Especiales Semana

La viuda de Escobar

María Victoria Henao jugaba con las muñecas cuando conoció a Pablo Escobar. Ahí acabó su infancia.

21 de noviembre de 2004

Mientras en la mente de la mayoría de los colombianos Pablo Escobar figura como el más grande, sanguinario y peligroso capo de la droga en la historia del país, para María Victoria Henao es el gran amor de su vida. Algo normal si se tiene en cuenta que fue su compañera durante 20 años. Cuando lo conoció, ella aún era una niña que "jugaba a las muñecas", como se lo relató al director Sergio Cabrera en su documental El ciudadano Escobar. Fue en el barrio La Paz de Medellín cuando María Victoria era una adolescente de 13 años y Pablo, un joven de unos 24. Él era uno de los mejores amigos de un hermano de ella y desde entonces se dedicó a conquistarla con poemas y canciones que le dedicaba. Por la diferencia de edad y por la época, la relación empezó con las típicas visitas en la sala.

Pero Pablo quería convertir a la pequeña María Victoria en su esposa y así lo hizo cuando cumplió los 15 años. Ella se fue de su casa a Palmira en busca de su abuela, que era amiga de un cura, para que diera la autorización de casarse por ser menor de edad. "Me casó el mismo cura que me bautizó en la iglesia de La Trinidad. Estuvimos en Palmira dos días, pasamos la luna de miel en casa de mi abuela y luego regresamos a Medellín". En esas épocas recuerda que no tenía ni idea de las actividades de su esposo pues siempre le decía que tenía varios negocios como la venta de propiedad raíz. "Él estaba todo el tiempo en la calle trabajando. Siempre me contaba que estaba vendiendo cosas, trayendo ropa de Panamá y, pues, rebuscándose la vida para poder estar en mejor forma". Y agrega: "Él decía que si a los 30 años no había conseguido un millón de pesos se suicidaba".

La inocencia propia de su edad se vio interrumpida cuando un día, a la salida del colegio, se encontró con la noticia de que su marido había sido detenido sin que ella pudiera entender lo sucedido. Él le contó simplemente que se había ido a ayudarle a un amigo en un problema que tenía y que la Policía lo había involucrado en un lío. En realidad esta detención se debió a un cargamento de coca que fue incautado en la frontera con Ecuador. Tan pronto fue liberado, Escobar asesinó a todas las personas implicadas en su detención. Sin embargo, María Victoria asegura que le creyó. En ese momento, a sus 16 años, estaba esperando a su primer hijo.

Del emporio que Escobar fue construyendo fue haciéndose consciente poco a poco. En el documental de Cabrera explica que cuando llegó a Nápoles era tan solo una 'chocita', que luego se convertiría en el símbolo del imperio Escobar. Pero fue realmente con la muerte del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla que el velo cayó definitivamente de sus ojos: "Yo no sé cómo empezó ni cómo terminó la guerra. Esa mañana de 1984 que...mataron al ministro...yo creo que fueron pasando cosas de una dimensión que nadie las calculó y nadie las imaginó: una mezcla de pasión y de locura y de juegos cruzados". Desde entonces su vida cambió, así como la del país. Era necesario realizar viajes azarosos en caballos y mulas para que Escobar, en la clandestinidad, pudiera ver a su familia. "Te extraño tanto, me estás haciendo tanta falta. Me siento débil. A veces siento que se apodera de mi corazón una soledad inmensa. Por qué la vida nos tiene que separar así. Me duele tanto el corazón", fue una de las cartas que María Victoria le escribió a su esposo, su vínculo en la distancia.

En cuanto a las infidelidades del capo, era de conocimiento público que cuando estaba detenido en La Catedral pedía que le llevaran muchas mujeres. "Pesaba mucho más la presión de la guerra que un reclamo de estos, que era efímero para la dimensión de mi vida", es la explicación que da pues antes que todo conoció a un hombre que amó a su familia. Un amor que lo llevó a cometer el error de llamarlos en dos ocasiones por teléfono para saber cómo estaban, por lo cual el 2 de diciembre de 1993 fue abatido.

Desde entonces María Victoria y sus hijos han sufrido la maldición del apellido Escobar. El único país que aceptó recibirlos fue Mozambique a cambio de que invirtieran allí. Luego vino la vida en Argentina. María Victoria cambió legalmente su nombre por el de María Isabel Santos Caballero su hijo Juan Pablo, por el de Juan Sebastián Marroquín y su hija Manuela, por el de Juana. "Mi hija Manuela ha tenido serios problemas por cuenta de la vida que llevamos. Es difícil decirle a una niña, que adoraba a su papá, que tiene que cambiar de nombre y ocultarlo. Que tiene que decirles a sus compañeritos de colegio que su papá era un cafetero que murió en un accidente de tránsito", reveló a SEMANA en entrevista realizada en 2002.

Cuando creía que había encontrado la paz, dedicada a sus cursos de decoración y arquitectura, fue acusada por las autoridades argentinas de asociación ilícita y lavado de dólares, por lo que estuvo en prisión un año y medio. Teniendo en cuenta que siendo una adolescente se casó con Escobar, es obvio que cualquier dinero que tenga provenga de la fortuna del capo. Esto implica que cualquier transacción que haga técnicamente es lavado de dólares. La acusación se originó por la compra de una casa por 200.000 dólares que luego vendió en 420.000. Su propio asesor contable Juan Carlos Zacarías, quien según ella trató de chantajearla en un millón de dólares, hizo la denuncia de la transacción amenazando con revelar su identidad. Ella nunca cedió a su petición y el contador finalmente se encargó de sacarlos del anonimato. La cárcel no fue la única consecuencia. Juan Pablo fue detenido un mes y medio y Manuela fue expulsada de su colegio. "Nuestra vida es equivalente a la de una familia judía en la Alemania de Hitler (...) Me he dedicado a tratarme sicológica y siquiátricamente. He vivido 150 años en los últimos 10. Piensen que me casé a los 15, fuimos novios desde los 13, mi primer hijo lo tuve a los 16 y quedé viuda a los 33. Cuando murió yo no tenía ninguna referencia en la vida diferente a ser la esposa de Pablo Escobar". Hoy, por esas vueltas que da la vida y debido a peleas por dinero, María Victoria y sus hijos no tienen relaciones de ninguna clase con la familia de Escobar.