HISTORIA DE UNA FRUSTRACION

10 años después, la reedición de "Camilo: el cura guerrillero" abre heridas cicatricadas.

4 de enero de 1988


"Esta larga, densa, meticulosa, apasionada biografía de Camilo Torres Restrepo no es otra cosa que la historia de una frustración. Veintiún años después de muerto su protagonista, lo que queda de su vida y de su obra es algo tan tenue, tan inasible, en apariencia tan poco propicio para una narración de 300 páginas (sin contar 20 más de enumeración de fuentes), como es el recuerdo de una posibilidad, la nostalgia de una promesa:
más da una flor. Flota la sospecha de que tal vez todo lo que había para decir cabía en el subtítulo: (del libro) "el cura guerrillero". Con estas frases comienza el epílogo del periodista Antonio Caballero a la reedición, diez años después, de la que se considera la mejor biografía sobre Camilo Torres Restrepo.

Una editorial nueva, El Labrador, inaugura su trabajo con una historia vieja, olvidada y desconocida totalmente por las nuevas generaciones. El autor de la biografía Walter J. Broderick, ex sacerdote australiano, radicado en Colombia desde 1969, expresa en el prefacio a esta segunda edición los que considera, en la actualidad desaciertos de su obra. En primer lugar, el resumen de la situación política de la época un tanto mecánico y maniqueo. Y en segundo término, la admiración sin reservas por el Ejército de Liberación Nacional, ELN, con la que se topa el lector a lo largo de las 306 páginas del libro y que es hoy tan sólo un testimonio del entusiasmo que despertó este grupo guerrillero en ese cuarto de hora de fama y gloria que vivió en la década de los 70.

La reedición incluye novedades: fotografías inéditas tomadas por el grupo guerrillero durante la corta permanencia de Camilo en sus filas y el epílogo de Caballero titulado "La ejemplar vida fracasada de Camilo Torres Restrepo", en la que se entremezcla la admiración por el trabajo de Broderick con la "desadmiración" por ese grupo guerrillero que se fue por el "despeñadero de la tiranía personal y el canibalismo revolucionario" y que hoy vive prósperamente gracias a la vacuna petrolera que impuso en el Arauca. Lo que queda en el ELN de Camilo Torres, dice Caballero, son los curas: "Curas aragoneses de cruz y metralleta, feroces y fanáticos como los curas conquistadores del siglo XVI que vinieron, ellos también, a salvar a América por la fuerza".

El libro de Broderick se puede ubicar como el primer texto de periodismo investigativo, tan de moda en la actualidad, realizado en Colombia y además, como el mejor ejemplo de que la historia pueda y deba contarse sin esperar a que sus protagonistas desaparezcan del escenario. El trabajo, sin embargo, no fue nada fácil. Los 5 años que gastó Broderick reconstruyendo la vida, obra y milagros del que se considera el "Che Guevara del cristianismo", estuvo sembrado de espinas. La izquierda lo acusaba de ser un agente de la CIA y los militares un tipo altamente sospechoso por sus vinculaciones con la izquierda. Si algo salvó a Broderick fue el hecho de que su investigación no tenía dueño criollo. La casa editorial New York Doubleday contrató con él la investigación por considerar este trabajo como un excelente producto comercial. Era la época en que los cristianos de Estados Unidos mostraban su beligerancia luchando contra la guerra del Vietnam, y qué mejor historia que la de un joven de clase media que decide ser cura, funda un movimiento político, el Frente Unido, termina en las selvas de un país subdesarrollado metido en la guerrilla, y muere en su primer combate.

Si el libro "Camilo: el cura guerrillero" levantó ampolla en su primera salida, en esta reedición no sólo abre heridas ya cicatrizadas, sino que se convierte en un excelente material para entender los principios de esa guerrilla que sigue subsistiendo a pesar de su fanatismo, de sus métodos canibalescos, de su miopía política y, en síntesis, de su práctica antirrevolucionaria.

Si en el plano político y personal la biografía de Camilo Torres, escudriñada en forma impecable por Broderick, muestra pocos logros a nivel político, militar o eclesiástico, se podría concluir con la frase de Antonio Caballero: "No es la suya una vida fracasada; sino una vida hecha con lo mejor que puede haber en un hombre de voluntad, de amor y de fidelidad a si mismo".--