ENTREVISTA

“La paz es la aspiración más antigua de la poesía”

Fernando Rendón dirige el Festival Internacional de Poesía de Medellín, el encuentro de poetas más grande del mundo, cuya edición de este año comenzó el sábado 19 de julio y está dedicada a la paz. SEMANA habló con él.

19 de julio de 2014
| Foto: Pablo Andrés Monsalve Mesa

SEMANA:¿Sirve de algo dedicar un festival de poesía a la paz?

FERNANDO RENDÓN: Fundamos el festival hace 24 años, en plena guerra contra el narcotráfico. Y hasta hoy hacemos lo que siempre han hecho los poetas: oponerle la belleza, la dignidad, la verdad y la acción de la poesía a esa pesadilla que ha sido nuestra realidad.

SEMANA: ¿Cómo construye paz un poeta?

F. R.: Un solo poeta no puede hacerlo, pero sí muchos de ellos. A este festival han venido 1.200 poetas de 165 países. Y esto, sumado a nuestros años de existencia, es algo que se hace sentir.

SEMANA: Un imperdible de la edición de este año…

F. R.: Un poeta de Sierra Leona llamado Oumar Farouk Sesay, cuya obra habla del papel de los poetas en el posconflicto en su país, de cómo la poesía cura heridas y de cómo le pone nombre a aquello que la sociología y los políticos no son capaces de nombrar.

SEMANA: Ustedes usan la poesía como una herramienta política. ¿Han tenido problemas?

F. R.: Siempre. Hubo un momento, por ejemplo, en que el gobierno de Uribe tachó de terroristas a quienes luchábamos por la paz. Eso fue injusto, pues la aspiración más antigua de la poesía es la paz, la utopía, el sueño de un mundo armonioso con justicia social.

SEMANA: ¿Cómo ve el proceso de paz?

F. R.: Estoy contento porque es sólido. Pero me preocupa que parece una negociación entre el gobierno y la guerrilla, cuando la paz debería ser del pueblo.

SEMANA: La situación de Medellín hoy es mejor que la que había cuando el festival arrancó. ¿Qué está pasando con la ciudad?

F. R.: Acá no habrá tranquilidad mientras existan luchas entre bandas de paramilitares por el control del microtráfico en los barrios. Lo que tienen que hacer la Policía para limpiar su prestigio y la administración de Medellín es desmontar esos grupos.

SEMANA: ¿Y qué deben hacer los poetas?

F. R.: Nuestro festival no es un proyecto para que los poetas reciten versos mientras toman aguardiente en un palacio de gobierno o en las casas donde los viejos citaban a Porfirio. Es, más bien, un hecho social y político. Vamos con poetas de distintas partes del mundo a los barrios donde viven las víctimas de la violencia, como La Honda o Altos de la Torre, y allí ellos declaman. Nuestro público es muy interesante porque lo compone gente poderosa y gente que no tiene nada.