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La embarazada de trapo
La adolescente que engañó a los colombianos con un embarazo ficticio es hoy una mujer sencilla, tímida, separada, olvidada y dedicada a labores domésticas en casas de familia porque las demás puertas se le cerraron. Su mayor ilusión es la maternidad, pues sigue sin tener hijos. “Es mi sueño”, dice en su humilde casa del barrio La Manga de Barranquilla. La historia, típico cuento con visos de realismo mágico de la Costa Caribe, trascendió a principios de noviembre de 1997. El país se enterneció con la figura menuda de Liliana Cáceres, que por aquel entonces tenía 17 años, y su monumental barriga que hizo suponer a su esposo, Alejandro Ferrans, a su familia, a los médicos y a los medios de comunicación que tendría sextillizos. “La impresión diagnóstica revela un embarazo múltiple de más o menos 30 semanas de gestación”, afirmó, en un documento oficial de la época, Miguel Patiño Diazgranados, gerente del Hospital Universitario de Barranquilla. Entonces muchas personas se movilizaron en campañas sociales. Incluso el gobernador prometió públicamente recoger fondos “para mantener esas criaturitas”. Mientras ella era el centro de atención vetó discretamente a su esposo de tener relaciones sexuales porque, según ella, “tanto movimiento le puede hacer daño a los pelaos”. Sin embargo el 29 de noviembre, cuando le iban a practicar una ecografía, se descubrió que la verdadera barriga de Liliana estaba compuesta de pantalones, camisas, toallas y hasta un pin de bolos que hacía las veces de ombligo. Muchos se sintieron burlados, entre ellos su esposo, que la dejó.