LIBROS
Llegaron los bárbaros
Un ensayo sobre las grandes mutaciones que ha tenido la cultura en los últimos años.
Alessandro Baricco
Los bárbaros
Anagrama, 2011
252 páginas
El mundo ha cambiado radicalmente. Los valores, la idea de cultura no son los mismos de hace 30 años. En un reciente ensayo, Mario Vargas Llosa planteaba que estamos viviendo en una 'civilización del espectáculo' en la que el entretenimiento y la banalización son la medida de todas las cosas. Para él, una tendencia casi irreversible está destruyendo los ideales en los cuales se formó: "La vida no es sólo diversión, también drama, dolor, misterio y frustración". Vargas Llosa juzga el presente a partir de un pasado que anhela. De cierta forma su crítica es conservadora. En Los bárbaros, Alessandro Baricco parte de la misma premisa: el mundo actual ha sufrido una mutación. Ese mismo mundo perdido de Vargas Llosa con sus valores de duración, autenticidad, profundidad, continuidad y búsqueda del sentido de la vida y del arte. Para Baricco, la mutación ocurrida es obra de "los bárbaros" que triunfaron con sus nuevos valores: lo superficial, lo efímero, el artificio, la espectacularidad y el éxito. Para ellos, vivir ya no consiste en una experiencia, sino en hacer surfing: navegar veloces de una cosa a otra, de una tecla a otra, sin detenerse, en la superficie. Parten de la misma premisa pero Baricco, a diferencia de Vargas Llosa, no anhela el pasado, no se lamenta. Antes que una crítica, con su libro pretende más bien decirnos cómo son las cosas ahora, en qué consiste el cambio. O, como el mismo lo dice, "hacer el retrato del mutante y la fotografía del bárbaro".
El modelo en el cual se inspira Baricco para su análisis es tomado del pensador alemán Walter Benjamin que, hasta su muerte en 1940 y acosado por los nazis, intentó comprender en qué estaba convirtiéndose el mundo. A Benjamin le interesaba estudiar ese momento preciso en que una civilización encuentra el punto de apoyo para rotar sobre sí misma y transformarse en un pasaje nuevo e inimaginable. Fue el primer interesado en fotografiar el devenir y para ello tuvo en cuenta todos los elementos de la cultura, desde los carteles publicitarios hasta los escritos de Baudelaire, sin dejar por fuera a Mickey Mouse. Para él, el ADN de una civilización se construye no solo con las escalas más altas de su pensamiento, sino también con las más insignificantes. A la manera de Benjamin, Baricco se propone mostrarnos la mutación bárbara en tres ámbitos específicos: el vino, el fútbol y los libros.
El vino, elaborado exclusivamente por los franceses y los italianos hasta la Segunda Guerra Mundial, empezó a ser producido por los norteamericanos que lo conocieron en el campo de batalla. Un vino sin complejidades, ni asperezas, ni molestos taninos, pero de buen color, buen aroma, alta graduación y efectos inmediatos, aunque poco memorables. Un vino "hollywoodense", "sin alma", que se ha convertido en fenómeno planetario. Dice Baricco: "es como si la idea de belleza fuera sustituida por la espectacularidad; es como si se privilegiara la técnica frente a la inspiración, el efecto frente a la verdad". El fútbol, siguiendo el modelo americano del deporte y adaptado al lenguaje televisivo para ampliar el mercado y multiplicar el consumo, ha suprimido al jugador número diez que era el talento, el arte, la excepcionalidad, lo irracional. "Para mí, la imagen sintética es la de Baggio en el banquillo". Los libros: para Baricco, lo "bárbaro" se da con el auge desmesurado de libros que no son libros y que son comprados por lectores que no son lectores. Libros que remiten al mundo de la publicidad, de la televisión, del cine, del periodismo, en fin, a secuencias transversales, a otras narraciones distintas a la expresión y a la palabra escrita.
El vino, el fútbol y los libros: la primera parte del ensayo nos muestra cómo luchan "los bárbaros", cómo hacen el "saqueo". En las siguientes, con la descripción de Google y de la Gran Muralla China, vemos una panorámica completa de la invasión, la entendemos en toda su dimensión. Vale la pena esta obra esclarecedora y provocativa, hecha a la manera de un blog, llena de interpelaciones y guiños al lector. Por fortuna está escrita con el lenguaje de "los bárbaros".