La cartagenera Cecilia Carmen Linda Braekhus lleva el boxeo en la sangre. Aunque se crió en Noruega, un país donde la práctica profesional de ese deporte está prohibida, desde muy pequeña supo que su vida estaba en el ring. Las probabilidades de que se pusiera los guantes eran mínimas. “Mi mamá es profesora universitaria y mi papá trabaja en una consultora. Ellos siempre quisieron que me dedicara a estudiar, pero al final pesaron más mis raíces colombianas”, dice.
Cecilia nació en La Heroica en 1981 y se radicó en Bergen, al oeste de Noruega, cuando tenía 3 años. Sus padres biológicos ya murieron y desde que se marchó, solo ha visitado una vez Bogotá porque su familia quería adoptar a otro niño. No sabe mucho sobre su pasado –tampoco habla español–, pero está convencida de que alguno de sus parientes tuvo que ser un deportista consagrado. La joven debutó profesionalmente en 2007 tras una larga trayectoria en el kick boxing amateur, que empezó a practicar a los 13. Después de ganar todos los títulos posibles en el circuito europeo, decidió incursionar en una nueva disciplina.
“El boxeo es muy difícil de aprender porque debes conocer tu cuerpo y tener un control completo sobre él –explica –. Es como el ajedrez: hay que ser consciente de cada movimiento”. El riesgo valió la pena y meses más tarde el equipo alemán Sauerland, del que han hecho parte destacadas figuras del boxeo en el Viejo Continente, le propuso que se fuera a Berlín donde podría entrenar sin restricciones.
La joven aceptó sin pensarlo dos veces, pues sabía que a pesar de los privilegios que gozaba en Noruega, allí jamás tendría la oportunidad de subirse al cuadrilátero. Desde 1981 ese país es uno de los pocos en el mundo –junto a Cuba, Corea del Norte, Irán e Islandia– donde el boxeo profesional está vetado debido a que muchos lo consideran un deporte demasiado violento cuyas consecuencias pueden ser fatales. Por eso, quienes aspiran a convertirse en verdaderos pugilistas no tienen otra opción que buscar nuevos rumbos. La ascendente carrera de Cecilia en el exterior ha vuelto a poner el debate sobre la mesa y lo más paradójico es que los propios noruegos la ven como un símbolo nacional. Tanto así, que en diciembre pasado la eligieron deportista del año entre cientos de candidatos.
Hoy la cartagenera es la campeona mundial invicta de peso mediano (o peso wélter) y de 80 peleas que ha disputado, ha ganado más de 70. “Ella tiene todo lo que se necesita para ser la mejor”, asegura su entrenador Ulli Wegner, una vieja gloria del boxeo en Alemania. Su talento le ha merecido el apodo de primera dama, pues nunca antes en los 30 años de historia de Sauerland una mujer había firmado con ese equipo. Su rutina es muy exigente y ahora se está preparando para enfrentar a la estadounidense Mia St. John. El reto es grande, pero confía en que la derrotará: “Si alguien me dice que no puedo hacer algo, me empeño todavía más en lograrlo”, concluye.