BRASIL
Las siete plagas de Brasil
El gigante suramericano sufre una serie de desastres que lo tienen contra las cuerdas. El escándalo de Lula es apenas el más llamativo.
Hasta hace apenas un par de años, Brasil aparecía como la gran promesa del subcontinente. Un exitoso presidente de origen obrero había logrado sacar de la pobreza a 25 millones de personas, la mitad de todas las que salieron de la miseria en América Latina y el Caribe de 1990 a 2009. Sus índices económicos mostraban cifras cada vez más positivas, y el país se integraba al grupo de potencias emergentes destinadas a mandar la parada en el siglo XXI. Pero en algún momento todo comenzó a desplomarse.
La semana pasada la tendencia llegó a su clímax cuando se anunció que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sería investigado por la corrupción que ha gravitado a su alrededor durante algún tiempo sin tocarlo. El derrumbe del mito pareció confirmar que Brasil ha sido atacado por plagas que parecen bíblicas. Estas son siete que lo tienen en jaque.
El mito derrumbado
En las últimas semanas, la investigación de las operaciones Lava Jato y Zelotes amenaza con llevar a juicio a Lula y debilitan sus posibilidades de reelección en 2018. La justicia investiga quién es el dueño de un lujoso apartamento en Guarujá, São Paulo, que habría sido reformado por una de las constructoras investigadas en el esquema de corrupción de Petrobras (Lava Jato), y de una enorme mansión cerca a la capital paulista, que el expresidente visitó 111 veces desde 2010. Otra causa analiza el supuesto otorgamiento de ventajas impositivas al sector automotor durante su gobierno.
Lula, elegido en 2003 y reelegido en 2006, salió del poder en 2010 con un 80 por ciento de apoyo. Pero en los últimos meses ha caído en picada: según Ipsos, solo 25 por ciento lo considera honesto, un 68 por ciento no cree que tenga autoridad moral y 67 por ciento dice que la operación Lava Jato muestra que el expresidente es tan corrupto como otros políticos.
Si bien, según el periodista Alex Solnik, “es difícil obtener pruebas contra Lula porque nunca tuvo celular, ni hay ninguna grabación con su voz, ningún ‘mail’, ni firma, solo indicios”, es un hecho que su figura, que había sobrevivido todos los escándalos, no pudo mantenerse incólume.
Una presidenta sin poder
Según las encuestas, la popularidad de la presidenta es del 6 por ciento, una cifra más baja que la tasa de inflación de dos dígitos. Desde el inicio de su segundo mandato en 2015, la popularidad de Rousseff viene en caída libre, arrastrada por el escándalo Lava Jato y las malas noticias sobre la economía. En febrero, al inaugurar las sesiones legislativas, los legisladores la abuchearon y un diputado mostró un cartel diciendo: “Brasil no te aguanta más. Vete”, mientras en las calles reaparecían los cacerolazos.
En diciembre, el presidente del Congreso aprobó la solicitud de juicio político contra Rousseff, pero el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil anuló la escogencia de la comisión que debía investigarla. Sin embargo, este año el Tribunal Superior Electoral (TSE) le notificó una nueva demanda, en la que se le acusa de abusos con cadenas nacionales, manipulación de datos socioeconómicos, uso indebido de predios públicos, propaganda electoral ilegal y financiamiento indebido de su campaña de 2014. “La presidenta no logró revertir su suerte y el desgaste político es irreversible”, afirmó a SEMANA Ricardo Caldas, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.
Corrupción a todo nivel
Los escándalos de corrupción que estallaron durante el gobierno de Lula y de Dilma son, como todo en Brasil, gigantescos. La operación Lava Jato, según la cual las mayores empresas constructoras pagaron fabulosos sobornos para obtener contratos de Petrobras, ya salpicó a 32 miembros del Congreso, la mayoría de la coalición gobernante, investigados por aceptar miles de millones de dólares en coimas.
El Mensalão, que estalló en 2005 durante el gobierno de Lula, develó el pago de enormes sumas de dinero a los parlamentarios para apoyar políticas oficiales. Fueron juzgados 38 exfuncionarios, empresarios y banqueros involucrados en una red de compra de votos en el Congreso. Y cuando los brasileños pensaron que lo habían visto todo, estalló la operación Zelotes, que logró dejar en pañales a Lava Jato, hasta ese momento el escándalo más grande de la historia. Se trataba de una serie de empresas que pagaban a empleados del Ministerio de Hacienda para evitar cancelar impuestos, lo que causó un faltante de más de 10.000 millones de reales.
Una recesión brutal
“¿Irredimible?”, tituló la revista inglesa The Economist, para referirse a la economía brasileña. “A fines de 2016, la economía de Brasil será 8 por ciento menor que en el primer trimestre de 2014, cuando dejó de crecer; el PIB por cabeza estará un quinto más abajo de su pico en 2010 y dos agencias de crédito rebajaron la calificación de la deuda brasileña”, escribe la revista.
La raíz de la crisis es la caída de los precios de las materias primas y del petróleo. Según un índice de Crédit Suisse, el precio de las materias primas que Brasil vende cayó 41 por ciento desde 2011. Esto llevó a aumentar el endeudamiento que, según The Economist, llegará al 93 por ciento del PIB en 2019, solo superado por Ucrania y Hungría entre los países emergentes y casi el doble de la de Grecia en proporción a su riqueza. Un millón y medio de empleos se perdieron en 2015, las ventas de automóviles cayeron un 20 por ciento en 2015 y el FMI predice que la economía se reducirá 3,5 por ciento este año, con una inflación del 11 por ciento.
Violencia desatada
Brasil exhibe un coctel mortal de narcotráfico y violencia: de las 50 ciudades más violentas del mundo, 21 son brasileñas, según el informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México.
La violencia policial no se detiene: en São Paulo, entre enero y noviembre de 2015, 532 personas fueron asesinadas por “intervención policial”, según datos del Secretariado de Seguridad Pública del Estado, y en 2015, Amnistía Internacional denunció que la Policía mató en Río de Janeiro a 1.500 personas en cinco años, 16 por ciento de todos los homicidios en ese periodo.
Adiós al medioambiente
Las inundaciones que dejaron el último año más de 170.000 personas evacuadas en Argentina, Paraguay y Brasil obedecen a la pérdida de cobertura boscosa en los tres países, que se encuentran entre las diez naciones con más deforestación del mundo, según denuncia Greenpeace. Esto provoca que las lluvias arrastren la tierra y que los ríos crezcan y se desborden.
En total, la Amazonia ha perdido un 12 por ciento de sus bosques y perderá entre un 9 a un 28 por ciento más para 2050, algo así como 4.500 estadios de fútbol por día.
Y en noviembre pasado, un tsunami de barro tóxico destruyó el rio Doce en Minas Gerais, luego de que se rompió un dique de residuos químicos industriales, lo cual desató la mayor catástrofe ambiental de la historia del país
Y ahora, el Zika
Unas jóvenes disfrazadas de mosquito Aedes aegypti, vector del virus del Zika, fueron la atracción mayor en el desfile de carnaval en Recife, el primero en cantidad de bebés afectados de microcefalia causada por el zika. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Brasil será el país más afectado por la epidemia en América Latina, con 1,5 millones de casos en los próximos meses, al tiempo que los casos de microcefalia saltaron a más de 3.500 desde octubre de 2015.
Esta plaga, que se nutre de las inundaciones y la pobreza, se unió a las del dengue y el chikungunya y ha obligado al gobierno a desplegar 220.000 soldados para frenar la epidemia antes de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro en junio. En todo caso, ya algunos países han puesto en duda su participación en las gestas orbitales. Mal panorama para el orgulloso país futbolero que en 2014 fue humillado 7-1 en el mundial realizado en su propia casa.