El duelo de Millonarios y Nacional tiene grandes antecedentes que lo convierten en uno de los partidos más atractivos entre los aficionados del fútbol colombiano.
Desde 1948, bogotanos y paisas se han enfrentado en 238 partidos, con un balance de 94 victorias azules, 68 triunfos verdes y 76 empates.
El inicio de una rivalidad
Aunque verdolagas y embajadores ya habían disputado numerosos partidos, el 26 de abril de 1989 es considerada la fecha en que creció la puja entre estos dos equipos.
En un partido entre Atlético Nacional y Millonarios por los cuartos de final de la Copa Libertadores nació una de las rivalidades más encarnizadas entre dos equipos pertenecientes a diferentes ciudades. El motivo fue un controvertido arbitraje del chileno Hernán Silva.
Atlético Nacional con un empate pasaba a la siguiente ronda del torneo continental, mientras que Millonarios estaba urgido por una victoria. Al minuto 67 del encuentro hubo un penalti claro de René Higuita sobre Arnoldo Iguarán que el árbitro chileno no sancionó.
Luego del suceso el partido se le salió de las manos y al final del mismo fue buscado por los jugadores del equipo embajador que tenían la intención de agredirlo. Nacional por su parte avanzó a semifinales y más adelante logró ser el primer equipo colombiano en alzar la copa continental.
Durante mucho tiempo se especuló sobre la presunta mano que pudo haber metido el narcotráfico en el partido por parte de ambos equipos, uno con nexos con el Cartel de Medellín que lideró Escobar y el otro del ‘Mexicano’ Rodríguez Gacha, que a su vez generó un duelo entre paisas y rolos que hoy se hace latente, no solo en el fútbol, sino lastimosamente en la sociedad.
Más allá del juego
Se habla que cuando el volante de Millonarios Eduardo Pimentel visitaba el Atanasio Girardot, los locutores de Medellín no mencionaban su nombre y lo identificaban como el jugador de la camisa 4.
Pero los improperios eran de parte y parte. Cuando el delantero Víctor Aristizábal llegaba al Campín, los insultos eran el permanente ambiente que se vivía en El Campín.
Y la historia se cuenta con otros nombres: Mauricio Serna, Pájaro Juárez, Andrés Chitiva, Andrés Escobar, entre otros; futbolistas que eran amados por muchos y odiados por otros.
En los últimos años y con el crecimiento de las barras en el fútbol colombiano apareció en Medellín y en toda Colombia la barra Los del Sur para alentar a Atlético Nacional, mientras que en Bogotá los Comandos Azules y Blue Rain nacieron para acompañar a los azules.
Aunque no se puede estigmatizar a las barras, muchos de sus integrantes o quienes se hacen pasar por ellos se han enfrentado dentro y fuera de las canchas en hechos que trascienden el fútbol y que hoy cuentan un capitulo triste de la historia del balompié nacional.