El delito por el que acusan a Google es el de regalar sus productos. Por increíble que parezca, es una “práctica injusta”, en opinión de Microsoft y un grupo de compañías aliadas, las que han solicitado a la autoridad antimonopolios europea que investigue a su rival porque está apoderándose del mercado de telefonía móvil al obsequiar el sistema operativo Android.
El recientemente creado grupo FairSearch, que integran también Nokia, Oracle y otras importantes compañías, aseguró que la estrategia de Google es “dominar el mercado móvil y cimentar su control sobre los datos de los consumidores en internet para la publicidad en línea”, en un comunicado expedido la semana pasada.
Dominar el mercado y aprovechar esta posición para fortalecer aún más sus productos es una acusación que ha caído muchas veces sobre los mismos que ahora acusan a Google. Microsoft, por ejemplo, ha sido juzgada en Europa más de una vez por prácticas monopólicas.
Lo que parece haber de fondo es la alarma en el negocio de la telefonía móvil por el crecimiento imparable del sistema operativo Android, propiedad de Google, y que gracias a su imbatible precio cero está presente en más del 70 por ciento de los terminales móviles del mundo.
Regalar el sistema operativo ha sido una inteligente jugada de Google, pues con ello extiende al mundo de la movilidad su dominio en el carnudo negocio de la publicidad en las búsquedas en internet, en donde reina casi solitario sobre un mercado que factura, solo en Estados Unidos, más de 2.600 millones de dólares al año, según el más reciente reporte de Pew Research.
La cuota de Google en dicho mercado es del 93 por ciento. Y ante la aparente imposibilidad de rasguñar ese dominio con su buscador Bing, Microsoft ha decidido acudir a las estrategias jurídicas para intentar una maniobra que le permita competir en la línea de negocio que promete ser la más interesante en el futuro, la de la publicidad en internet.
Estimaciones de eMarketer indican que el mercado de la publicidad en línea crecerá 77 por ciento durante el próximo año y que el gasto en publicidad en internet constituirá el 14 por ciento del total de la inversión publicitaria para 2017. Tras muchos años de promesas incumplidas, la publicidad en línea ha empezado a generar facturaciones realmente importantes y nadie quiere perderse la fiesta.
Los acusadores, liderados por Microsoft, argumentan que Google obliga a sus clientes (es decir, a los fabricantes de teléfonos que optan por instalar el sistema operativo Android en sus aparatos, como Samsung, LG, Sony y otras compañías) a instalar también su buscador y otras aplicaciones de la casa, tales como YouTube, en las que radica el negocio de la publicidad en línea, que ha convertido a Google en el nuevo rey del mundo informático.
Europa era el mejor escenario para demandar a Google, puesto que las regulaciones antimonopolio allá son las más estrictas y, de hecho, ya la comisión europea tiene abierta una investigación contra Google desde 2010 por posible violación de normas comunitarias en el manejo de la publicidad y de la información de terceros.
No obstante, analistas expertos consideran que la empresa norteamericana tiene en Europa un escudo protector que podría resultar definitivo; Apple, el fabricante de los famosos teléfonos iPhone y las tabletas iPad, tiene una presencia muy fuerte en los mercados móviles europeos, con su sistema operativo iOS, por lo que no es tan fácil declarar a Google como monopolio, al menos en el viejo continente.
La queja de FairSearch es, por ahora, solo un capítulo más en la batalla de los grandes por el negocio de internet, un negocio en crecimiento que por ahora Google parece ser el único capaz de explotar.