ENFOQUE

“Es un derecho vital poder burlarse de los más poderosos”

John Dinges, durante muchos años corresponsal de la revista ‘Time’ y profesor de periodismo de la Universidad de Columbia, habló con SEMANA sobre sátira y libertad de expresión, a raíz de los recientes choques entre políticos y columnistas.

4 de agosto de 2017

¿Debe tener límites el humor político?

El humor no tiene reglas de oro, no se debe tomar literal todo lo que el humorista diga. La libertad de expresión no tiene límites, excepto cuando se hace una acusación difamatoria. No es un crimen decir cosas que puedan no gustarle a alguien, pero sí acusar a alguien falsamente de un delito. Es muy importante lo que hacen los humoristas. Por ejemplo la caricatura de un presidente con una máscara de un ladrón es casi un cliché, y el presidente no puede decir que se trata de una acusación y llevar a juicio al dibujante porque es humor, no una afirmación literal. Es un derecho vital poder burlarse de los más poderosos.

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¿Puede equipararse la sátira política al matoneo?

Hay un principio muy importante; la protección frente a las ofensas debe ser máxima en el caso de personas menos poderosas y mínimo en las poderosas. El humor puede en contra de los poderosos. Utilizar el mismo método humorístico contra una persona común y corriente es una violación de la ética periodística, y en este caso se puede hablar de matoneo.

Entonces burlarse de los poderosos no es inapropiado…

Acusan a los humoristas de mal gusto, de ir más allá, de pasar los límites de la sátira. Todos se burlan de Trump por su cabello, eso se hace, burlase de algo de la vida personal y no quiere decir que sea matoneo. En muchos debates políticos fuera y dentro de Estados Unidos hubo burlas o afirmaciones del tamaño del pene de Trump; este tipo de burlas no son necesarias, ya que son demasiado personales, pero todos tienen el derecho de hacerlo, de criticar a una figura pública. El presidente se puede ofender, pero no es un crimen.

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¿Y burlarse de los periodistas?

Yo nunca critico a las críticas. Los periodistas debemos tener piel dura, no podemos salir criticando y cuando nos critican decir que nos están violando nuestra libertad. Si estamos burlándonos de una persona, esta tiene el derecho de replicar y decir que fuimos más allá. Debemos aceptarlo. Otra cosa es si se trata de difamaciones.

¿Cómo se protege la libertad de expresión?

Los periodistas y las leyes son el nivel más básico e importante. Muchos países, excepto Cuba y otros, tienen en sus constituciones frases bien labradas sobre la protección a la opinión.  El siguiente nivel debe ser el de los tribunales, que de forma entusiasta y vigorosa deben aplicar las frases constitucionales en una forma equitativa y no política, aplicando el mismo estándar a amigos y enemigos políticos. No pueden incurrir en la liviana crítica de decir que cualquier cosa es violación de libertad de expresión.

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¿Podemos vivir sin sátira política?

Es importante en el contexto de la libertad de prensa, que es la base de la democracia de un país, poder criticar a una persona con burlas. Es un derecho protegido por la libertad, pero es un derecho no absoluto y hay que usarlo con responsabilidad.