EDUCACIÓN SUPERIOR
¿Qué debe tener en cuenta para escoger su carrera universitaria?
Las aptitudes y habilidades son cruciales a la hora de elegir una carrera profesional. En cambio atender a las emociones, que pueden ser momentáneas, y a las presiones familiares es peligroso.
El acceso a la educación superior es para muchos una oportunidad para encauzar un futuro laboral prolífero. Para otros, la causa de muchas de sus insatisfacciones en el terreno profesional. Así lo reveló recientemente Adecco Colombia en un estudio en el que aseguró que el 65% de los colombianos no está conforme con la carrera que eligió. El gran problema es que la mayoría de estudiantes escogen su área de estudio en función de las oportunidades laborales que brinda (el 54%) y no con base a su vocación.
Eso mismo le ocurrió a Ignacio Rubio, uno de los mayores expertos en España en lenguaje conductual DISC, acrónimo formado por los términos Decisión, Interacción, Serenidad y Cumplimiento. Estos son los cuatro rasgos de la personalidad que todo individuo tiene en diferentes intensidades y a partir de los cuales se evalúa el comportamiento de las personas en diferentes entornos. Las empresas la emplean en procesos de selección de personal.
Rubio padeció en su juventud lo que implica no tener claro hacia dónde se quiere encaminar la vida laboral. Su indecisión le supuso perder dos años estudiando una carrera que no se ajustaba a su personalidad. De su experiencia, que él califica de “traumática”, nació la idea de adecuar la herramienta DISC (creada en 1928 por William Moulton Marston) al ámbito estudiantil con el objetivo de guiar a los futuros profesionales para que elijan un área de formación acorde a sus habilidades.
Semana Educación habló con él sobre los criterios que deben tenerse en cuenta a la hora de elegir una carrera profesional y la importancia de la vocación en este proceso de selección.
Semana Educación: ¿Cuáles son los grandes fallos que se cometen al elegir una carrera?
Ignacio Rubio: Te diría que hay tres principales. El primero, que es muy común, es elegir carrera en función de las profesiones que más pagan. Hay mucho mito alrededor de eso: que hay profesiones en las que sí o si se va a ganar mucho dinero y no siempre se cumple. Luego porque las dinámicas de los mercados laborales cambian.
El segundo, caer ante las presiones de los padres o estudiar lo que estos estudiaron. Algunos padres con empresas propias quieren asegurar al hijo un puesto de trabajo, pero lo más probable es que este acabe siendo mediocre o infeliz.
El tercero, no dejarse aconsejar. En algunos casos, los padres dejan que su hijo estudie lo que quiera y no le ayudan a tomar la decisión sobre qué estudiar. No le acompañan. Eso es un error.
S. E.: Entonces, ¿qué debería tener en cuenta un estudiante a la hora de elegir?
I.R: Para sentirse realizado en una profesión, la personalidad y el estilo de vida de una persona debe encajar con el trabajo que se elija. Las habilidades conductuales importan y nos orientan hacia tareas determinadas y diferentes. El joven debe ser consciente de esas características de su personalidad.
Lo que hace nuestra herramienta es detectar esas características de la personalidad conductual de un estudiante. Posteriormente las cruza con las áreas vocacionales por las que tienen predilección y luego con la oferta educativa universitaria que más se ajusta a él.
Pero es importante entender que nuestra evaluación no es mágica. El porcentaje de fallo es de más o menos el 3,5%. Es una herramienta y tiene que ser usada como tal. Es imprescindible que el alumno cuente con un acompañamiento del entorno familiar y escolar que le asista a la hora de decidir hacia dónde quiere encaminar su futuro profesional.
S.E.: Usted habla de vocación, ¿pero qué es exactamente?
I. R.: Aquello que mueve el alma. Es algo subjetivo, con lo que te sientes comprometido. Aquello por lo que sientes inclinación y que te lleva a interesarte por ello.
Una cosa son las pasiones, y otra la vocación. Las pasiones suelen surgir dentro de la vocación, pero la pasión no vale de nada si no está el componente de las habilidades y las aptitudes. De ahí que elegir una carrera en función de las pasiones es un error. También hay que tener en cuenta la madurez del joven.
Yo lo he visto en mi hijo, por ejemplo. Se metió a hacer programación, pero él tiene un perfil de personalidad que está más enfocado a las personas, a las relaciones… Habilidades que nada tienen que ver con las que se espera de quienes estudian programación. Ahora ha terminado un grado técnico en turismo, que si es lo suyo y se adecúa a su personalidad.
S. E.: Asegura que la madurez es un condicionante importante, pero ¿qué pasa con las personas que, o bien ya son profesionales, o bien ya están estudiando una carrera siguen sin estar satisfechos?
I. R.: En el primer caso el cambio no es tan fácil. Una persona que es ingeniero y eligió la profesión porque su padre era ingeniero pero no le gusta, lo va a tener más complicado a la hora de meterse a estudiar otra carrera por cuestiones de edad y tiempo.
Nosotros venimos trabajando con colegios, la mayoría privados, desde hace tres años que hacen el test a los estudiantes de entre 13 y 18 años. También hemos tenido conversaciones con el Ministerio de Educación. Aquí el problema es gravísimo porque cuando el gobierno financia a un estudiante y le entrega una beca para estudiar una carrera y este se equivoca y se sale, se convierte en deudor del Estado por los semestres cursados. Hay que evitar que haya deserciones porque entonces en vez de solucionarle la vida al joven, le estás creando un problema grandísimo.