ENERGÍA
Terreno minado
Dos de las compañías mineras más grandes del mundo están enfrentadas: Cerrejón cree que Drummond está obstruyendo parte de su explotación de carbón en Colombia. En el fondo está el millonario negocio del gas metano.
El próximo 8 de diciembre, la multinacional Cerrejón tiene planeado llegar con su explotación minera al valle del río Ranchería, sitio donde Drummond, competencia directa de Cerrejón en el sector carbonífero, instaló recientemente tres pozos de exploración de gas metano. Según Cerrejón, esto significa que su operación minera se va a ver afectada por la "intromisión" de otra firma en su zona. Ante la inminencia del hecho, interpuso un amparo administrativo para que el Ministerio de Minas determine si realmente habrá interferencia en sus operaciones.
Obviamente, en Drummond no ven las cosas de esa forma, porque consideran que tienen todo el derecho de buscar gas en esta región, amparados por un contrato de asociación que tienen con Ecopetrol. Este es apenas el primer round de una pelea que va para largo, por las enormes implicaciones del negocio.
Los roces también se explican porque se trata de dos fuertes competidores en el mercado y de dos tipos muy diferentes de organizaciones: Cerrejón, de la que son accionistas BHP Billiton, Anglo American y Xstrata, cada una de las cuales tiene registradas sus acciones en varias de las más importantes Bolsas del mundo; y Drummond, una sociedad anónima de capital privado originaria de Estados Unidos y que no está inscrita en un mercado público accionario.
¿Cómo dos grandes multinacionales en materia energética y competidoras en un negocio multimillonario como el de los minerales, llegaron a este lío territorial que promete convertirse en un representativo litigio empresarial? ¿Cuáles son las implicaciones de la materia? Esta es la historia.
Cerrejón lleva más de 25 años en explotación del carbón en la zona de La Guajira. Allí llegó por una concesión minera que le entregó el Estado colombiano y que sigue vigente hoy. En estas tierras ha desarrollado la mayor parte de su actividad.
De otra parte, Drummond tiene en La Loma (Cesar) su activo de carbón más grande y cuenta con 20 años de minería en Colombia. Pero esta firma, originaria de Estados Unidos, también tiene intereses en la explotación del gas metano asociado al carbón, un negocio que viene creciendo a un ritmo desenfrenado. Por eso empezó a buscar activos de este tipo en Colombia. Y se encontró con un contrato de asociación entre Ecopetrol y la firma Andina Eléctrica, de la cual le adquirió los derechos a comienzos del año pasado.
La peculiaridad de este contrato es que el área en la que se autorizaba la búsqueda de gas coincidía casi en un ciento por ciento con una de las áreas ya asignadas a Cerrejón para la explotación carbonera. ¿Por qué ocurrió esto? Porque se trata de dos productos distintos: gas, cuya explotación es administrada por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), y carbón, jurisdicción de Ingeominas. Así que desde el punto de vista jurídico, ambas partes tienen hoy contratos vigentes con el Estado colombiano para explotar en una misma zona recursos diferentes. Se trata de cerca de 70.000 hectáreas.
A la hora de adquirir el contrato, Drummond recibió nueve pozos exploratorios de gas, perforados por la anterior firma, la cual tuvo que coordinar esa operación con Cerrejón. Esta compañía dice que en ese momento no hubo problema, porque los pozos quedaban lejos de su operación carbonífera. Pero Drummond, ya en su condición de operador del contrato, decidió abrir otros tres pozos exploratorios este año. Esa decisión fue interpretada por Cerrejón como una declaratoria de guerra pues, según ellos, habían planteado el tema a Drummond y, a pesar de eso, esa firma tomó la decisión de establecerse allí.
Más tensiones
El Ministerio de Minas deberá decidir si hay o no obstáculo para la operación de Cerrejón; sin embargo, hay pocas luces de que el problema se pueda resolver pacíficamente. El tono es de recriminación en ambas partes. Según el presidente de Cerrejón, León Teicher, su compañía ha mostrado disposición para negociar una operación concertada en la zona del pleito con Drummond, sin embargo, no han tenido respuesta favorable y por eso tuvieron que acudir al Ministerio. Lo mismo dice Augusto Jiménez, presidente de Drummond: sobre una operación coordinada entre ambas compañías hay mucho para hablar, pero Cerrejón no ha mostrado disposición.
Esta es la verdad de dientes para afuera, lo cierto es que ambas partes están bastante prevenidas: en Cerrejón consideran que Drummond se introdujo en su territorio sin autorización y con el firme propósito de torpedear su operación carbonífera, y en Drummond creen que Cerrejón tiene interés comercial sobre un eventual yacimiento de gas en la zona.
Por eso en un futuro próximo es fácil prever más roces y ya no exclusivamente por el tema operativo. Por ejemplo, Augusto Jiménez dice que para ellos no es materia de discusión quién es el propietario del gas, pues es claro que el hidrocarburo que se encuentre es tanto de Ecopetrol como de ellos, por el contrato de asociación.
Sin embargo, Teicher, de Cerrejón, al preguntársele sobre el tema, explicó que para ellos eso no es del todo claro, porque al fin de cuentas el gas metano está "asociado" al carbón, y el carbón es de ellos.
De ahí la importancia de la decisión del Ministerio. ¿Qué pasa si el gobierno avala la explotación de gas? ¿O si la decisión del Ministerio le da la razón a Cerrejón? En medio están dos contratos legítimos en manos de compañías de tradición en Colombia y que dependen de lo que decida el ministro Hernán Martínez, quien reconocióque la situación es compleja.
Hoy un grupo importante de técnicos y asesores de esta cartera está adelantando el proceso para fallar el amparo administrativo, porque lo que se decida va a marcar pauta sobre el gas metano. Por eso, la principal corriente que hay en el Ministerio es promover un acercamiento entre las compañías.
Pero eso es lo que está por verse. Que el asunto no es estrictamente operativo queda claro al revisar las implicaciones económicas y comerciales del tema. Por un lado está el carbón de Cerrejón, que este año espera exportar más de 30 millones de toneladas. Por eso tiene argumentos válidos para preocuparse ante la eventualidad de que su operación se vea afectada. Por su parte, Drummond está muy entusiasmada con el negocio del gas metano asociado a carbón, pues es bastante promisorio.
De hecho, anunció a comienzos de septiembre que tendría casi dos terapies cúbicos de gas asociados a yacimientos carboníferos en un campo de exploración en su tradicional mina de La Loma. El país cuenta hoy con 6,5 terapies cúbicos de gas en sus reservas; esto significa que el yacimiento de Drummond representaría el 30 por ciento de las reservas de gas del país. Algunos dicen que ese descubrimiento podría llegar a representar para Drummond una operación tan grande como la de explotación de carbón. Así que el negocio es bien importante y capaz de entusiasmar al más frío de los inversionistas. Es necesario puntualizar que, mientras que en el caso de Cerrejón se está hablando de extracción, en el de Drummond se trata de apenas expectativas de futura explotación.
Pero el tema del gas metano es tan importante, que la semana pasada, la ANH organizó un evento en el que varios expertos internacionales analizaron el futuro del negocio en el país. Los precios del gas están disparados y hoy se paga entre cinco y seis dólares por el millón de BTU (unidad de medida del gas), cifra histórica en ese mercado.
Por el momento, la situación se podría resolver con una simple tarea de coordinación entre ambas compañías. Sin embargo, los intereses comerciales son muy altos. En el Ministerio de Minas saben de la importancia del tema; tienen claro que están caminando sobre un campo minado.