Minuto 26 del primer tiempo. Pase desde la derecha de Dani Alves. En el centro del área chica, Neymar le gana en el salto a Rafael Márquez y cabecea con el parietal izquierdo, girando la cabeza hacia el arco, como ordenan los cánones del buen fútbol.
El balón se dirige como un bólido al palo derecho. Luiz Felipe Scolari alcanza a levantarse y empieza a celebrar cuando Guillermo Ochoa, sin quitar la mirada del esférico, se estira y lo desvía con la mano derecha.
Exactamente sobre la raya de gol, como lo confirmaría después la "Tecnología de la Línea de Gol"
Atajadón.
"La atajada del Mundial", proclamarían después los comentaristas mexicanos. Al final del partido y luego de otras tres paradas igual de importantes, los mismos comentaristas proclamarían a "Memo" Ochoa como héroe nacional.
Algo diametralmente opuesto a lo que ocurría sólo una semana antes.
Corona
Viernes 6 de junio. Falta menos de una semana para que empiece el Mundial. En el Parque Brasil, de la Colonia Roma Norte, Distrito Federal, un grupo de muchachos juega un partidito de fútbol.
Me acerco para hablar de la selección de México y tratar de grabarlos jugando. Inevitablemente, terminamos hablando del partido contra el equipo anfitrión.
¿Cuál es el jugador más peligroso de Brasil?, pregunto. Ninguno duda:
-Neymar.
¿Cuál debe ser el arquero de México para neutralizar a Neymar? Tampoco hay dudas.
-Corona. Jesús Corona.
El arquero del Cruz Azul fue el titular indiscutido de México durante las eliminatorias. Finalista en el torneo local, había ganado Oro Olímpico con México en Londres 2012. Parecía pasar por su mejor momento.
Guillermo Ochoa, por el contrario, se encontraba en el exilio. En más de un sentido.
En 2011, luego de ocho años con el América -uno de los clubes más populares del país- se convirtió en el primer arquero mexicano en llegar a Europa: firmó con el Ajaccio de Francia, uno de los dos equipos profesionales de la Isla de Córcega (el otro es el Bastia).
Pronto se convierte en la figura del Ajaccio. Pero es la estrella de un equipo chico, que a lo máximo que aspira cada año es mantenerse en primera división.
El jugador Javier Aquino celebró con el arquero mexicano el empate ante Brasil. Foto: EFE.
No es considerado el titular indiscutible de la selección. De hecho, en junio de 2013, pidió no ser convocado más "para evitar crear mal ambiente si no tenía garantizada la titularidad" según explicó el entonces entrenador, José Manuel de la Torre.
Es criticado con fiereza. Algunos lo comparan con Carlos Vela, jugador de la Real Sociedad de España, que desde marzo de 2011 se ha negado sistemáticamente a ser llamado a la selección.
El exilio de Ochoa y el del resto de los jugadores europeos se confirmaría cuando Miguel "El Piojo" Herrera tomó las riendas de la selección para el repechaje contra Nueva Zelanda. Sólo llamó a futbolistas que jugaban en México.
Regreso con gloria
Ahora muchos encuentran razones para que "Memo" Ochoa sea el titular de la selección. "Es un atajador. Ante un equipo como Brasil se necesita alguien bueno debajo de los tres palos", argumentan.
En Instagram, la cantante mexicana Thalía publicó esta fotografía y escribió: "Marry me! Excelente trabajo".
Pero la verdad es que, antes del Mundial, casi nadie daba un peso por su titularidad. Ni los muchachos que jugaban un "picadito" en el parque de la colonia Roma Norte, ni los más prestigiosos comentaristas.
Sí, fue incluido en los 23 jugadores de la lista final, pero la camiseta número uno se la asignaron a José de Jesús Corona Rodríguez.
Todo indicaba que, como en el 2010, "Memo" Ochoa tendría que resignarse a ser suplente. En Alemania 2006 había sido el tercer arquero.
El propio Ochoa relataría después la intensidad de la espera por saber quién iba a ser el titular del primer partido, frente a Camerún.
Sólo a último momento lo supo. Y no fue el único sorprendido: buena parte de los periodistas deportivos manifestaron extrañeza ante su inclusión y la de Giovani Dos Santos, dos de los "exiliados" europeos.
Pero ambos se ganaron el puesto con creces. Dos Santos con dos goles -a la postre mal anulados- y Ochoa con una espectacular atajada ante cabezazo de Benjamin Moukandjo al minuto 81. Esta vez no desvía el balón: lo atrapa con ambas manos y luego se acurruca sobre él, como si fuera el objeto más preciado del planeta.
Y Guillermo Ochoa, el arquero que volvió del frío del exilio y que incluso ahora no tiene club tras jugar las últimas tres temporadas con el Ajaccio francés, lo demostró de nuevo este martes, con un partido espectacular ante Brasil. Así lo confirmaría, acezante de cansancio y emoción, ante las cámaras de TV, el trofeo al mejor jugador en su mano.
"Creo que es el mejor partido de mi vida".
Pero muchos acá en México creen ahora que el mejor está aún por llegar.