Un ministro sorpresa
El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Luis Fernando Ramírez, puede ser el contador que más lejos ha llegado en la historia de Colombia.
UN MINISTRO SORPRESA
CUANDO LUIS FERNANDO RAMIREZ Acuña, ministro de Trabajo y Seguridad Social, incursionó en el sector público, su única carta de presentación era el título de contador, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Era un jóven de 17 años, proveniente de Tunja y quién pasó la mayor parte de su infancia en el municipio de Oiba, Santander.
Ramírez es hoy, sin duda, el contador que más lejos ha llegado en la historia del país, nadie sabe hasta dónde pueda llegar. Su gestión, hasta la fecha, lo ha colocado en la categoría de ministro sorpresa. No ante la opinión pública, que escasamente sabe quién es y que, además, considera la cartera de Trabajo un ministerio de segunda. Pero si ante todos los que han tenido contacto con él, quienes reconocen unánimemente su calibre.
Su meteórica carrera comenzó en 1980 cuando, como la cuota santandereana de Jaime García Parra, ingresó a la Administración Nacional de Impuestos como técnico. Después de 10 años en esa entidad se convirtió en director, de donde pasó a viceministro de Hacienda y ministro consejero en la embajada en Washington.
El mayor reto que ha asumido fue sacar adelante la ley sobre la reforma de la seguridad social, una de las prioridades del actual Gobierno. El proyecto suscitó encendidos debates, aún así, y en medio de un maratón contra el tiempo puesto que el Congreso está en la fase final, su propuesta se convirtió en ley la semana pasada.
El tema de la seguridad social incluye altas matemáticas y cálculos actuariales que casi ningún lego entiende. Sin embargo, Ramírez habla sobre el particular no con las generalidades de un ministro sino con la propiedad de un verdadero experto en la materia. Todo el mundo sabía que es un técnico serio y de gran competencia. La sorpresa ha resultado ser el descubrimiento de que también es buen político. Donde tuvo oportunidad de mostrar este talento fue en el manejo que le dió a la moción de censura que la bancada de la Alianza Democrática M-19 propuso ante el Congreso, por la supuesta violación de preceptos constitucionales relacionados con la seguridad social. Ante esa difícil situación Ramírez tejió una red de alianzas políticas dignas de cualquier veterano, lo cual le permitió superar la crisis. Tal vez igual de importante fue la discreción que mostró después del triunfo.
Administrar una victoria es una de las cosas mas difíciles en política, y Ramírez mostró mucha cancha en este aspecto.
Hoy se lo disputan como padrinos políiticos García Parra, quien lo presentó en sociedad, y Andrés Patrana, en cuyas filas milita. Pero lo que pocos saben es que el verdadero padrino de Luis Fernando Ramírez es el presidente Gaviria. Desde que trabajaron juntos en la reforma tributaria de 1986, uno como Ministro de Hacienda y el otro como Director de Impuestos Nacionales, Gaviria le echó el ojo. Cuando llegó al poder le dió la oportunidad. Sin duda alguna ha estado a la altura. -