REVISTA DIGITAL

El cuento de la más educada parece cuento chino

A punta de buenas voluntades no se generan cambios estructurales en la educación.

*Juan David Aristizábal
17 de mayo de 2016
Estamos lejos de ser el país más educado. | Foto: Archivo.

El gobierno ha lanzado políticas valiosas como el programa Ser Pilo Paga, la dotación escolar, los aumentos salariales y las becas a docentes. Sin embargo, el olvido a la educación en Colombia sigue siendo grave.

Esto pasa porque no estamos invirtiendo lo que se necesita para ser un país educado. Los colegios están cayéndose; tenemos escuelas con peor infraestructura que los países africanos; el presupuesto de la alimentación escolar es insuficiente; hay pocos recursos que mejoran la calidad educativa y la educación superior ha venido sufriendo un desfinanciamiento constante. Colombia invierte por niño como proporción del PIB por habitante el 19 %, cuando el promedio de los países de la OCDE es del 25 %. Si Colombia quisiera llegar a ese nivel, debería invertir 14 billones de pesos más.

Colombia invierte por niño en educación básica dos millones y medio de pesos, mientras que Chile invierte once millones. Nuestros vecinos Perú, Brasil y Ecuador, que están en una situación económica igual o más complicada que la nuestra, han realizado aumentos en inversión en educación en  años recientes. Actualmente, Brasil tiene un gasto en educación del 6% del PIB, mientras que en Colombia solo se invierte 4,8 %. Esta cifra no ha aumentado desde el inicio de 2010, aunque el presidente Santos prometió convertir a Colombia en el país más educado de América Latina.

Aparte de los bajos niveles de inversión, la corrupción es uno de los problemas más graves en el sector. Se roban recursos en la alimentación escolar, se desvían recursos para las mafias, hay estudiantes fantasmas, se roban los recursos de la salud de los docentes y mañosos contratan colegios privados que son garajes.  Y aunque el gobierno ha denunciado la situación, se necesitan medidas y cambios culturales para remediar la situación.

La primera medida que se debe tomar consiste en crear mecanismos para acabar con la corrupción en la educación. Los personeros estudiantiles, la procuraduría y la ciudadanía deben poner todos los ojos para que se garantice que los recursos en educación sean sagrados.

La segunda medida debe ir encaminada a asegurar los recursos para que Colombia sea la más educada de América Latina en 2025. El presidente Santos, cuando fue reelegido, se comprometió a aumentar al 7 % del PIB la inversión en educación. Esto implicaría incrementar 14 billones de pesos el presupuesto para educación en el próximo año. Esos recursos servirían para construir y restaurar colegios, garantizar que los niños tengan alimentación y desarrollar programas que mejoren la calidad. Además, incluye la dotación de libros y textos escolares en todas las áreas del conocimiento, la capacitación y la mejora en la remuneración de los docentes.

En este momento, el presupuesto del Ministerio de Hacienda, que maneja el ministro que vendió Isagén y administra la mermelada, tiene más recursos de inversión que el de Educación. Por lo tanto, hoy como vamos, la meta de ser la más educada en América Latina es un cuento que no tiene suficientes recursos.

Por favor, presidente, hoy necesitamos que la próxima reforma tributaria sea para garantizar los recursos que la educación requiere y que lo de la más educada no se quede en cuento. Lo invitamos a presionar al ministro para que no nos deje viendo pajaritos en el aire.

*Promotor del Pacto por la Educación, cofundador de Buena Nota y reconocido por la Revista Forbes como uno de los treinta líderes menores de treinta años.

Este artículo hace parte de la edición 16 de la revista Semana Educación que acaba de salir en papel al mercado.  Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.