ENTREVISTA

Fernando Gaitán habla sobre la novela 'No olvidarás mi nombre'

La historia de amor busca contar la historia del conflicto armado de otra manera. El protagonista es un yuppie bogotano.

10 de junio de 2017

¿Qué puede adelantar de la serie?

Es la historia de un yuppie bogotano que nunca ha vivido el conflicto de cerca; en una feria ganadera conoce a una mujer, se enamora y se mete en un rollo gravísimo. No puedo decir mucho, pero la mujer desaparece y él tiene que buscarla para salvar el pellejo. Así empieza a entender y vivir de primera mano el conflicto colombiano. Hay una gran historia y grandes personajes, además está narrada en forma de thriller, de suspenso, pero el tema de fondo es la reconciliación.

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¿Está basada en hechos reales?

No es biográfica, pero está extraída de la realidad. Con los cuentos que tiene Colombia sobre el conflicto, uno como guionista no tiene que inventarse nada. No tiene mucho sentido inventar cuando el país va a tardar más de 100 años en contar lo que ocurrió de verdad.

Nada que ver con ‘Yo soy Betty la fea’ o ‘Café’…

No, lo vemos como un aporte de país. Aunque yo haga mucha comedia, estoy empapado del tema del conflicto y el posconflicto, y me pareció importante aportar, no desde la diferencia, sino desde la reconciliación.

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¿En qué sentido?

En que los protagonistas no son los verdugos, sino las víctimas, la parte más desvalida del conflicto. Pusimos el foco en los desmovilizados, los desplazados, los soldados, en quienes están buscando a su familia o reclamando tierras; en gente que está en zonas periféricas de las urbes.

En contraposición a las populares series de narcos…

La historia del conflicto no está en el primer plano, sino mostrada en flashbacks, pequeños fragmentos del pasado, porque no creo que el país quiera volver a ver en primerísimo plano toda la violencia que vivió. También hemos querido que se aparte del género de las narcoseries, porque tienen un objetivo distinto: el entretenimiento no está en la violencia. Además buscamos ilustrar, explicando, por ejemplo, los procedimientos necesarios para reinsertarse o reclamar tierras. Tiene mucha documentación e investigación en ese sentido, porque queremos que sea útil.

¿Le gustan las narcoseries?

No son mis predilectas, pero más allá de la acción y la sangre también son denuncias y cuentos de identificación de los estratos bajos con respecto al poder y al Estado. Los narcos por lo general son gente modesta que a través de las armas y el narcotráfico logran un ascenso social. Esa figura es muy poderosa en un país donde la mayoría de la población es pobre. El lado amable de eso son las bionovelas, que cuentan historias de gente que llega al éxito y la fama a través de un micrófono o un balón.

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¿Qué tan difícil le parece competir con una serie de calidad en los tiempos de Netflix?

La televisión a veces tiene un compromiso de país que plataformas como Netflix o HBO, que por otro lado hacen un trabajo maravilloso, no tienen. La vida de Diomedez Díaz o Rafael Orozco no le interesan a Netflix.

¿Entonces no estamos ante el fin de la televisión abierta?

Hay unos cambios indiscutibles en los gustos, pero también hay una cosa muy importante en la televisión abierta y es que es el espacio donde la gente se encuentra a sí misma, en donde se habla del país, de nosotros, en donde están representados nuestro humor y nuestra tragedia.

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