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Peñalosa elige secretaria de Educación para la capital

Desde el anuncio, María Victoria Angulo concedió su primera entrevista a Semana Educación. Asegura que siente vértigo ante el nuevo reto.

26 de noviembre de 2015
La nueva secretaria de Educación de Bogotá, María Victoria Angulo | Foto: Empresarios por la Educación

Prefiere no revelar si votó o no por su nuevo jefe en las pasadas elecciones regionales del 25 de octubre. María Victoria Angulo es una gran desconocida para el gran público, pero no para el sector educativo. Por eso Enrique Peñalosa la eligió Secretaria de Educación.

A sus 40, esta ibaguereña lleva más de diez años ligada al ámbito educativo. Primero en el Ministerio de Educación, donde ostentó el cargo de directora de Fomento para la Educación Superior. Luego, desde la Fundación de Empresarios por la Educación (EXE), de la que todavía es directora. Esta ONG promueve las relaciones entre el sector privado y el mejoramiento de la calidad del sistema educativo nacional.

Asegura que siente “vértigo” ante este nuevo reto y que lo hará “lo mejor que pueda”.

La nueva secretaria de Educación de la capital concedió a Semana Educación su primera entrevista tras aceptar el puesto que empezará a ejercer formalmente en enero del 2016.

Semana Educación: ¿Por qué aceptó el cargo?

María Victoria Angulo:
Eso es una muy buena pregunta (piensa). Cuando me invitaron a participar en este reto, hice un balance de lo que ha sido mi trayectoria y en mis sueños. Vengo de un colegio público, de trabajar 18 años en lo público. La educación ha sido mi especialidad en los últimos 13 años. Siento que con esto ayudo a tocarle la vida a mucha gente, y mi vocación es el servicio.

Mi trayectoria me da un bagaje para hacer una lectura de lo que hay, respetuosa, porque en educación hay tanto que hacer, que siempre hay espacio para una impronta. Pero siempre hay que saber leer y saber qué ha pasado con anterioridad. 

Yo no soy de Bogotá, soy de Ibagué. La capital me ha acogido desde hace más de 20 años, pero yo me he soñado Bogotá. Me he soñado que el proceso de aprender sea significativo a cualquier edad de la vida.


S. E.: ¿Qué puntos del programa de Peñalosa destaca?

M.V.A.:
Tiene una innovación, y es que ata la educación a otros temas de la ciudad. Es como si la educación te atara a Bogotá.

Por ejemplo, la capital tiene en este momento un programa de atención de primera infancia de niños de 3 a 5 años. El sueño de él es ampliarlo de 0 a 5.

Hay otro eje que se llama ‘Trabajemos como equipo’. Y esto hace explícito que la educación se construye entre todos. Es decir, se va a trabajar con todos los actores: sociedad civil, familia, docentes… y conectararlos.

Que Bogotá sea una ciudad educadora va atado a cultura ciudadana, a cambios en las prácticas en cómo nos relacionamos y a que todos se sientan orgullosos de que en el sector educación pasen cosas.

Hay que conocer a Bogotá por las localidades. Saber entender que cada localidad tiene una realidad en educación. Que nos va a tocar entrar y mirar, y ver cómo apoyamos. Hay unos promedios generales que dicen cómo está la ciudad, pero no las localidades. Habrá que llegar ahí con oportunidades mucho más pertinentes.


S.E.: ¿cuál será su primera medida como secretaria?


M.V.A.: Todavía no puedo contestar esa pregunta porque estoy en el proceso de informarme. Pero será un trabajo mano a mano con las propuestas del alcalde.

‘Bogotá ciudad educadora’ es mi sueño. No quiero decir que vamos a marcar totalmente la diferencia, pero queremos hacer una invitación permanente a que la educación sea el eje de los procesos de desarrollo, reencuentro y reconciliación.

Si miras la propuesta del alcalde Peñalosa, no sólo en educación, sino en otras cosas, es crear ambientes urbanos, pero que sean para la vida. A todos se nos olvida que la educación va más allá de los muros del colegio. Habrá que mantener las aulas y construir nueva oferta para llegar a las localidades que faltan, pero hay que crear espacios y ambientes de aprendizaje. Hacer una proyección de ciudad de lo urbano y generar espacios de aprendizaje.


S.E.: De la administración anterior, ¿qué políticas va a mantener?

M.V.A.:
En balance, nos quedamos con la jornada única. Bogotá arrancó con la estrategia 40X40 y el proyecto va a seguir. Lo reforzaremos lo más que podamos para ampliarlo. La jornada única no sólo apunta a la enseñanza, también a un buen vivir. A cambiar muchos estándares asociados a la juventud. Y hay que ver que integramos, que reforzamos, porque definitivamente las horas adicionales pueden ser más de lo mismo.

Los temas de ciudadanía, de educación ciudadana, también son un proyecto de una magnitud muy interesante. Hay que entender qué impactos está teniendo, y mirar como uno puedo seguir trabajando en esto.

Hubo acciones de calidad, varias. Pero a mí lo que me interesa es cómo se están traduciendo estas iniciativas en las escuelas.

Yo diría que todos los temas de clima escolar, de ciudadanía y de crear tejido social. Tú  haces todo por tener más cobertura, por calidad, pero lo que hay que ver es que tú tienes un ser humano que estás formando y que debe desarrollarse en su integralidad.


S.E.: ¿Cuál es su diagnóstico de la administración Petro?

M.V.A.:
En educación tenemos un defecto, que es ponerle a todo una nota. Yo no tengo la capacidad de ponerle una nota. La lectura la hago desde el qué voy a recibir. Y siento que recibo unas políticas que me permiten seguir aportando y soñar.


S. E.: ¿Cuál es el gran reto de la educación en Bogotá?

M.V.A.:
Cumplir las promesas y hacer que las cosas pasen. Tendremos un plan de desarrollo en educación de seis ejes. Yo sueño que esto que elaboramos se cumpla. Que de aquí a cuatro años la gente vea que las promesas se cumplen.

El tema de primera infancia es un gran reto, por ejemplo. El de abordar el cuidado de 0 a 5 años y no sólo de 3 a 5. También hay que seguir dándole duro a la deserción porque todavía es bastante alta.


S. E.: ¿Mandaría a sus hijos a colegios públicos o privados?

M.V.A.:
No tengo hijos, pero si fuera así, irían a un buen proyecto educativo y no me cerraría a que fuera público. El razonamiento de mis padres para mandarme a un colegio público en Ibagué es que era uno con muy buenos resultados académicos. También había una intencionalidad para que conociera la diversidad, gente distinta con la que normalmente no me podía relaciona por el medio familiar en el que me movía.