CINE
La boda
Una muchacha de origen paquistaní y criada en Europa debe negociar su existencia en ambas culturas al momento de escoger un marido. ***
Título original: Noces
País: Bélgica, Paquistán, Luxemburgo
Año: 2016
Director: Stephan Streker
Actores: Lina El Arabi, Sébastien Houbani, Babak Karimi
Duración: 98 min
La considerable fuerza de esta película reside sobre todo en Lina El Arabi, su actriz principal, que se bandea entre la fragilidad y la terquedad de una manera dramática y creíble. Con sus ojos muy grandes y brillantes, y su seriedad y desgarramiento interno, El Arabi le da un rostro humano al choque de culturas que constituye uno de los grandes conflictos de la Europa del presente.
El director belga Stephan Streker inicia su filme con un anuncio, aclarando que lo que veremos se basa libremente en casos reales, y luego nos introduce al universo de Zahira, hija de inmigrantes paquistaníes que vive a medio camino entre la cultura tradicional de sus padres y la cultura moderna de la Europa francófona actual.
Esa situación intermedia, incómoda y compleja, da pie a la pregunta fundamental en el centro de La boda: ¿es posible que una cultura que atesora los lazos familiares, el honor y la tradición logre conciliarse con otra que considera la libertad e independencia individual sus valores supremos (y viceversa)?
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Es una cuestión que se examina a fondo, mostrando una panorámica de lo que está en juego, sus resonancias afectivas, sociales y emocionales, lo que tiene de problemático y de injusto.
La primera imagen es el rostro de la protagonista en un ambiente estéril, haciéndole preguntas a una mujer que nunca se ve sobre lo que implica un aborto. ¿Sabe si la criatura tiene alma? ¿Ya le late el corazón? ¿Le parece grave sacar a un bebé? Pero la voz incorpórea responde seca e impacientemente: “Sacamos un embrión, no un bebé”.
Este primer diálogo permite entender, con relativa sutileza, el carácter dual de los migrantes como Zahira: fluidos en dos idiomas y formas de pensar, están paralizados para escoger cuáles de eso valores contradictorios los guiarán en sus decisiones vitales.
A partir de ahí, La boda retrata el mundo de Zahira, a su hermano con quien tiene una relación franca, a su hermana menor, a sus padres que la quieren y que dan por sentado que ella, al igual que ellos, hará parte de ese mundo ancestral con más obligaciones que derechos.
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Parte fundamental de ese mundo es el matrimonio y, a los 15 años, la muchacha ya está en edad. Así que, como una gran concesión, le presentan tres candidatos. Para los padres, permitirle elegir representa un gran avance, frente a las miles de parejas que se conocen el día de la boda y se mantienen juntas hasta la muerte. Pero a Zahira esa vida que su familia le muestra como inescapable no la convence.
El problema es que no casarse tiene implicaciones para todos. “Si no defiendes tu honor, estás muerto. Si pierdes la honra, pierdes todo”, señala la muchacha. Es un código que en las calles limpias y pavimentadas de Francia puede sonar arcaico, pero que para la generación de los padres de Zahira es absolutamente real.
Streker retrata el conflicto con calidez y con chispazos de humor negro, señalando repetidamente que la mentalidad europea simplemente no tiene las herramientas para entender ese otro universo de valores que le resulta esencialmente extraño.
CARTELERA
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