que su papel sea singularmente comprometedor.
A pesar de agotadoras jornadas de grabación de más de 12 horas diarias, continúa su papel en la obra de teatro del TPB "Ejercicios para equilibristas". Para Edgardo Román la interpretación de Gaitán es, sin lugar a dudas, el papel más importante de su carrera hasta hoy, y la gente ya comienza a identificarlo en la calle con el caudillo liberal.
CUESTION DE PARECIDOS
Sin duda alguna los primeros comentarios sobre la serie "El Bogotazo" tuvieron que ver con la caracterización de los personajes.
Blanca Jaramillo, "la rubia de las manos de oro", como se le conoce en el medio, es la persona que capítulo tras capítulo, se encarga de lograr los parecidos . Anteriormente, "Revivamos nuestra historia", no lograba despertar interés en el televidente en cuanto al maquillaje, ya que sus personajes no eran más que figuras de museo y pocas diferencias se encontraban entre los cachumbos de Caballero y Góngora y los del Virrey Solis. Con Gaitán sucede lo contrario: muchos de los personajes aún viven y las imágenes de los acontecimientos de "El Bogotazo" se recuerdan con lujo de detalles.
Para Blanca Jaramillo, la maquilladora, es más fácil caracterizar un personaje como Bolivar "del cual existen más de 20 pinturas diferentes y finalmente puede quedar parecido a cualquiera de ellas", que transformar a un joven como Víctor Mallarino en un Mariano Ospina Pérez, el canoso Presidente.
La caracterización de personajes no consiste simplemente en maquillar.
Escogido el tema, Blanca Jaramillo debe realizar un estudio iconográfico, identificar el temperamento y las actitudes de los personajes para tratar de reflejarlos en el rostro del actor.
Blanca cuenta a SEMANA, que en esta ocasión vaciló en tomar la responsabilidad de las caracterizaciones, ya que la importancia de los personajes que intervenían y el hecho de que muchos aún estén vivos, implicaba grandes compromisos.
HABLAN LOS REALIZADORES
Arturo Alape, autor de "El Bogotazo, memorias del Olvido" Jorge Alí Triana, director del TPB; y Carlos José Reyes, guionista de la serie, son los responsables de los libretos, los actores y, en general, de la reconstrucción de los hechos narrados en el espacio "Revivamos nuestra historia", sobre el 9 de abril. SEMANA los entrevistó
SEMANA: Las primeras criticas que se hicieron al programa se refirieron por una parte a detalles de los diálogos que algunos testigos han desautorizado,y por otra parte a la forma misma en que se produjo el asesinato a la salida del edificio de las oficinas de Gaitán. ¿ Qué respuestas tienen ustedes a estas críticas?
R.:Lo que la gente que hace esas críticas parece no entender,es que cuando montamos esta obra lo hicimos no pensando en reconstrucciones milimétricas de movimientos y diálogos, sino en una dramatización, que, eso sí, se basara lo más posible en la realidad. Sobre el asesinato mismo, lo reconstruímos con base en el testimonio del mejor de los testigos: Plinio Mendoza Neira, quien estaba al lado de Gaitán a la hora del crimen.
S.: Sobre eso que ustedes llaman dramatización, muchos se han preguntado si existe alguna intencionalidad por parte de ustedes al presentar una escena excesivamente larga del médico lavándose las manos cuando se dispone a operar al jefe liberal. ¿Existe esa intencionalidad?
R.: El problema fue básicamente a la hora de la edición. Jorge Alí estaba editando y después de trabajar durante casi 30 horas seguidas, descubrió que al primer capítulo le faltaba un minuto y medio para completar el tiempo mínimo exigido por Inravisión. Entonces, optó por darle una mayor duración a la escena de la lavada de las manos. Esa es la explicación, pero no discutimos que sea un error ni pretendemos justificarnos.
S.: Y respecto a las fuertes críticas que ha formulado Gloria Gaitán, ¿qué piensan ustedes?
R.: En realidad lo único que podemos decir es que ella revisó los libretos del primer capítulo y sugirió una serie de cambios en cuanto a la ambientación de la vida del hogar de los Gaitán, que fueron tenidos en cuenta. Pero parece que ella no está de acuerdo con otros detalles más bien políticos, Entendemos que la empatía de ella hacia su padre le impida tomar una distancia adecuada para apreciar lo sucedido, pero no podemos aceptar esas críticas.
S.: Todo el país parece coincidir en el hecho de que se ha roto un mito al tratar, dramáticamente, el tema del Bogotazo en televisión . ¿Por qué creen ustedes que no se había hecho antes? R.: Pensamos que en buena parte porque el país había entrado en una especie de amnesia colectiva desde finales de los años cincuenta. Esa amnesia se profundizó en 1962, cuando partidos políticos y medios de comunicación optaron por pactar una especie de borrón y cuenta nueva, que impedía hablar de los hechos sucedidos antes de 1962. Se temía que la remembranza del 9 de abril, en particular con las imágenes de la televisión, reviviera en las gentes el rencor y los odios. Esto no sólo pasa con Gaitán. En general, Colombia le teme a su propia historia.