Poetas suicidas
Poetas suicidas
CERRAR LA PUERTA VARIOS
SELECCION Y PROLOGO DE JUAN MANUEL ROCA HOLDERLIN,
MEDELLIN, 1993, $8.500
EL OFICIO DEL poeta, más que cualquier otro, puede llevar al suicidio. Ya lo dijo con toda lucidez Jorge Luis Borges, en un poema estremecedor titulado "El poeta declara su nombradía": Mis instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia; Ojalá yo hubiera nacido muerto. Juan Manuel Roca da otra explicación en el prólogo a este libro: "Ocurre que en el largo pastoreo de abismos que es el oficio del poeta, el suicidio se presenta como opción, como tentación desde el más irrompible silencio". Lo cierto es que el poeta busca ensanchar la realidad, revelarla en su totalidad y en ese empeño, al escribir un poema, esta arriesgando su vida, porque la vivencia de esa visión totalizadora no excluye a la muerte. Esta puede el poeta dársela literalmente, pero también suele ocurrir que se la propine de otras formas menos evidentes y definitivas, pero no por ello menos desdichadas.
Sea cual fuere la causa, esta antología demuesra que existe entre los poetas una tendencia a "irse de este mundo pegando un portazo". Roca recoge poemas de 40 que se quitaron vida, pero es claro que la nómina podría ser más extensa. Figuran los suicidas legendarios, como Malcolm Lowry, Nerval, Alejandra Pizarnik, Pavese, Georg Trakl, Von Kleist, Maiacovski (entre estos ¿por qué na fue incluido Lugones?); están otros, cuya último gesto no ha hecho leyenda, como Luis Hernández, David Ledesma o Ana Cristina Cesar. Hay dos colombianos: Carlos Obregón, un buen poeta injustamente olvidado o ignorado y, desde luego, José Asunción Silva.
La lectura de este conjunto de versos, reunido bajo el común denominador del suicidio de los autores, no resulta necesariamente angustiosa o deprimente, porque la intención del antologista no estuvo motivada por el morbo, ni por objetivos apologéticos o moralistas. Registro solamente un hecho: en ese salto mortal, que es escribir un poema, se corre el riesgo de caer y ese riesgo, lo sabe tanto el poeta como el guerrero hace parte del oficio. Así, esta lectura que propone Roca permite vislumbrar instantes luminosos de la experiencia humana, puestos en palabras por quienes se la jugaron toda en ese empeño trascendente.
¡Distribuyan!
EN TIEMPOS de Feria vale la pena destacar el trabajo de un organismo que se ocupa, precisamente, del libro y la lectura. Este organismo es el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, más conocido como Cerlalc, el cual acaba de entregar un paquete muy atractivo.
Dentro de sus funciones, perfectamente descritas en su larguísima denominación, de impulsar la producción y distribución del libro, ha publicado los siguientes títulos: El libro en Colombia (situación y perspectivas), Manual para editores de libros para niños, El texto escolar: cómo aprovecharlo, Lectura y medios de comunicación de masas, La autoedición y, finalmente, un delicioso Glosario del libro y la edición.
Debe señalarse, sin embargo, una contradicción en el trabajo del Cerlalc, para que la tengan en cuenta el director Jorge Salazar Ferro y el editor Luis Rocca Lynn: si una de las funciones primordiales del Centro es la distribución ¿por qué no distribuyen en librerías sus propios libros? Hasta el momento no tienen acceso a ellos sino unos cuantos privilegiados.
Novedades
REPORTAJE A LA ECONOMIA COLOMBIANA
MARCELA GIRALDO SAMPER AURORA, BOGOTA, 1993
LA PERIODISTA Marcela Giraldo entrevistó a 14 personajes, vinculados al tema de la economía. El tema tratado por ellos es la apertura; sus respuestas le permitieron, según las posiciones frente a ella, dividir el material en cuatro capítulos.
En el primero están los gradualistas: José Antonio Ocampo, Gabriel Rosas y Eduardo Torres; en el segundo los moderados: Luis Jorge Garay, Luis Bernardo Flórez y Juan Camilo Restrepo; en el tercero los radicales: Salomón Kalmanovitz, José Fernando Isaza, María Mercedes Cuéllar, Juan Manuel Santos y Rudolf Hommes; en el cuarto los opositores: Eduardo Sarmiento, Héctor Mondragón y Jorge Child. El libro es ágil, gracias al método de preguntas y respuestas, y permite a los profanos formarse una opinión sobre la política económica actual.
COMO ME INFILTRE Y ENGAÑE AL CARTEL
JORGE ENRIQUE VELASQUEZ - OVEJA NEGRA, BOGOTA, 1993
ES ESTE un curioso testimonio de un personaje que cuenta cómo se infiltró en el cartel de Medellín, por cuenta del cartel de Cali, en estrecha vinculación con las autoridades, para entregar a Rodríguez Gacha. Y es curioso por varios motivos: en primer lugar, y a pesar de la cercanía que dice haber tenido con el capo, no revela nada nuevo tal vez sólo que Rodríguez Gacha se suicidó en el momento que lo iban a acribillar; en segundo lugar, está muy bien escrito, cosa que disuena con la personalidad y oficios de Velásquez: en tercer lugar éste declara en cada párrafo que obra sólo por amor a Colombia, lo que suena a falso, dada su trayectoria delictiva anterior y sus lazos con el cartel de Cali; y, en cuarto lugar, luego de haber estado en estrecho contacto con las autoridades y de haber logrado entregar al capo, está hoy preso. Demasiadas contradicciones. Agreguemos otra: existe un comunicado de "los extraditables" en el que lo acusan de la traición. ¿Quién entiende?
LA SUMA DE TODOS LOS MIEDOS
TOM CLANCY. TRADUCCíON DE EDITH ZILLI. CIRCULO DE LECTORES, BOGOTA, 1992
ESTE LIBRO es para quienes gustan de esa literatura de acción, liviana y de simple pasatiempo que, por obra y gracia de todo ello, se convierte en best seller. Su autor, el norteamericano Tom Clancy, ha llegado a vender 30 millones de ejemplares de sus obras. La suma de todos los miedos desarrolla, en 800 páginas, una trama que tiene que ver con el conflicto del Medio Oriente. Hay bandas terroristas, intrigas políticas, maniobras de los servicios de inteligencia, romances, y un gran despliegue de conocimientos militares y del mundo del espionaje.