CICLISMO

Nairo Quintana, el ciclista que "piensa en grande y hace en grande"

Perfil del primer colombiano campeón de un Giro de Italia.

1 de junio de 2014
| Foto: AP

"¡Que Nairo nos sirva de inspiración para pensar en grande y hacer en grande!". Así celebró el presidente colombiano Juan Manuel Santos en el Congreso las hazañas del "escarabajo" del Movistar en el pasado Tour de Francia. Menos de un año después Quintana se agrandó en el Giro para lograr el título, el primero en una grande desde la Vuelta de "Lucho" Herrera en 1987.

Las cumbres francesas vieron de qué son capaces los colombianos; las del Giro, también, escenarios de una fiesta que ha tenido un anfitrión único, Nairo Quintana, el mejor escalador del mundo, de 24 años, nacido y criado en Boyacá, un territorio donde se cultiva el talento ciclista.

Desde la década de los años 80, en la que Lucho Herrera y Fabio Parra dejaron en alto el nombre del país en las carreteras francesas y españolas, los colombianos no vibraban tanto con este deporte como lo han hecho este año con Quintana, Urán y Arredondo, el primero de ellos máximo exponente de la nueva generación de "pedalistas cafeteros".

Nairo se presentó en el Giro después de sorprender en el Tour 2013 con el segundo puesto tras Chris Froome, el título de la montaña y el maillot de mejor joven. Su ilusión era volver a Francia a rematar su progresión, pero el equipo le exigió acudir al Giro. ¿Un parón?. "Yo voy dónde diga el que paga", dijo tras conocer su calendario de la temporada.

Nairo nació con el "mal del difunto", provocado por el alma de una persona recién fallecida. Pasó los primeros meses de su vida acosado por diarreas, sin ninguna luz de vida en sus ojos y envuelto en un olor nauseabundo que recordaba continuamente el alma atormentada del muerto.

El problema terminó cuando la madre de Nairo, Eloísa, hizo caso de los consejos de María ,una mujer poseedora de los amplios conocimientos de las virtudes y aportes de las plantas de los montes colombianos. Una infusión, la combitá, elaborada con las raíces de nueve árboles distintos, una pieza de arracacha o zanahoria blanca y u puñado de la tierra natal de Nairo fue la causante del milagro.

Nairo pudo crecer con normalidad. Sus padres se dejaron la vida para que sus hijos salieran adelante con más posibilidades que las de trabajar en el campo. Por eso llevaron a Nairo a la escuela de Acarabuco, a 18 kilómetros de su casa, una distancia que suponía un coste inasumible para la familia. Ahí empezó a crearse un gran campeón.

Guillermo, el padre de Nairo, reparó una vieja bicicleta que usaba para vigilar el ganado y se la entregó para acudir a la escuela. El campeón del Giro no tuvo otra que aprender a montar en bici para recorrer 36 kilómetros diarios a 3000 metros de altitud y hacer frente a unas pendientes con un desnivel medio del 8%.

Cinco años más tarde, Nairo se llevó la victoria, con apenas 20 años, en el Tour del Porvenir, la carrera por etapas más prestigiosa para ciclistas menores de 25 años en la que habían escrito su nombre corredores como Miguel Induráin, Greg Lemond, Dennis Menchov o Laurent Fignon.

Empezó el despegue de un corredor que acapara elogios de Eusebio Unzue, el manager del Movistar. "Es un gran analista, un buen compañero, tiene esas cosas que caracterizan a los líderes y una cabeza privilegiada, posee un gran motor y es valiente", dice el técnico.

"Me recuerda a Miguel Indurain, que te venía al final de la carrera con una fotografía muy precisa de todos los corredores", recuerda Unzue.

Timidez, una tez muy oscura, una amplia sonrisa y una diminuta figura encierran una fuerte personalidad, con coraje para alzar la voz no importa delante de quién".

De nuevo ha vibrado Colombia con sus ciclistas, otra vez Nairo Quintana de primer ídolo nacional. Un hombre que, tan joven, solo sabe cuajar hazañas grandes. El Giro 2014 queda para la historia.