El hombre de Uribe
El funcionario más influyente de este gobierno es tal vez el más discreto y el menos conocido.
Al igual que Alvaro Uribe, José Roberto Arango tiene 50 años. Y de esos, ha sido amigo del actual mandatario durante 40. Comenzaron a tratarse en concursos de caballos de paso, en los cuales Alvaro siempre se ganaba el premio al mejor jinete infantil y José Roberto lo observaba desde las barras. A los 14 años, a pesar de estar en colegios diferentes, ya eran amigos cercanos. A los 17 montaron juntos un restaurante de ostras y banana split que se llamó 'El Gran Banano'. Por la misma época ingresaron simultáneamente a la Universidad de Antioquia a estudiar derecho y ambos se inscribieron en el movimiento Juventudes Liberales al mismo tiempo. Uribe se graduó en Antioquia y Arango terminó su carrera en la Javeriana. Cuando el hoy Presidente fue nombrado secretario del Ministerio de Trabajo a mediados de los años 70, se trasladó a Bogotá, donde compartieron apartamento de solteros. Posteriormente, cuando Uribe llegó a la Alcaldía de Medellín, nombró a su amigo secretario de Hacienda.
A partir de entonces José Roberto ha sido el manager de casi todas las campañas de Alvaro Uribe, empezando por las tres al Senado y culminando en el milagro político de su elección a la Presidencia en la primera vuelta. Ha tenido que conseguir la plata para financiar toda la carrera política de su amigo y esa no fue una cruz grata de cargar.
Todo esto lo ha alternado con una exitosa carrera en el sector privado, en el que probó tener un gran olfato y una singular imaginación para los negocios. Lo demostró en la bolsa como representante en Medellín de la firma Corredores Asociados y posteriormente en su actividad como asesor de empresas. Curiosamente, a pesar de no haber mostrado mayor interés en los estudios durante su juventud, ya casado y siendo padre de tres hijos hizo un alto en el camino y se fue a hacer un posgrado en administración pública en la Universidad de Harvard.
Toda esta hoja de vida hoy está al servicio de la causa del hombre de la mano dura y corazón grande. José Roberto Arango es tal vez el personaje que mayor influencia tiene sobre el Presidente de la República. Las cuatro décadas de amistad que los unen han creado una línea directa entre los dos que va mucho más allá de la relación de trabajo tradicional entre un consejero presidencial y su jefe.
Alvaro Uribe es un hombre muy reservado que, a pesar de su cordialidad con todo el mundo, mantiene siempre las distancias. Con una de las pocas personas con quien no las tiene es con José Roberto. Este cuenta con muchas características y atributos que al Presidente le gustan y le sirven. El principal es su total discreción. Con tanto funcionario y político que lucha por figurar junto a Uribe, José Roberto hace todo lo contrario. Esto le da efectividad a su labor y no genera roces.
A esta virtud se suma una personalidad paisa, recia y franca, que sabe decir sí a lo posible y no a lo que no se puede conceder. Así el Presidente no sólo tiene en él un pararrayos sino también un hombre de confianza en el cual puede delegar toda la carpintería de sus políticas.
El doble papel de filtro y consejero se ha traducido en que José Roberto Arango está en todo. Su autoridad, ejercida muy sutilmente, se siente en todos los despachos oficiales. Una llamada suya es prácticamente una orden.
Aunque muy seguramente durante los cuatro años del gobierno se oirá hablar muy poco de este asesor presidencial, cuando se haga el balance de la era Uribe su poder, ejercido desde la sombra, habrá sido definitivo en el resultado final.