SEMANA: ¿Fue Gabo un buen periodista?
JAIME ABELLO.: Uno magnífico. Estuvo enamorado del oficio y durante 53 años probó su suerte en todas las áreas. Se preocupó por el buen periodismo y por eso creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
SEMANA: ¿Entonces por qué prefirió la literatura?
J.A.: El periodismo fue su escuela. Después entró al periodo literato, llegó Cien años de soledad y pasó lo que ya conocemos. Pero él siempre volvía. Recopilaba su trabajo y hacía investigaciones como Relato de un náufrago. Trabajó en la revista Alternativa, e incluso después del Nobel siguió haciendo periodismo.
SEMANA: ¿Cuál es la diferencia entre periodismo y literatura?
J.A.: Gabo dice que son lo mismo, pero todos sabemos que en la literatura se puede inventar y en el periodismo no. El García Márquez de ‘Caracas sin agua’, que crea un personaje para mejorar un texto, no es el mismo de Noticia de un secuestro, que es riguroso y verifica.
SEMANA: Una vez él dijo que sufría por el maltrato del idioma. ¿Sigue pensando así?
J.A.: Creo que sí. En los últimos años, el periodismo ha entrado en una fase de confusión y reacomodación. La relación de los medios con la audiencia ha cambiado. El negocio tradicional se ha dañado, ha habido recortes y una pérdida de calidad.
SEMANA: ¿Hoy en día qué le interesa a la gente leer en un periódico?
J.A.: Temas propios e investigación. Hay que tener un producto propio y bien hecho. Hay que sacar temas a la luz pública sin importar las consecuencias. Y ante todo, se debe narrar bien.
SEMANA: ¿Y eso no está pasando hoy?
J.A.: Hoy se trabaja al ritmo de la inmediatez. Y lo malo es el riesgo de quedarse en ese periodismo rápido.
SEMANA: Usted conoce muy bien a Gabo. ¿Él usa internet?
J.A.: Fue de los primeros escritores que lo adoptó, y siempre lo ha usado para leer medios y comunicarse por email. El problema de internet es no saber usarlo. A él le preocupa la degradación del periodismo en el lenguaje. Así se haga en nuevos medios hay que exigir más tiempo, investigación y edición.
SEMANA: Y una pregunta obligada. ¿Cómo está Gabo de salud?
J.A.: Está perfecto. Tranquilo en su casa, retirado de la vida pública, llevando una vida doméstica. Está viviendo sus 86 con tranquilidad.