EDUCACIÓN
El negocio de mandar a hacer una tarea
Es frecuente que estudiantes de colegios y universidades paguen a lugares especializados o a compañeros para que les hagan los trabajos. Semana Educación investigó cómo funciona.
Plagiar las páginas de Internet, y copiar las tareas que han subido a grupos de Facebook, es una práctica común en colegios y universidades. Así, sin esfuerzo, muchos niños y jóvenes avanzan por los grados y luego por los semestres, para al final obtener los diplomas que les abrirán las puertas en el mundo profesional.
Sin embargo, no siempre es fácil plagiar los trabajos en las páginas Web. Los profesores en algunos casos cambian las tareas y los ejercicios cada año, para que no se los intercambien entre las generaciones. También asignan deberes extraescolares suficientemente específicos para que no sea fácil encontrarlos tan solo con sentarse frente al computador.
Entonces, algunos estudiantes le pagan a alguien para que les hagan las tareas. Ahí empieza un negocio en los colegios y en las universidades que en la mayoría de los casos funciona de una manera informal y esporádica. Según la información obtenida por este medio, los alumnos suelen encargarle sus trabajos a los compañeros. Así ocurre con los informes de laboratorio, las presentaciones para las clases de arte, las maquetas, los planos, los ensayos, e incluso con las monografías de grado.
En un colegio privado una estudiante contó que no pagan por los trabajos de matemáticas porque suelen estar los ejercicios por Internet. En cambio los ensayos de Historia, y Filosofía son muy pedidos. Los precios van desde 35.000 a 60.000 pesos en ese colegio. No obstante, para las tareas más importantes y largas, con un alto porcentaje sobre la nota final, se ha pagado hasta 300.000 pesos.
Un estudiante universitario le contó a Semana Educación que durante su carrera le encargan trabajos sencillos porque era buen alumno. Hacía reseñas de películas y de lecturas cortas, o comentarios sobre videos de Youtube. Afirmó que en algunos casos cobra un precio fijo, 50.000 pesos por hoja. Así, se forman círculos en los que los estudiantes saben quién hace trabajos y empiezan a encargar.
No obstante, en otros casos, se dirigen a lugares especializados. Cerca a las universidades, en algunas fotocopiadoras, o en las tiendas de materiales, hay letreros que promocionan el negocio de hacer tareas. Un estudiante de Ingeniería contó que en muchos casos, “se contratan estos servicios para hacer tareas mecánicas, para no perder tiempo en cosas fáciles, pero demoradas”.
En Facebook también se promociona el negocio. El 8 de marzo, por ejemplo, para conmemorar el día de la mujer, les dan un descuento de un 30% a las damas que encarguen un trabajo durante la noche. Y son comunes los ´combos´: “envías a hacer un trabajo y el segundo te sale completamente gratis, o el de tu amigo, como lo prefieras....” afirman. En otro mensaje, en vísperas de Semana Santa, escribieron “disfrute de Semana Santa sin ningún estrés.. mientras tanto nosotros trabajamos por ustedes y para ustedes!!!...”.
Según Alexander Amezquita profesor de la Universidad del Valle, las sanciones por plagiar pueden ser desde disciplinares en colegios y universidades, hasta penales. En palabras de Amezquita, “los tramposos se ríen cuando sus textos pasan inadvertidos, pero el que plagia nunca sabrá lo qué es la creatividad, esta solo se consigue arriesgándose, lanzándose, y el plagiador es un individuo que suele quedarse en el mismo lugar, no asume riesgos, se instala sobre lo que otros ya pensaron”.