EDUCACIÓN

Un crimen llamado educación

Un experto en investigación de mercados ha viajado alrededor del mundo para conocer cómo funcionan los sistemas educativos en cada país. Sus conclusiones son preocupantes.

21 de marzo de 2017
| Foto: 123RF

Jürgen Klaric es un reconocido experto en neuromarketing que, al mismo tiempo, se ha dedicado a investigar sobre educación. Su interés por la educación comenzó cuando tuvo que sacar a su hija, entonces de 15 años, del colegio. Sufría de “acoso escolar psicológico”, pues la hacian sentir mal porque siempre reprobaba matemáticas, cuenta Klaric, y a partir de entonces él tuvo que convertirse en su maestro.

Klaric ha viajado alrededor del mundo para dictar conferencias sobre educación, en las que cuestiona los modelos de educación que hay en el mundo y explica por qué todos, docentes, rectores, padres de familia, gobiernos y la sociedad, son responsables de que la educación esté en tan mal estado. Estas mismas críticas las manifiesta en el documental “Un crimen llamado educación”, que es el resultado de una investigación que hizo, junto a un grupo de trabajo, en el que entrevista a presidentes y expresidentes de países, científicos, psicólogos, estudiantes, profesores y rectores, para tener un amplio panorama sobre la educación en el mundo y llegar a una conclusión: es un “crimen”.

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Entre las críticas de Klaric está el hecho de que en las instituciones educativas se le da un valor excesivo a los exámenes, lo que ocasiona que los estudiantes terminen sufriendo por la presión que esto representa. “La organización mundial de la salud tiene detectado 1.200 suicidios al año por el maldito sistema educativo”, dice Klaric en una conferencia que dio en la Universidad La Salle, de México. De igual forma, en esta misma charla, hace una fuerte crítica a las pruebas Pisa, a las que señala como “una estafa, es lo más corrupto que pueda haber y lo más ochentero que se puedan imaginar”.



Semana Educación seleccionó los mejores apartados de esta conferencia.

-”¿Cómo le podemos llamar a una generación que estudia cinco años, se gradúa y no saben hacer nada?”

-”¿Cómo le podemos llamar a un adjetivo que le han dado, a esta generación, la generación de los estudiantes huérfanos, por el abandono y la falta de interés de los padres de familia, con respecto a qué están estudiando, cómo están estudiando, qué están aprendiendo y qué necesitan para ser alguien en la vida?”

-”¿Cómo le podemos llamar a maestros que no saben lo que hacen, no le gustan sus alumnos y no les interesa enseñar con el corazón?”

-”¿Cómo le podemos llamar a instituciones que le enseñan a un ser humano entre 5 y 8 horas de matemáticas a la semana y enseñan casi nada de competencias blandas y habilidades prácticas para la vida?”

-”¿Cómo le podemos llamar a que solo el 3 por ciento de los maestros en el mundo sepan atender una situación de bullying?”

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-”¿Cómo le podemos llamar a que las calificaciones han demostrado científicamente y psicológicamente que lo único que hacen es hacer ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda?”

-”¿Cómo le podemos llamar a que los exámenes para lo único que sirven es para memorizar y no dejan nada en la vida?”

- “Hoy estamos en 2017, con un sistema educativo prusiano de hace 200 años, y nuestros hijos están saliendo de las escuelas, de las mejores universidades, y no saben hacer nada”.

-”La Organización Mundial de la Salud (OMS) detectó 1.200 suicidios al año por el maldito sistema educativo, porque el papá lo vuelve loco al chico, porque la sociedad lo vuelve loco, el profesor, en muchas ocasiones, acosa psicológicamente al chico, y al chico lo sacan de la universidad porque reprobó, y el tipo se mete una bala por la cabeza”.

-”La educación es la única forma de acabar con la pobreza, con la falta prosperidad y con la maldita corrupción. Este país está hundido en corrupción por problemas educativos. Estuve en 14 países estudiando con antropólogos y psicólogos, con toda esta gente, y les voy a decir una cosa, el país más vergonzoso educativo de los 14 países donde yo me paré se llama México”.

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-”¿Saben por qué me dedico a investigar hoy el sistema educativo? Porque mi hija de 15 años estuvo en el hospital seis meses con problemas de acoso escolar psicológico, y simplemente porque la hacían sentir era una mala persona porque reprobaba siempre matemáticas. Tuve que tomar la decisión de sacarla del colegio a los 15 años y ocuparme de volverme su maestro. El sistema estuvo a  punto de llevarla a un problema de bulimia, psicológico, de drogas, de lo que tu quieras”.

-”Menos del 7% de los papás en el mundo saben gestionar emociones. Bendito sea que yo tuve la suerte de nacer en la familia que nací, porque el 93% de las familias no saben enseñar lo que necesitamos enseñar, entonces no vengamos a decir que eso es trabajo en casa, porque tu no le puedes pedir a enseñarle a un papá a que le enseñe ser líder a su hijo, o a ser emprendedor si a él nunca le enseñaron, para eso pagamos y por eso mandamos a nuestros hijos a instituciones educativas para que hagan grandes seres humanos”.

-”No es un asunto de valores. Estoy hablando de competencias prácticas para la vida, aprender a trabajar en equipo, aprender a ser disciplinado, aprender a gestionar un proyecto, aprender a hablar en público”.

-”Yo vivo en Estados Unidos y los gringos sí saben comunicarse, los latinos no. El 80% de nuestras problemas son problemas de comunicación; porque no fuiste claro, porque no fuiste explícito, porque no tuviste el tiempo, porque no le preguntaste si entendió, porque supusiste esto y no dijiste esto”.

-”Un sistema que es juzgado por el ranking y los exámenes Pisa, que es una estafa, es lo más corrupto que pueda haber y lo más ochentero que se puedan imaginar, donde valoran un sistema educativo por si la gente sabe leer, si sabe ciencia, si sabe matemáticas. Cuando está probado que la gente experta en matemáticas no son los más felices. En un sistema educativo donde sobra el trinomio cuadrado perfecto y donde falta enseñarle a la gente a ser próspera, abundante y buena persona. La gente no es feliz, la gente no se vuelve feliz por saber enseñar el trinomio cuadrado perfecto, y no voy a decir que no enseñemos matemáticas, pero enseñemos ser, porque lo más importante para esta generación es que aprenda a ser”.

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