PETRÓLEO
Vía libre al ‘fracking’
Durante los próximos meses se expedirán las primeras licencias ambientales para comenzar las actividades de exploración de yacimientos no convencionales.
Con la propuesta de Ecopetrol de desarrollar un proyecto piloto de fracturamiento hidráulico (fracking) de manera controlada y con la veeduría de la comunidad, se abre la puerta para que en Colombia comience el desarrollo de yacimientos no convencionales (YNC).
Sin embargo, grupos ambientalistas consideran esto un experimento irresponsable que “desconoce el principio de precaución, pues podría causar daños impredecibles, irreparables e irreversibles sobre un territorio”, como afirma la Alianza Colombia Libre de Fracking. Según esta agremiación, que reúne más de 70 organizaciones sociales y ambientalistas, el gobierno se contradice, pues mientras el Ministerio de Ambiente reafirma que el país no está preparado, el Ministerio de Minas promueve la explotación y plantea un piloto desconociendo los argumentos de los ambientalistas.
Sin embargo, algunos expertos de la industria consideran que ya existen acuerdos y que las diferencias podrían ser semánticas. Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente, aclara que Colombia aún no está del todo lista para explotar yacimientos no convencionales (YNC), pero afirma que ha avanzado en términos de exploración. “El país decidió desarrollar una política pública para aprovechar los YNC desde 2012 y hoy existen términos de referencia para explorar emitidos en 2014”, afirma.
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Por su parte, el ministro de Minas y Energía, German Arce, quien confirmó que trabaja en afinar el plan de alistamiento propuesto por la autoridad ambiental, considera que continuará con los proyectos de fortalecimiento institucional simultáneamente con las etapas preparatorias y de desarrollo de la fase exploratoria, de forma tal que, en el evento que se determine que existen las condiciones y el potencial suficiente para desarrollar un proyecto de explotación comercial, el país cuente todavía con más capacidad para afrontar este reto.
Esto significa, para las empresas del sector, que dado que la maduración de este tipo de proyectos puede tardar más de cinco años, hay vía libre para comenzar las primeras fases. Por esta razón, esperan que en los próximos tres meses se otorguen las primeras licencias de exploración de yacimientos no convencionales (los términos de referencia de licencias ambientales de producción y desarrollo de campos se tardarán mucho más).
Los YNC – que están a una profundidad mucho mayor, pues van hasta la roca generadora, mucho más dura, – serán claves para multiplicar las reservas y no perder la autosuficiencia petrolera. Colombia cuenta hoy con reservas de 1.665 millones de barriles, tan solo 5,1 años al ritmo de producción actual. Las estimaciones indican que en YNC podría haber entre 2.400 y 7.400 millones de barriles, lo cual permitiría duplicar o triplicar las reservas.
“No hay un proyecto económico que le pueda cambiar la cara a la economía colombiana como este”, afirma Felipe Bayón, nuevo presidente de Ecopetrol, quien explica que el desarrollo de los yacimientos no convencionales es uno de los cuatros pilares en la estrategia de la compañía a 2030, junto con el desarrollo de operaciones costa afuera, los proyectos para optimizar la producción en campos maduros y la continuidad de las actividades exploratorias continentales, así como la compra de campos o participaciones en otras petroleras.
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Según los directivos de Ecopetrol, el Valle Medio del Magdalena podría pasar de producir 100.000 barriles día a 300.000 o 400.000 barriles día de crudo liviano y viabilizar el plan maestro de la refinería de Barrancabermeja, lo cual permitiría a Colombia mantener su independencia en materia de combustibles y generar importantes impuestos y regalías.
Pero mientras para las empresas los YNC podrían cambiarles la cara a la industria y al país, como hizo con Estados Unidos, para los ambientalistas esta es una técnica experimental que traerá altísimos impactos para las fuentes de agua.
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Por esto, el desarrollo de un piloto con verificación de todas las partes parece ser la vía adecuada para medir la viabilidad técnica de este tipo de técnicas a gran escala, monitorear su impacto real sobre los recursos naturales y evaluar los resultados esperados en materia de producción y reservas. Solo de esta manera se sabrá quién tiene la razón sobre el fracking.