SEMANA: En Silicon Valley dicen que lo de ustedes es una revolución. ¿No exageran?
MICHAEL SHOEMAKER: No. Uber nació en 2009 y ya estamos en 35 países, donde lo que hicimos fue abrir una opción más: los taxis de servicio privado. En Colombia, son los taxis blancos.
SEMANA: Pero aquí algunas aplicaciones ya hicieron esa revolución con taxis amarillos. ¿Qué es lo novedoso?
M. S.: En horas pico, los taxistas tienden a abandonar la tecnología y recogen pasajeros en la calle. Ahí entramos nosotros. Somos costosos, pero permitimos conseguir un carro en pocos minutos y viajar de manera cómoda y segura. Es una opción para que la gente use menos el carro. Es más económico usar Uber todos los días que tener un carro propio.
SEMANA: Ustedes están quitándole el negocio al gremio amarillo. ¿No temen una demanda? En Estados Unidos y España han tenido problemas legales…
M. S.: No hay lugar en que no hayamos tenido problemas. Donde hay innovación hay resistencia. En Colombia estamos sorteando las dificultades con base en la normatividad. Nuestros clientes conforman menos del 1 por ciento del mercado. Se trata de personas de estrato 5 y 6 que antes no se montaban a un taxi y preferían el carro.
SEMANA: Pero entonces no son tan revolucionarios…
M.S.: La idea es llegar no solo a los estratos más altos, sino a todo aquel que tenga una tarjeta de crédito.
SEMANA: ¿Cómo atraen a los conductores?
M. S.: Ellos hablan entre sí y se dan cuenta de que esta es una buena forma de ganar dinero. Además, ellos de por sí ya pagan altas sumas de dinero por operar con placa blanca. Con nosotros tienen más carreras.
SEMANA: ¿Por qué, de todas las ciudades de América Latina, llegaron a Bogotá?
M. S.: Cuando los fundadores pensaron en Bogotá, al principio creían que la ciudad estaba en la mitad de la selva, como en la película Mr. & Mrs. Smith. Pero bastó estudiarla para saber que aquí chocan dos tendencias: el desespero ante los problemas de movilidad y una creciente elite cosmopolita y moderna.
SEMANA: Ustedes son rentables y han crecido al 20 por ciento mensual. ¿Cómo lo logran?
M. S.: En Bogotá y Cali todavía no recibimos mayores ganancias porque apenas estamos invirtiendo. Pero nuestro modelo es rentable. Se asemeja al de las empresas de taxis. El 80 por ciento es para los conductores y el 20 restante es nuestra comisión. Con esa plata compramos los equipos que les damos a los taxistas y pagamos el plan de datos y la nómina. Lo que queda es para los fundadores.