Avistamiento de ballenas en Bahía Solano.
Avistamiento de ballenas en Bahía Solano. | Foto: AP / Iván Valencia

Regiones

Las impresionantes fotos de ballenas jorobadas en Bahía Solano que le dieron la vuelta al mundo

Con estas imágenes, el colombiano Iván Valencia recibirá en Londres el premio al segundo mejor trabajo de fotografía profesional de Latinoamérica. Un esfuerzo que también busca generar conciencia sobre el turismo responsable.

Redacción Semana
2 de abril de 2024

Cada año, entre julio y noviembre, las aguas cálidas del Pacífico colombiano reciben más de 2.000 ballenas jorobadas o yubartas que recorren más de 8.000 kilómetros desde la Antártida y el sur de Chile para aparearse y dar a luz a sus crías.

Cientos de turistas viajan hasta municipios del Chocó como Bahía Solano para ser testigos de este espectáculo natural. Aunque no es un suceso fácil de fotografiar, el sanandresano Iván Valencia logró capturar con especial sensibilidad el momento y ganar con estas imágenes uno de los premios de fotografía más importantes del mundo: los Sony World Photography Awards 2024.

Valencia obtuvo el segundo lugar en la categoría Latin America Professional Award. Para lograr estas imágenes, entre agosto y septiembre del 2023 viajó acompañado por el Jardín Botánico del Pacífico hasta Bahía Solano y no solo retrató lo que sucedía en el agua, sino cómo en tierra la visita de estos mamíferos ha impactado el desarrollo de la población.

Valencia, quien ha trabajado para medios como SEMANA, El País, instituciones gubernamentales y entidades internacionales, destacó el apoyo de la agencia Associated Press (AP), para la cual colabora actualmente, y la orientación del Jardín Botánico del Pacífico.

“Gracias a ellos tuve la oportunidad de vivir esta experiencia. La verdad fue mi primer avistamiento de ballenas, era algo que quería hacer desde hace mucho tiempo y es un espectáculo impresionante, sentirse tan diminuto por la belleza y la inmensidad de estos mamíferos es una experiencia que hay que vivir. Comencé investigando cuál era la mejor época para ir, luego navegando en internet y por redes sociales me contacté con gente que me recomendó ir con el Jardín Botánico por toda la labor de turismo responsable y seguro que ofrecen”, señaló Valencia.

Tomar las fotografías no fue sencillo y le tomó varios días poder capturar unas muy buenas imágenes de los cetáceos.

“Obviamente, el avistamiento para los turistas es un poco más rápido, más corto. Yo tuve que contratar el servicio por casi todo el día porque este es un tema de paciencia. A mí me habían advertido que no todas las veces se pueden ver, pero fui con biólogos que por su experiencia ya saben por dónde se aparecen; a veces el animal está a varios metros de distancia, pero ellos saben identificar el sonido cuando respiran, el movimiento del agua. A mí me decían: están por allá y yo al principio no veía nada. En ese momento, lo ideal es que todo esté en total quietud y, antes de acercarnos respetuosamente a ellas, se deben apagar los motores porque son mamíferos muy sensibles al movimiento y a ciertos sonidos. Pero la clave principal es la paciencia”, explicó.

Y agregó: “Hubo una foto que tomé con un dron, desde la que se ve a unos machos de ballena jorobada compitiendo en una carrera por alcanzar a la hembra para aparearse. Esta fue una de las más difíciles por el movimiento de los animales, la marea, la inestabilidad de la embarcación y la precisión que se requería para lograr la toma y aterrizar el dron”.

Dos ejemplares de yubartas macho compitiendo por aparearse en el océano Pacífico.
Dos ejemplares de yubartas macho compitiendo por aparearse en el océano Pacífico. | Foto: AP / Iván Valencia

Además de las fotos de las yubartas, Valencia captó momentos claves del movimiento turístico en la zona y la trascendencia del avistamiento de estos mamíferos en la cultura de la región.

“También tomé una foto de algunos turistas viajando en botes con la esperanza de ver ballenas jorobadas emergiendo de las aguas. Otra de un artesano indígena que talla y vende figuras de ballenas en madera. Y una de una turista que estaba realizando un ritual como en un altar que había con estatuillas de ballenas. Ella decía que para poder verlas había que entablar una conexión especial con ellas. Yo no sé mucho del tema, pero seguramente hay personas que buscan diferentes maneras de atraer esos encuentros”, indicó.

Medardo Machuca, artesano indígena de la etnia embera katio, en su taller de artesanías en Bahía Solano.
Medardo Machuca, artesano indígena de la etnia embera katio, en su taller de artesanías en Bahía Solano. | Foto: AP / Iván Valencia

Motor económico

En esta serie se tuvo en cuenta no solo la belleza o la calidad de las fotos, sino las historias detrás de lo que representa la temporada de ballenas para la comunidad de Bahía Solano y el desarrollo económico del municipio chocoano.

Turistas navegando las aguas del Chocó en busca de observar a las ballenas jorobadas.
Turistas navegando las aguas del Chocó en busca de observar a las ballenas jorobadas. | Foto: AP / Iván Valencia

“El turismo es un motor de la economía del municipio. Lo importante de estos avistamientos en Bahía Solano, que es un pequeño puerto del Pacífico, es el aporte que esta actividad turística trae para su población, la cual vive principalmente del ecoturismo y la pesca porque beneficia a las embarcaciones, a los hoteles, a los guías, incluso a los artesanos. Pero más allá del beneficio económico, me pareció interesante ver cómo se da ese encuentro de manera sostenible porque es un turismo seguro que garantiza el cuidado y el respeto por las ballenas durante esta época, las cuales son vitales para el ecosistema marino”, manifestó Valencia.

Un turismo sostenible

Uno de los grandes aportes de las ballenas jorobadas es su contribución a la cadena alimentaria en el Pacífico. De hecho, son muy importantes para el ecosistema submarino, ya que su excremento funciona como una especie de abono del cual se nutren algunas algas marinas y peces, que a su vez sirven de alimento para esta y otras especies.

Por este motivo, es crucial promover la conservación de estos grandes mamíferos y fomentar un turismo sostenible, algo que, según Valencia, ya se está incentivando desde la escolaridad.

En su recorrido por el océano Pacífico, también es posible avistar estos mamíferos en Nuquí, Bahía Málaga e Isla Gorgona.
En su recorrido por el océano Pacífico, también es posible avistar estos mamíferos en Nuquí, Bahía Málaga e Isla Gorgona. | Foto: AP / Iván Valencia

“Un momento muy bonito fue ver cómo a los niños de la única escuela que hay en el municipio les daban clases sobre el avistamiento respetuoso de las ballenas, su conservación y la importancia de esta especie para evitar lastimarlas en ese afán de querer apreciarlas. Además, fue grato ver cómo algunas personas que antes eran cazadores de fauna marina, ahora promueven la práctica de un turismo más sostenible y de conservación en su región”, resaltó.

Estudiantes de la I.E. Luis López de Meza, Unidad, recibiendo una clase sobre conservación ballenas jorobadas en Bahía Solano.
Estudiantes de la I. E. Luis López de Meza, recibiendo una clase sobre conservación ballenas jorobadas en Bahía Solano. | Foto: AP / Iván Valencia

Esta no es la primera vez que Valencia gana un Sony World Photography. En 2013 obtuvo este reconocimiento en una categoría regional por unas fotografías del amanecer en Chía, Cundinamarca. Pero con las ballenas su trabajo se convirtió en el segundo más importante de América Latina después del argentino Marcos Azulay.

Entre el 16 y el 20 de abril estará en Londres para recibir oficialmente este galardón.