Marcelo Odebrecht, un ejecutivo de 47 años, expresidente de la constructora Odebrecht, recibió el mayor golpe de su vida. | Foto: A.F.P.

ESCÁNDALO

La caída del todopoderoso Odebrecht

La mayor compañía de ingeniería de América Latina está pasando un trago amargo. Su expresidente fue condenado a 19 años y varios países anunciaron auditorías a sus contratos. En Colombia está en la mira.

12 de marzo de 2016

Marcelo Odebrecht hasta hace poco era un poderoso hombre de negocios, cabeza de la constructora Odebrecht, la mayor firma de ingeniería de Brasil y de América Latina. Pero la semana pasada sufrió el mayor revés de su vida cuando un juez lo condenó a 19 años y cuatro meses de prisión por el escándalo de corrupción que envuelve a Petrobrás, la petrolera más grande de la región.

Los cargos son apabullantes. El empresario fue hallado culpable de asociación para delinquir, lavado de dinero y corrupción pasiva por el pago de más de 30 millones de dólares en sobornos a funcionarios del Estado y empleados de Petrobrás. Según las imputaciones, el ejecutivo manipulaba los contratos junto con otras empresas del sector, para inflar los precios y ganar las licitaciones. Dalton Avancini, presidente de Camargo Correa, otra de las empresas involucradas y quien también está detenido, afirmó que Odebrecht lideraba un ‘club’ de 23 compañías que obtenían de manera fraudulenta muchas licitaciones.

Este es uno de los más recientes episodios en el que un alto ejecutivo resulta involucrado en un escándalo de corrupción y sobornos destapado hace dos años en Brasil por la operación Lava Jato (lavado de carros), que está haciendo rodar cabezas de personalidades del mundo empresarial y político. Hasta el momento hay condenadas más de 60 personas.

El asunto tiene acorralado al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, que afronta un proceso de destitución en el Congreso. Además, llevó a que las autoridades detuvieran por unas horas para rendir indagatoria al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores. El exmandatario está bajo sospecha de haber recibido 8 millones de dólares por parte de firmas constructoras, entre ellas Odebrecht. Las acusaciones son tan serias que la Fiscalía de Sao Pãulo pidió la semana pasada prisión preventiva para Lula da Silva. Esto daría al traste con sus aspiraciones de participar en las elecciones de 2018.

Pero este drama apenas comienza. Los abogados de Marcelo Odebrecht han dado a entender que su defendido estudia la posibilidad de acogerse a la figura de la delación para rebajar su pena. Su padre, Emilio Odebrecht, le dijo en una entrevista a la revista Época que tendrán que construir tres celdas más:“Una para mí, Lula y Silva”.

No sería extraño que Marcelo comience a hablar porque no querrá pasar su juventud en una cárcel y salir casi a los 70 años. El empresario, que hoy tiene 47, está detenido en un centro penitenciario de Curitiba (Brasil) desde junio pasado. Atrás quedó la gloria de hombre todopoderoso, heredero de una de las dinastías empresariales de mayor tradición en América Latina.

La compañía, fundada en 1944 por Norberto Odebrecht, abuelo de Marcelo, desde entonces comenzó un proceso de expansión que la llevó a la cúspide de la ingeniería y construcción. Actualmente, tiene cerca de 160.000 trabajadores, factura más de 30.000 millones de dólares y está presente en 27 países, entre ellos Colombia. Es responsable de la construcción de centrales hidroeléctricas en La Patagonia argentina, complejos petroquímicos en México, estadios de fútbol en Brasil, carreteras en Colombia, y aeropuertos como el de Tocumen (Panamá). Tres naciones en las que está ejecutando obras, Perú, Ecuador y Panamá, anunciaron auditorías de los contratos donde está la firma.

El coletazo en Colombia

En el país, la constructora Norberto Odebrecht trabaja hace 20 años. Es la sexta más grande entre las empresas de ingeniería civil y en 2014 registró ventas por 454.000 millones de pesos. Actualmente, ejecuta tres proyectos, entre ellos la transversal Boyacá Fase 2 y la segunda etapa de la Ruta del Sol entre Puerto Salgar (Cundinamarca) y San Roque (Cesar) con inversiones por 3,5 billones de pesos. El otro gran proyecto es la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, por 2,5 billones de pesos. Odebrecht tiene el 87 por ciento del consorcio Navelena, que ganó la licitación para ejecutar las obras. El 13 por ciento restante es de Valores y Contratos (Valorcón) de la familia Gerlein.

Luis Fernando Andrade, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), sostiene que en un caso como este las leyes anticorrupción y contra el soborno trasnacional exigen pedirle a la compañía afectada aumentar las garantías en sus contratos.

La Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República ya pidió a Brasil una copia de la condena para determinar si hay alguna actuación indebida en el país. Por su parte, el Ministerio de Transporte informó que una vez se conozcan los detalles de la sentencia contra Marcelo Odebrecht se definirá si la información se traslada a la Superintendencia de Sociedades, la competente para imponer multas y sanciones, o a las entidades que firmaron los contratos.

En un comunicado, la firma brasileña informó que el proyecto del río Magdalena sigue su curso normal y está a las puertas del cierre financiero. Dice que dicho contrato prevé mecanismos para evitar que el proyecto se detenga y que la alternativa en caso de inconvenientes sería la cesión del mismo.

La firma Odebrecht espera pasar este trago amargo. Pero antes tendrá que superar muchos obstáculos, empezando por el de la detención de su máximo directivo, que podría acabar de hundir a un gobierno que se tambalea en medio de una grave recesión económica.