OPINIÓN
¿Y dónde está el profesor?
Si se piensa en la educación superior a distancia, aparece en la escena un profesor con unas características especiales.
El reciente paro de maestros en Colombia, quizás llevó a muchos a traer a sus mentes, recuerdos de quienes fueron sus maestros en el colegio o la universidad. Aquellos con los que estudió en un salón de clases tradicional y otros con los que compartió en espacios distintos, tratando de innovar en las prácticas pedagógicas. Pues bien, esto no ha cambiado mucho, pero si se piensa en la educación superior a distancia, entendida en sus dos modalidades: a distancia tradicional y a distancia virtual, aparece en la escena un profesor con unas características especiales.
En la metodología a distancia, la clase magistral prácticamente desaparece y se da paso al conocido profesor-tutor. Los expertos lo definen como un guía, un facilitador del aprendizaje, un acompañante de los alumnos, quienes lo pueden tener de forma física ocasionalmente o virtual cuando la educación que se sigue es 100 por ciento en línea.
¿Por qué hablar de este nuevo profesor? Porque con la incursión de las tecnologías de la información y la comunicación –TIC- y el creciente auge de la educación a distancia en Colombia y en el mundo, el profesor se ha visto en la necesidad de reconfigurar su rol. Más aún, cuando por ejemplo, miles de personas se inscriben a un MOOC (massive open online course), ofrecidos por las más prestigiosas universidades, y donde para sorpresa de muchos ni siquiera hay un profesor, porque este tipo de cursos han sido diseñados previamente por un equipo docente experto, para que sean estudiados de manera autónoma y además de forma gratuita.
Con este panorama, la figura del profesor –tutor en la educación a distancia universitaria cobra gran importancia. Este nuevo maestro se ve en la necesidad de buscar motivar a sus estudiantes desde la distancia, de antojarlos por el conocimiento, de invitarlos a investigar, haciendo uso de estrategias de enseñanza innovadoras, pues los estudiantes de hoy en día son más visuales y auditivos. No en vano forman parte de redes sociales, les atrae los videojuegos y disfrutan haciendo uso de simuladores. Estos son solo algunos ejemplos de cómo se aprende en la metodología a distancia y cómo el nuevo profesor debe estar a la vanguardia de estas tecnologías.
Andrés Calderón, profesor–tutor de la metodología a distancia dice: “el tutor debe tener vocación para enseñar sin importar el medio. Le debe gustar ayudar a la gente. Debe tener paciencia para responder las dudas las veces que sea necesario. Ser capaz de comunicar ideas y emociones a través de las palabras. Responder antes de 24 horas los mensajes de los estudiantes. Retroalimentar con sinceridad en la evaluación de cada trabajo. Tener una, por lo menos, experiencia como estudiante en esta metodología”.
Como ahora el conocimiento está en todas partes y para acceder a este solo es necesario hacer un clic, es aquí donde el profesor vuelve a ser protagonista si no de una clase magistral, si como líder del diseño de los cursos. Particularmente en la educación a distancia, este trabajo es dispendioso porque el éxito de un proceso de enseñanza-aprendizaje, dependerá en un 50 por ciento del diseño impecable que se haga del curso y el otro 50 por ciento del profesor–tutor que guíe este proceso y acompañe a los alumnos en la adquisición de nuevos conocimientos.
Aunque parezca paradójico, la exigencia para los maestros que enseñan a distancia, es más que la de aquellos que lo hacen de forma presencial, ¿por qué? El profesor de la metodología presencial prepara su clase, asiste al salón por unas horas a la semana, hace su exposición y se vuelve a ver con sus alumnos en la siguiente semana. El profesor–tutor en la modalidad a distancia tradicional incluye tutorías presenciales y adicionalmente cuenta con aulas virtuales a través de las cuales también atiende a los alumnos todos los días de la semana, así que la enseñanza se vuelve personalizada y sus estudiantes pueden estar en distintos lugares a la vez.
Y qué decir del profesor-tutor que es 100 % virtual y que físicamente no se encuentra con sus estudiantes, su trabajo puede llegar a ser incluso más dispendioso si tiene alumnos que viven en otros países, mientras aquel duerme, la plataforma se va llenando de mensajes y trabajos que requerirán de pronta atención de su profesor.
Yadira Sánchez, profesora de una maestría 100 por ciento virtual afirma: “la educación virtual requiere unas condiciones especiales para que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea exitoso. En primer lugar, es importante establecer mecanismos de comunicación claros y efectivos que permitan construir confianza y fluidez en todo aquello que se transmite. De una u otra manera, es que el estudiante perciba la cercanía con el tutor y pueda manifestar abiertamente sus inquietudes e ideas. En segundo lugar, el tutor debe conocer plenamente el contenido del curso que lidera para poder retroalimentar cada una de las actividades propuestas y poder orientar acertadamente al estudiante en su proceso de aprendizaje. En este aspecto, vale la pena aclarar que el docente tutor es un orientador del proceso, un acompañante, y no un instructor que define lo que está bien o lo que está mal. El tutor debe promover el aprendizaje autónomo para que el estudiante sea responsable de su proceso”.
Ahora bien, si el rol del profesor se está reconfigurando, las instituciones que ofrecen educación a distancia tienen la tarea urgente de formar a estos maestros en la metodología y de evaluarlos periódicamente bajo estándares de calidad. Sin duda, estos nuevos profesores-tutores, requieren de nuevas herramientas y de estar actualizados en prácticas pedagógicas que les permitan ejercer su papel protagónico y garantizar el logro de competencias en sus estudiantes, para que nadie se atreva a preguntar ¿y dónde está el profesor?
*Directora de Diseño Educativo
UNIMINUTO Virtual y a Distancia
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