SABROSO, SIMPATICO, AMENO

LA MODA DE BOGOTA A TRAVES DE SUS LEYENDAS Y PERSONAJES.

15 de abril de 1996

Trajes, historias y leyendas de Santafé Alfredo Iriarte y Carolina Trujillo Fotos de Sergio Trujillo Fondo Cultural Cafetero Bogotá, 1995 $ 38.000 Rosaema Are-nas, directora del Fondo Cultural Cafetero, se ideó una manera agradable y novedosa de presentar la moda en Bogotá, juntando a Carolina Trujillo con Alfredo Iriarte. Ella puso sus conocimientos sobre el tema, las figuras vestidas con los atuendos de la época, las escenografías. Es, en verdad, un trabajo notable tanto de investigación, como de creación y de artesanía. Para este libro seleccionó 35 figuras con sus escenografías. Cada muñeco tiene de 30 a 35 centímetros de tamaño; los objetos de la decoración (muebles, cuadros, espejos) pueden medir cinco centímetros, y menos. Estos y los trajes están confeccionados con preciosismo y rigor. La historia comienza con la peluca virreinal y termina con los años 50 de este siglo, pero hace un énfasis grande en el siglo XIX. Varios de los protagonistas tienen nombre propio y se mueven en su entorno: los marqueses de San Jorge con sus casacas y miriñaques; Nariño y señora a la moda napoleónica; Bolívar y Manuela: él como siempre, ella con uniforme de húsar y ruana de terciopelo negro; el estilo Imperio con Nicolasa Ibáñez. Y Santander como siempre. Desfilan también aguateras, niños, policías, tenderos, obispos y hasta bandidos, como Russi. Cada uno de estos personajes y sus atuendos, cuyas fotos aparecen en el libro, van complementados con sabrosos textos de Alfredo Iriarte, que describen la época, hablan de las costumbres y narran las leyendas y las historias que han hecho época en Bogotá. Hay apuntes memorables como la revelación de la fórmula enjuagues de orina que usaban las santafereñas de todas las clases sociales para tener hermosas cabelleras. Iriarte conoce como pocos el espíritu y los recovecos históricos de la vieja ciudad y sabe contarlos con mucha chispa. La edición merece un comentario: buenas fotos en color, buena diagramación y buen papel. En resumen, se trata de un libro ideal para hojear y ojear en los ratos de locha dominical.