LOS PERROS DE LA GUERRA
SEMANA revela todo lo que se sabe sobre el escándalo de los mercenarios ingleses e israelíes.
Luego de 15 días de rumores, entrevistas en hebreo y pronunciamientos oficiales, lo único claro es que el ex teniente cOronel israelí Yair Klein entrenó a sicarios del narcotráfico. Desde el pasado 23 de agosto, cuando a raíz de un video transmitido por la cadena norteamericana de televisión CBS se conoció la identidad del extranjero que entrenaba a un grupo de paramilitares, han aparecido toda clase de versiones de prensa sobre el asunto y el propio Klein, cada vez que ha podido, se ha dedicado a enredar más las cosas.
Desde el pasado mes de abril la opinión pública colombiana se enteró de la existencia de instructores extranjeros en el Magdalena Medio, pero a pesar de las investigaciones oficiales el asunto no se tomó muy en serio.
Semanas después, el Noticiero Nacional presentó un espeluznante documento en el que se veía un entrenamiento, y que fue el mismo transmitido por CBS y que sirvió para que la semana antepasada las autoridades de Israel abrieran una investigación contra Klein y sus muchachos. Casi simultáneamente se supo que mercenarios ingleses fueron contratados por el cartel de Cali para matar a Pablo Escobar. Pero la historia comienza mucho más atrás, a finales de 1987, cuando Klein hizo sus primeros contactos en Colombia.
POR LA PLATA BAILA EL PERRO
Miembro de las fuerzas de élite de su país, experto paracaidista, adiestrado en la lucha antiterrorista y conocedor del más avanzado armamento, Yair Klein presenta una hoja de vida llena de aventuras militares.
En 1972 comandó el grupo de soldados israelíes que se tomó un avión libio que estaba secuestrado en el aeropuerto de Lod. La operación, que apenas le tomó a Klein y su grupo siete segundos y medio, ha sido una de las más exitosas en ese campo. En 1978, con apenas 36 años de edad, este hombre salió del servicio activo y se dedicó a los negocios particulares. Una bomba de gasolina y un restaurante han sido sus negocios más pacíficos y en ambos quebró. Tras esa corta y frustrante experiencia civil se dio cuenta de que la guerra era su vida y se reenlistó en las Fuerzas Militares de su país, como comandante de un batallón y de una brigada de infantería que participaron en la guerra del Líbano.
De nuevo en el asfalto, en 1985 Klein fundó su propia compañia de asesorías en seguridad, "Jod Hajanit", que vendió material de guerra por cerca de 2 millones de dólares a los falangistas aliados de Israel que pelean en el Líbano. Como se ve, el ex coronel es mejor vendiendo armas que atendiendo un restaurante. Y es por eso que en su país, en la actualidad, funcionan cerca de 800 firmas dedicadas a esas mismas actividades de guerra, como una manera de dar empleo a los cientos de militares jóvenes, entrenados y en plenitud de facultades, que fuera de hacer la guerra no saben nada más. Estas empresas ofrecen sus servicios alrededor del mundo y es asi como personajes de la política internacional, ejecutivos y toda clase de empresas contra tan a expertos israelies para que manejen su seguridad. Claro está que, así como son muchos los que se rigen por las normas legales, son más los que hacen cualquier trabajo por una buena paga, sin importar a quién tengan que matar.
Aún no está claro si Klein llegó a Colombia para ofrecer sus servicios o si vino con un contrato ya entre manos. De todas formas, el ciudadano israelí Mariot Shoshani, otro ex militar que se desempeñó como representante de la firma oficial Isrex en Colombia, fue quien lo puso en contacto con militares colombianos y con los supuestos ganaderos que iban a contratarlo. Klein estuvo, según sus declaraciones a la prensa, en una reunión con un mayor y un capitán del Ejército colombiano que le aseguraron que representaban a los grupos de autodefensa. Previamente, Shoshani se había entrevistado con el mayor en las instalaciones militares de Usaquén, en Bogotá.
Antes de que se cerrara el trato, y como parte de su labor de promoción, Yair Klein dice haberle ofrecido sus servicios a Uniban y a dos compañías privadas de seguridad, una de ellas Seguridad Atlas. Posteriormente ofreció sus servicios al DAS. De acuerdo con fuentes de esta última institución, en febrero del año pasado llegó una carta de la compañía de Klein en la que se ofrecían servicios de adiestramiento a personal del DAS, pero esta propuesta, como otras muchas del mismo tipo que llegan a esa dependencia, fue rechazada, pues "este tipo de negocios se hacen de gobierno a gobierno y no con empresas privadas", señaló una fuente del DAS.
A raíz de su reunión con los militares colombianos, en las que al parecer intervino también un senador, el corazón y el bolsillo llevaron a Klein a Puerto Boyacá. En su teatro de declaraciones contradictorias y de afirmaciones despistadoras, el ex militar no ha dicho a ciencia cierta cuánto cobró por su trabajo, pero se estima que no recibió menos de 800 mil dólares.
Con por lo menos cuatro mercenarios salidos de las filas del ejército israelí, entre los que están Avraham Tzadaka, Amatzia Sheuli, Terry Melnyk y Yaakov Brine, el ex militar se comprometió a dictar tres cursos de tres semanas cada uno. A tan selecto grupo había que sumar los nombres de Mike Harari, ex jefe de seguridad del general Manuel Noriega, y el de David Candotti, un israelí que en junio pasado cayó preso en Miami por contrabandear armas para el cartel de Medellín. Treinta hombres, seleccionados por Gonzalo Rodríguez Gacha, Henry de Jesús Pérez, Víctor Carranza, Pablo Escobar y Fabio Ochoa Vásquez participaron en el primer entrenamiento.
MAESTRO DE "VLADIMIR"
Según Klein, su labor consistió en entrenar a campesinos que querían defenderse "de la guerrilla del M-19", cosa a todas luces falsa si se tiene en cuenta que ese grupo no ha hecho presencia en Puerto Boyacá. A todas estas, en ese momento, a comienzos del 88, las autodefensas eran legales, hecho en el que se basa el israelí para defenderse y afirmar que no violó las leyes colombianas.
Otra cosa dicen los hechos, y con el correr de los días algunos cabos se han ido atando, desafortunadamente para el ex militar y para otros cuantos implicados en el asunto.
SEMANA pudo establecer con diversas fuentes del alto gobierno y de los organismos de seguridad, que ya no quedan dudas acerca de que Alfredo Baquero, "Vladimir", fue uno de los mejores alumnos del israeli.
Cuando se emprendieron las investigaciones de las matanzas en las fincas "Honduras" y "La Negra", en Urabá, los escasos sobrevivientes coincidieron en afirmar que un hombre negro, corpulento, que parecia comandar la operación, fue el primero en disparar contra los campesinos.
Luego, durante la investigación por la masacre de La Mejor Esquina, en Córdoba, testigos hablaron por primera vez de un tal "Vladimir" e hicieron una descripción que coincidió con la del hombre que comenzó los disparos en Urabá. Y, finalmente, tras la masacre de los jueces en La Rochela, no cupo duda de que el" negro Vladimir" era el hombre detrás de las matanzas.
Pero ¿cómo se llega a relacionar a "Vladimir" y a Klein? La culpa de todo la tiene la ambición comercial del ex militar que terminó afilando el cuchillo para su propio pescuezo. En su afán por promocionar sus servicios, Yair Klein filmó un entrenamiento en Puerto Boyacá, el mismo que pasó en primicia el Noticiero Nacional, en el que él aparece dirigiendo el ejercicio y "Vladimir" actúa como monitor. Al dia siguiente de que el video apareciera en televisión, los jueces encargados del caso de La Rochela reconocieron al alumno "pilo" como "Vladimir", el jefe del grupo que perpetró la masacre.
Por otro lado, para comprometer más a Klein, "Vladimir" y compañia, los organismos de seguridad cuentan con otro valioso testimonio. Diego Viáfara Salinas, concejal de Puerto Boyacá, médico de Acdegam y hombre de confianza de los narcos tras una disputa con Henry Pérez vio en peligro su vida y decidió salir corriendo a contarlo todo.
EL "CANTO" DE VIAFARA
Durante una estadia en los laboratorios de coca en los Llanos Orientales, el concejal notó movimientos extraños a su alrededor y, por si las moscas, fingió estar enfermo y se hizo trasladar a Bogotá, en donde salió disparado para El Espectador a contar su historia. Tras una larga entrevista con los Cano, el médico de Acdegam fue a parar a la oficina del procurador Horacio Serpa y de ahi pasó a los servicios de inteligencia, que supieron aprovechar muy bien el material que tenian entre manos.
Entre las muchas cosas de que habló, Viáfara narró con lujo de detalles la historia de los instructores extranjeros y sus vinculos con Acdegam. Es más, afirmó que a la graduación del primer grupo de sicarios entrenados por los israelies asistieron Gonzalo Rodriguez Gacha y el coronel Luis Bohórquez Montoya, comandante del Batallón Bárbula.
Según se desprende de las declaraciones de Viáfara y de las entrevistas de Klein, Bohórquez no sólo apertrechó a los mercenarios y facilitó su labor sino que permitió que parte del adiestramiento se adelantara en las instalaciones del batallón. Tanto Acdegam como Bohórquez han negado enfáticamente tener relaciones con los mercenarios. A todas estas, Klein y sus hombres, cuyas identidades no se conocieron sino hasta la semana antepasada, entraron y salieron por lo menos seis veces del país sin problema alguno. El israeli, que alcanzó a dictar el segundo de los tres cursos pactados, afirma que abando nó definitivamente su labor en el Magdalena Medio cuando un miembro de la embajada de Israel en Bogotá le hizo saber que las cosas se estaban complicando por los nexos entre los ganaderos que lo contrataron y el narcotráfico. Esto quiere decir, ni más ni menos, que Israel sabia oficialmente de las actividades de su ex coronel y que, aunque oficialmente afirme que no le concedió permiso para actuar en Colombia, tampoco hizo nada para evitarlo.
En cuanto al video presentado por televisión, fuentes militares consultadas por SEMANA afirmaron que pone en una situación dificil a Klein "pues durante toda la filmación se puede ver que esos hombres se estaban entrenando en acciones ofensivas y no pensaban solamente en su defensa. El tipo de armamento que se ve y las maniobras que realizan--entre las que hay unas que son características de los sicarios--no son propiamente las de un grupo de autodefensa". En efecto, fuera de las ametralladoras Uzi y mini-Uzi, de fabricación israeli, que pueden considerarse como armas defensivas, los comandos en entrenamiento trabajan con rifles AR-15, un arma netamente ofensiva. Hacen también ejercicios de ataque y de intercepción de vehiculos como las que hacen los grupos de sicarios para alcanzar a su victima.
LA CONEXION INGLESA
De todas formas, a pesar de lo avanzado de las investigaciones, es mucho lo que queda por averiguar en el caso de los mercenarios de Israel. Y a este caso se suma también el de los ingleses, que según Viáfara y las revelaciones recientes de la prensa de Londres jugaron un papel importante en los últimos meses. A comienzos de agosto, el Sunday Times publicó toda la historia--que fue reproducida en Colombia por el diario El Tiempo- de un complot organizado y ejecutado por mercenarios ingleses para matar a Pablo Escobar Gaviria. Según fuentes militares, al parecer estos hombres vinieron con la intención de trabajar para el cartel de Medellín, pero una mejor oferta los llevó a trabajar para el cartel de Cali en esa operación. Peter McAleese, Dave Tomkins, Alex Lennox, Geffrey Adams, entre otros, formaron hace algún tiempo un grupo que se conoce como "Los Intocables", y que vende sus servicios al mejor postor,que para su operación en Colombia se autodenominó "Los Doce del Patibulo". Como en el caso de los israelies, todos ellos hicieron parte de los grupos de élite de su país, el SAS, y son relativamente jóvenes --Lennox tiene 35 años y hace tres que fue retirado del servicio-como para desempeñarse de "perros de guerra", apelativo con el que se les conoce en Inglaterra. Estuvieron en El Salvador, en donde cayeron también los israelíes luego de salir de Colombia. Trabajaron en Nicaragua para Somoza, en Togo, en Rodesia y en cualquier parte donde hubiera dinero. Menos escurridizos y reservados que sus colegas de Israel, este grupo de mercenarios ingleses tiene un club privado en Londres, en los alrededores del área de Mayfair, en el que entre whisky y whisky planea sus operaciones o recuerda las viejas batallas. Fue precisamente en ese club donde Tomkins le propuso a sus amigos la operación "Aguas Colombianas", que contrató el cartel de Cali. Tomkins, el "perro mayor", es conocido por sus estrechas relaciones con el contrabandista de armas Adnam Kashogui y por entrenar comandos en el Africa para distintas organizaciones.
Lo cierto es que, hasta el momento, no es mucho lo que se conoce de sus operaciones en Colombia, aunque se sabe que su base estuvo en cercanías de Cali, que la mayor parte de ellos pasaron en el país cerca de seis meses y que McAleese cobraba 6 mil dólares por semana mientras que a Lennox sólo le daban 3 mil. Como pudo verse en un video que se transmitió la semana pasada a través de las televisiones inglesa y colombiana, la operación falló cuando uno de los dos helicópteros--que entraron de contrabando y a uno de los cuales se le puso el letrero "Policía Nacional"--se estrelló a pocos kilómetros de su objetivo.
Por esa razón los "Doce del Patíbulo" se vieron obligados a regresar a Inglaterra, país que se muestra bastante benévolo con respecto a las actividades de sus ex militares. Como Israel, Inglaterra poco puede hacer para detener a unos hombres que sólo saben hacer la guerra y que, a temprana edad, pasan a gozar de un retiro pobremente remunerado. Al finalizar la semana, en declaraciones al New York Times, Klein aceptó que "es posible que una de las personas del curso hubiera matado a Calán (...) Qué voy a saber qué hicieron después del curso. Pudieron haberse asociado con narcotraficantes". Lo cierto del caso es que, a medida que pasa el tiempo y avanzan las investigaciones, no queda duda de que estos "perros de guerra" sabían a ciencia cierta de quién era la mano que los alimentaba.
EL MEXICANO INC.
En una guerra en la que dar palos de ciego no es extraño, dar en el clavo de un solo golpe y al poco tiempo de iniciada la ofensiva contra la mafia, parecía casi imposible. Es por eso que ni las mimas autoridades podían creer la semana pasada que en un solo sitio y bajo una sola razón social: "Coordinadora Empresarial Limitada", se encontrara el conjunto de compañías encargadas de manejar el dinero de Gonzalo Rodriguez Gacha, "El Mejicano" .
En un lujoso piso de la Corporación de Ahorro y Vivienda "Davivienda", en el Centro Internacional de Bogotá, tenía sede el conglomerado de 34 empresas, la mayoría de finca raíz, con sedes repartidas en todo el país, 55 empleados y una nómina mensual de 80 millones de pesos. Alli los periodistas que fueron llevados por las autoridades el sábado pasado encontraron recibos de pago de nómina, arrendamientos, servicios, honorarios, agasajos, compra de pases de jugadores de fútbol del equipo Los Millonarios, sobornos, compras de ganado y de caballos de paso. Datos suficientes para que, con nombre propio, las autoridades puedan detectar a un gran número de personas y organizaciones que han tenido vinculos con Rodriguez Gacha.
Legalmente, la Coordinadora Comercial Limitada, como se llamó inicialmente, figura registrada como una compañia constituida el 29 de mayo de 1956, con capital inicial de cinco mil pesos y cuyo objeto social es la distribución, compra y venta de mercancias de toda indole, la representación de casas comerciales y las ventas a comisión. En sus 33 años de existencia no ha registrado ningún tipo de transacción en la Cámara de Comercio y ni siquiera ha oficializado su cambio de razón social. Aun así, manejaba varias empresas que, con nombres como los de "Ganadería El Polígono", "Inversiones Ganaderas Guarumo" o "Circuito Radial 2.000", poseían enormes extensiones de tierra rural y urbana y realizaban compras millonarias. Contrariamente a lo que se registra en una contabilidad normal, en la de estas empresas sólo se encontraron recibos de gastos.
Estas anomalías hacen pensar que la Coordinadora Empresarial no era más que un conglomerado de empresas de papel que servía de parapeto para que "El Mejicano" pudiera la var sus dólares.
A pesar de ser empresas ficticias, lo clave para las autoridades es que allí se encontró un registro pormenorizado de todos los bienes muebles e inmuebles de Rodríguez Gacha en el país, especialmente de sus haciendas.
En un álbum, la compañía tenía recopilados los datos detallados y actualizados de 25 haciendas de Rodríguez Gacha en cercanías del municipio de Pacho, en Cundinamarca. Con nombres propios de quien se hace llamar a sí mismo "El Mejicano", como "Mi Mazatlán", "Veracruz", "TaoTau", "Gualas", "Cuernavaca" y "Chihuahua", estas fincas, según las autoridades, corresponden a cerca del 60% de la tierra que circunda a Pacho. Pero eso no es todo. En el allanamiento, las autoridades encontraron además libros con las cédulas catastrales y la dirección de casas y edificios en distintas ciudades del país, ocupados en su mayoría por empleados de Rodríguez Gacha, que no pagan arrendamiento por ellos.
Los servicios de inteligencia de la XIII Brigada del Ejército adelantaron la investigación que se inició hace 10 días, con la captura de Jaime Alberto Gelves Lemos, uno de los empleados de la Coordinadora. Poco a poco se fue armando el rompecabezas, hasta llegar a las entrañas de la poderosa organización financiera de "El Mejicano".
Diez oficiales, tres suboficiales y 25 soldados se tomaron las lujosas instalaciones y detuvieron a las personas que se encontraban en ese momento.
Después de una minuciosa requisa, el inmueble ha sido puesto a órdenes del Tribunal Superior de Orden Público.
La información que se encontró también permitió el allanamiento de 19 casas en Pacho y fue fundamental para que se pudieran decomisar 289 carros y numerosas cuentas corrientes y de ahorros en diferentes bancos.
Este golpe contra la Coordinadora Empresarial de "El Mejicano" es hasta el momento, el más duro contra los intereses económicos de los narcotraficantes. Para las autoridades, lo que queda por descubrírsele a "El Mejicano" de propiedades en Colombia es muy poco. Hasta ahora, podría decirse que la guerra que el gobierno le declaró a los extraditables, en cuanto a Gonzalo Rodríguez Gacha, está ganada financieramente.