Juan Sebastián Restrepo, paramédico y paracaidista, en una foto del ejército estadounidense que hoy ilustra su página homenaje en Facebook.

HOMENAJE

¿Quién diablos es Restrepo?

Un documental que lleva el nombre de un soldado colombiano que murió en Afganistán está nominado al Óscar. Esta es la historia de Juan Sebastián Restrepo.

29 de enero de 2011

A Marcela Pardo todavía se le rompe la voz cuando recuerda el día en que su hijo Juan Sebastián señaló el escenario donde cantaba Juanes y le dijo: "Algún día me vas a ver así... Y la gente va a saber quién soy". Hoy, años después, se cumplió el vaticinio y Juan Sebastián es famoso en todo el mundo, pero no por sus habilidades musicales. La razón es que desde su muerte, hace tres años y medio, este colombiano se convirtió en un símbolo de la guerra de Estados Unidos en Afganistán y su apellido, Restrepo, inspiró el nombre de un documental que es firme candidato a llevarse una estatuilla en los premios Óscar. "Yo siempre le creía cuando me decía que iba a ser conocido -comentó Marcela a SEMANA-, pero nunca pensé que sería un héroe de guerra".

La cinta que lanzó a la fama a Juan Sebastián cuenta la historia de una base del ejército gringo bautizada 'Restrepo' en su honor. Está situada en el peligroso valle de Korangal, en el noreste de Afganistán. Varios expertos coinciden en que en esa zona se libró lo más duro de la guerra, pues se trata de la principal sede de operaciones de los más temidos líderes de Al Qaeda.

Atraídos por las experiencias de un pelotón en un lugar tan hostil, el fotógrafo y cineasta británico Tim Hetherington (ganador de cuatros premios World Press Photo) y el reportero de guerra Sebastian Junger (autor del best-seller La tormenta perfecta) se dieron a la tarea de descubrir cómo hacía un grupo de 20 soldados para sobrevivir en una precaria y vulnerable construcción montañosa sin agua potable, electricidad o Internet. El resultado, Restrepo: One Platoon, One Year, One Valley (Restrepo: un pelotón, un año, un valle), ha sido tan aplaudido por la crítica que obtuvo el año pasado el Gran Premio del Jurado del festival de Sundance, fue nombrado como uno de los mejores documentales de 2010 por el National Board of Review of Motion Pictures y completó su maratón de éxitos al ser nominado al galardón de la Academia.

"Hicimos 'Restrepo' con el poco equipaje que podíamos cargar, escribieron Hetherington y Junger en un comunicado que la productora de la película envió a esta revista. Creemos que este reconocimiento habla por la valentía de los hombres que lucharon y murieron en el Valle de Korangal".

Según reportó la prensa estadounidense, el soldado de primera clase Juan Sebastián Restrepo perdió la vida en una emboscada en la que recibió un impacto de bala que le atravesó la garganta. Al verlo herido de muerte, su compañero Brendan O'Byrne le agarró la cabeza y le dijo: "I love you, man". Restrepo falleció desangrado minutos después en el helicóptero que lo transportaba a un hospital.

"Le dijiste que lo querías en nombre de todos nosotros-le manifestó Marcela a O'Byrne cuando este la visitó para hablar sobre Juan Sebastián-. Ese día me contó que mi hijo era como un papá para el resto del pelotón, que los apoyaba y los animaba muchísimo, y tocaba guitarra cuando alguien estaba deprimido. Lo querían tanto que le pusieron su nombre al lugar y no el de otro de los jóvenes que murió ahí". Unos cincuenta soldados más perecieron en los alrededores de la base, por lo que el ejército la cerró en abril de 2010, cuando ya era "demasiado tarde", como publicaron en el momento varios medios estadounidenses. Iván Alejandro Restrepo, hermano mayor de Juan Sebastián, contó a SEMANA que a O'Byrne y a otros soldados no les gustó que usaran su apellido para bautizar la base de operaciones, porque Korangal era una zona infernal y no debía llevar el nombre de un joven tan alegre. Después, cuenta, cambiaron de parecer y lo tomaron como un homenaje al "trabajo duro" y a la "solidaridad".

El 18 de julio de 2007, Juan Sebastián llamó a su casa para felicitar a su madre por su cumpleaños número 47. Le confesó que no soportaba la guerra, que no dormía, que un superior le había recomendado ir a un psiquiatra cuando volviera a casa y le repitió que la quería mucho. "Él sabía que iba a morir", reflexiona hoy Marcela. Jorge González, su mejor amigo, cuenta que al día siguiente recibió una llamada a las dos de la madrugada, hora de Miami. Era Juan Sebastián. "Le pregunté si había pasado algo y dijo algo así como que todos los días le disparaban: 'Es todos los días, todos los días', parecía un disco rayado", declaró al diario The Miami Herald. Tres días después, el 22 de julio, lo mataron.

Juan Sebastián había nacido 20 años antes en Neiva, donde su papá, el médico Gerardo Restrepo, hacía el internado. Se crió en Bogotá y luego en Florida, Estados Unidos, a donde su mamá viajó por una oferta laboral después de que el matrimonio se separó. Tenía 6 años y creció jugando fútbol, montando patineta y tocando guitarra, instrumento que aprendió a interpretar en solo un par de clases. Quienes lo conocían recuerdan que desde muy pequeño mostró ser organizado y disciplinado, y coinciden en que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, como aquella vez que vio a un desconocido varado por gasolina en la orilla de la carretera y se detuvo para darle dinero.

Apenas se graduó del colegio manifestó su intención de enlistarse en el ejército gringo. Pero en ese momento tenía 17 años y necesitaba un permiso de su mamá, quien no lo creía conveniente. Entonces estudió enfermería seis meses en Miami y viajó a Colombia, donde intentó ser futbolista profesional y tomó clases de guitarra y violín. Ya tenía 18 cuando volvió a Estados Unidos y entró a las filas. Recordaba con orgullo que nadie le ganó en la prueba física cuando se presentó y que era el segundo que más 'lagartijas' hacía en su compañía: 273 en dos minutos. Por su vocación de ayuda se entrenó como paramédico, por lo que recibió el apodo de 'Doc'. También cumplió su sueño de convertirse en paracaidista. Marcela se sintió aliviada cuando supo que le habían asignado ir a Afganistán y no a Irak, pues pensaba que su vida correría menos peligro allá.

Antes de viajar, Juan Sebastián volvió a Colombia para despedirse de su hermano y para conocer a Ariana, la hija que tuvo por esos días, fruto de un amorío en Bogotá. Le pidió a Iván Alejandro que, si le llegaba a pasar algo, cuidara de ella. Al llegar a Korangal le contó a su mamá que los paisajes eran parecidos a los de La Plancha, la finca de su abuelo en Santander. Pero la situación se fue tornando dramática. Estuvo dos meses soportando los ataques y cantando para sus compañeros. Un día después de su muerte, un soldado y un capellán llegaron a la casa de Marcela. Ella sabía lo que le iban a decir. Restrepo, enterrado en Colombia, recibió una decena de condecoraciones. Pero para su mamá los mejores homenajes no son las medallas, sino el documental y una canción que los amigos de Juan Sebastián escribieron para ella. "Sebastián había compuesto la música, ellos le pusieron la letra, que es como una carta de despedida".

La vida de Marcela se descompuso por el dolor. Puso en venta la casa donde vivió con sus hijos durante diez años y viajó unos meses a Bogotá para estar con su familia. Hoy, sin embargo, dice no sentir rabia. "Yo perdono al muchacho que mató a Sebastián -asegura entre lágrimas-. Mi hijo tenía que morir para demostrar que las guerras no deben existir. Y estoy segura de que Sebastián Restrepo, que hoy tendría 24 años, se va a ganar ese Óscar para que sea reconocido como el ser humano espléndido que era".