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Innovación: la clave para la reactivación
Aunque viene creciendo la inversión en actividades de ciencia y tecnología y las empresas emplean más personas en esas áreas, la regulación excesiva es un obstáculo crítico para esta actividad.
En la última década, la innovación se ha consolidado como un pilar fundamental para el crecimiento económico y la competitividad de las naciones. En Colombia, este componente es aún más crucial dado el contexto de recuperación pospandemia y la necesidad de revitalizar diversos sectores productivos. No obstante, los datos revelan una realidad alarmante: mientras que los países de la Ocde invierten en promedio un 3,01 por ciento de su PIB en investigación y desarrollo (I+D), Colombia apenas destina el 0,21 por ciento, una cifra que ha disminuido desde el 0,26 por ciento registrado en 2017.
Este bajo nivel de inversión sitúa al país en una posición desventajosa frente a sus pares regionales como Chile y México, que han mantenido una inversión más constante en I+D. Sin un incremento significativo en esta área, Colombia corre el riesgo de quedarse atrás en la carrera global por la innovación y la competitividad.
A pesar de este contexto, algunos sectores han demostrado que es posible avanzar. Por ejemplo, según el Ranking de Innovación de la Andi en su edición de 2024, las empresas colombianas medidas allí lanzaron 7.583 productos o servicios innovadores, con un enfoque significativo en sectores como alimentos y bebidas, salud e industria 4.0. Estos lanzamientos no solo contribuyen a la diversificación de la economía, sino que también demuestran el potencial de la innovación para generar valor y crecimiento incluso en tiempos difíciles.
Otro indicador clave del impacto de la innovación es el porcentaje de ventas derivadas de actividades de ciencia, tecnología e innovación (CTI), que alcanzó el 13,08 por ciento del total de ventas en 2023. Además, la creación de 68 spin-offs y 6.474 nuevos empleos relacionados con CTI revelan el dinamismo del ecosistema innovador, aunque todavía queda mucho por hacer para expandir estos beneficios a un mayor número de empresas.
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No obstante, las barreras persistentes no pueden ser ignoradas. La regulación excesiva sigue siendo un obstáculo crítico, afectando al 48 por ciento de las empresas medidas en el ranking, que reportaron dificultades para innovar debido a la rigidez regulatoria. Este entorno regulatorio no solo limita la capacidad de las empresas para adaptarse rápidamente a nuevas oportunidades, sino que también desincentiva la inversión en proyectos innovadores que podrían tener un impacto significativo en el desarrollo económico del país.
Para superar estos desafíos, es esencial que Colombia adopte un enfoque más proactivo y flexible hacia la innovación. La implementación de sandboxes regulatorios, por ejemplo, permitiría a las empresas experimentar con nuevas tecnologías y modelos de negocio sin las restricciones que actualmente enfrentan.
Asimismo, es crucial que se incremente el presupuesto público destinado a la ciencia y tecnología, que ha mostrado una preocupante tendencia a la baja, proyectándose en solo 0,01 por ciento del PIB para 2025.
Además, la colaboración entre los sectores público, privado y académico debe fortalecerse para maximizar los recursos y capacidades existentes. Aunque las universidades representan el 30,8 por ciento de la inversión en investigación y desarrollo, su potencial aún no se aprovecha al máximo debido a la falta de inversión sustancial del sector empresarial, que destina menos del 10 por ciento de su inversión total a proyectos colaborativos con estas instituciones.
En conclusión, la innovación es la vía más efectiva para que Colombia no solo se recupere económicamente, sino que se posicione como un líder regional en tecnología y desarrollo. Sin embargo, esto solo será posible si se superan las barreras actuales, se adoptan políticas que promuevan una inversión sostenida en I+D, se flexibilizan las regulaciones y se crean incentivos que realmente motiven a las empresas a innovar. El futuro económico de Colombia depende de nuestra capacidad para innovar hoy y los datos lo confirman: invertir en innovación es invertir en el futuro del país.