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Pelé, la estrella del fútbol destinado a brillar desde su adolescencia
Si bien el ‘Rey’ llegó a tener dudas sobre su carrera al inicio, no demoró en consagrarse como uno de los líderes de la generación más exitosa de la historia de Brasil.
El 8 de agosto de 1956 un niño tímido y enfermizo de 15 años llegó a Santos. Poco menos de dos años después, Pelé le regaló a Brasil su primera Copa del Mundo y empezó su coronación como ‘Rey’. El mito nació en la adolescencia. Todo comenzó a 500 kilómetros de esta ciudad portuaria, en Bauru. Fue allí, en esta ciudad del interior del estado de Sao Paulo, donde creció Edson Arantes do Nascimento, nacido el 23 de octubre de 1940 en Tres Corazones, en el vecino estado de Minas Gerais.
Pelé fue educado por doña Celeste y Dondinho, un exfutbolista que abandonó muy joven el profesionalismo por una lesión en la rodilla. Cuenta la leyenda, es decir, el ‘Rey’ mismo, que vio a llorar a su padre el día del Maracanazo cuando Uruguay ganó la Copa del Mundo de 1950 derrotando a Brasil (2-1) en Río de Janeiro, y para consolarlo el pequeño ‘Dico’ -como le decían a Pelé- le prometió ganar un Mundial.
Mientras ello, fue moldeando y puliendo su técnica en clubes más o menos informales durante “peladas”, aquellos partidos en un terreno baldío o en la calle donde echan raíces la alegría del juego y el arte del ‘futebol’. Pelé resplandece, al extremo: para su primer partido con el equipo de Radiun, anotó ocho goles que emocionaron a la Liga de Fútbol Amateur de la ciudad. Como cuenta el periodista Luiz Carlos Cordeiro en su libro “Pelé de Bauru” (1997), la Liga le prohibió ir más allá de la línea media... ¡para no matar el torneo!
El Bauru AC (BAC), el gran club de la ciudad, incorporó al prodigio en su equipo juvenil, el “Baquinho”, que con su goleador compulsivo se paseaba en las competiciones durante varios años. El preadolescente aparece en los periódicos locales.
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Primer partido, primer gol
El entrenador del BAC, Waldemar de Brito, un exprofesional que compitió en el Mundial-1934, creyó en ese incipiente goleador y en su drible veloz con técnica fuera de lo común, hasta el punto de llevarlo a jugar al Santos con apenas 15 años. La madre duda. Para convencer a doña Celeste, ella deliberadamente “habla” de un campo de entrenamiento, como dijo María Lucía, la hermana del ‘Rey’ en la inauguración del Museo Pelé en junio de 2014.
Reservado, serio, talentoso, pero trabajador, el joven delantero hizo su debut profesional el 7 de septiembre de 1956 ante el Corinthians de Santo André (7-1) en un amistoso, apenas un mes después de su llegada. Entró en la segunda mitad y marcó un gol. Como anécdota, era el día de la independencia de Brasil.
Pero la dicha se le escurrió entre los dedos con el equipo junior: perdió un penal en el partido decisivo de una competencia en la que su equipo terminó en el segundo lugar. Moral a cero.
Decepcionado, escribió a sus padres, según la biografía de Alain Fontan El Rey Pelé: “Sé que nunca seré un gran futbolista. Yo no nací para hacer esta carrera. Eso acaba de quedar demostrado”. Se aferra, sin embargo, y se une definitivamente al equipo profesional en enero de 1957. Pero el novato alineó en nueve partidos consecutivas sin poder anotar, su peor racha en 18 años de carrera con el Santos. Sus primeros cuatro meses fueron duros, con apenas 6 goles en 21 juegos.
15 de mayo de 1957
Llega el 15 de mayo de 1957: Pelé irrumpe en las noticias y se libera definitivamente. En el estadio Morumbí de Sao Paulo, Santos goleó 3-0 al Palmeiras con dos goles del adolescente. El primero fue sensacional, un tiro cruzado frente al cual cayó desmayada la prensa paulista. Su nombre comenzó a aparecer en los diarios. Un mes después de este primer sismo en la megalópolis, la réplica se sintió en Río.
Con un equipo combinado, Pelé le marcó dos goles al Belenenses (6-1). La prensa carioca se maravilla. Silvio Pirillo, el ojeador de la Seleção, comienza a seguirlo con miras al Mundial Suecia-1958.
Y todo empieza a ir rápidamente: desde el 7 de julio, Pelé se viste con la auriverde brasileña en el Maracaná. Argentina ganó (2-1) ese amistoso, pero el joven sustituto marcó el del empate parcial. Tres días más tarde en la revancha en el Pacaembú de Sao Paulo y titular por primera vez, marcó en la victoria 2-0. La historia del futuro y único triple campeón del mundo se ponía en marcha.
A finales de 1957 se da por cierta la aparición del fenómeno: Pelé termina como el máximo goleador del Campeonato Paulista. “En mi primer campeonato anoté 36 goles (en 29 juegos, incluidos los preliminares), para un niño de 16 y 17 años, fue una gran hazaña”, recordó en la página del Santos. O uno de los últimos pasos hacia el trono de la Copa del Mundo.
Con información de AFP.