ENTREVISTA
“Los Viajes del viento, una locura completa”
Se estrena la última película de Ciro Guerra, Los viajes del viento, un 'road movie' a lomo de burro y a ritmo de acordeón. Nathan Jaccard habló para Semana.com con el director colombiano sobre su obra y su visión del cine.
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Desde hace unos años una avalancha de jóvenes directores colombianos ha copado las carteleras. Ciro Guerra es uno de ellos. Con tan solo 28 años, lleva dos películas a cuestas, La sombra del caminante, de 2004 y Los Viajes del viento, que se acaba de estrenar y que ya confirmó su participación al festival de Cannes y al de San Sebastián. Conversación con el realizador, que reinventa, refresca y redescubre el Caribe colombiano.
¿Qué son Los viajes del viento?
Ciro Guerra: Es la historia de un juglar que va de pueblo en pueblo y un día decide no tocar más y emprende su viaje desde la región del Magdalena hasta la alta Guajira para devolverle el acordeón a su maestro. En el camino se le une un joven que sueña con ser músico. Juntos emprenden un viaje por toda la región.
¿Cuándo germinó el proyecto?
C.G.: Hace 13 o 14 años se me cruzó la imagen de un hombre con un acordeón que andaba sobre un burro. Esta es la película que siempre quise hacer. Además yo soy del Cesar, crecí rodeado de tradición oral, la figura del juglar errante, que lleva historias y canciones de pueblo en pueblo siempre me fascinó.
¿Cómo preparó la película?
C.G.: Hice varios viajes de investigación, recorriendo toda la región. Este viaje también alimentó muchísimo la película pues fuimos integrando historias que nos encontrábamos. Por ejemplo descubrí a Nueva Venecia en la Ciénaga Grande e integré parte de la historia de violencia, de masacres que ha sufrido el pueblo.
¿Cómo logró financiar su película?
C.G.: No fue lo más difícil, era un proyecto que generó mucho interés. Es una coproducción alemana, holandesa, argentina y colombiana. Además nos ayudaron empresas, fundaciones, la Universidad Nacional, la gobernación del Cesar.
¿Cómo fue filmar por toda la región?
C.G.: Estuvimos en más de 80 locaciones de cinco departamentos, en las sabanas del Cesar, en la Serranía del Perijá, en la Sierra Nevada, en la Guajira, en la Ciénaga del Magdalena, lugares que nunca se han visto en el cine colombiano.
¿Qué lugar lo impactó particularmente?
C.G.: Me impactó mucho la Guajira, es un lugar con una energía muy particular, también Nueva Venecia donde hubo una masacre terrible. Era la primera vez que llegaba gente de afuera para no hacerles daño.
¿Por qué recurrir a actores naturales?
C.G.: Desde el principio no queríamos actores del interior que imitaran los acentos costeños, sino personas que reflejaran la forma de ser, la multiculturalidad de la región. Nos interesaba ser fieles al lenguaje de la región Caribe.
¿Cómo fue ese proceso?
C.G.: Juan Pablo Félix, que hizo el casting de María llena eres de gracia, seleccionó el reparto en un proceso que duró seis meses y en el que se presentaron una dos mil personas. Después se hizo un trabajo muy profundo de año y medio con los escogidos, que son casi 100 personas.
¿Por qué ambientar la película en 1968?
C.G.: Es un giro. Es una fecha importante para la humanidad y para el vallenato, pues es el final de la época de juglares y el comienzo de una nueva era donde el ritmo se vuelve masivo, de estrellas, de conciertos, de discos. Además en 1968 se fundó el departamento del Cesar.
¿No cree que fue una locura hacer una película en ciénagas, nevados y desiertos, con actores naturales y ambientada en los años sesentas?
C.G.: Sí, es una locura completa, la locura más grande que se ha cometido en el cine colombiano, pero estamos contentos de haberla hecho.
¿Cuál es la Costa que pinta en Los viajes del viento?
C.G.: Antes de empezar la película hicimos una lista de clichés del Caribe que fuimos cachando. Nada de guacamayas, nada de Escalona, nada de mariposas amarillas, lo mínimo de sombreros vueltiaos. Queríamos que la película fuera muy fiel a la diversidad del Caribe. Se habla el bantú de Palenque, el wayú, el aruhaco, todos los actores son de la región.
¿Le parece que Los viajes del viento es melancólica?
C.G.: Puede ser. Una cosa de la música de allá es que es muy alegre pero triste al mismo tiempo. El caribeño es profundamente melancólico y reflexivo, la alegría es una máscara. Yo quería ir mas allá de esa mascara. El arte puede transmitir eso.
El elemento mítico parece estar muy presente en su película...
C.G.: Me llamó la atención la historia de Francisco El Hombre, su duelo musical con el diablo. Esa historia se repite en el tango, en el blues, en el folk, en la música balcánica. Son variaciones del mito de Orfeo, que se enfrenta a Hades. Es un mito universal adaptado a un concepto local. El viaje del héroe también es una estructura mítica como la Odisea, El mago de Oz, La guerra de las estrellas o El señor de los anillos.
¿Qué rol juega el paisaje?
C.G.: Uno de los retos de la película era que no se volviera una simple postal, necesitábamos una fuerza dramática muy grande. Usamos un formato panorámico súper 35mm, el mejor para filmar el paisaje con calidad. Queríamos así retratar la relación profunda del hombre con la naturaleza, muchos compositores dicen que la naturaleza los inspira, quisimos ser fieles a eso, a ese elemento primal de la creación.
Víctor Gaviria fue el último colombiano en Cannes. ¿Cómo vive esta filiación?
C.G.: Estamos recorriendo un camino que fue abierto por los pioneros. Víctor pertenece a una generación que abrió una trocha con un cortaúñas. Si no fuera por todos ellos no estaríamos aquí. Ahora esperamos abrir nuevos caminos.
¿Piensa que con películas como Perro come perro, Riverside, Paraíso Travel o Los viajes del viento el cine colombiano está viviendo una nueva era?
C.G.: Con la ley de cine hubo una gran explosión, se logró mejorar la calidad técnica y el publico lo respaldó. Pero ahora hay que arriesgar más, estamos en un momento definitivo donde tenemos que buscar un lenguaje propio.
A parte de Cannes. ¿En qué otros países van a estar?
C.G.: Estamos recibiendo invitaciones de todas partes, tenemos un buen distribuidor. Pero la película está echa sobre todo para los colombianos, es muy importante que se estrene en el país. Mi principal expectativa es que la gente de acá la vea, después que sea lo que sea.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
C.G.: Todo depende de cómo nos vaya con Los viajes del viento, los cineastas nos jugamos la vida en cada película, el futuro es incierto.