INTERNACIONAL

Cataluña clama por su independencia

Cientos de miles de personas vestidas de amarillo y rojo formaron una inmensa V de kilómetros de largo en Barcelona.

11 de septiembre de 2014
| Foto: AP

Animados por el referéndum escocés, cientos de miles de independentistas vestidos con los colores amarillo y rojo de la bandera catalana formaron este jueves una inmensa V en Barcelona, para exigir una consulta soberanista que choca con la posición del gobierno central.

En recuerdo de la caída de Barcelona en 1714 en manos de las tropas de Felipe V, quedó formada la gran V de once kilómetros por centanas de miles de personas que ocuparon dos céntricas avenidas barcelonesas.

En el vértice, en la confluencia de ambas avenidas, una joven depositó simbólicamente un voto en una urna, mientras resonaban las notas de un coro con una canción compuesta para la ocasión titulada Ahora es la hora, en medio de los aplausos de los presentes y el ondear de esteladas, la bandera catalana independentista con su estrella blanca en un triángulo azul sobre los colores rojo y amarillo.

"Desde pequeña, gracias a mi familia, me he sentido independentista y no habría nada que me hiciera más ilusión que mi primer voto fuera por la independencia de Cataluña", dice Laura Sánchez Lora, una joven que cumplirá 16 años el 9 de noviembre, día previsto para la consulta de autodeterminación.

"No es solo por cuestión sentimental. Ahora más que nunca, Cataluña necesita un estado que defienda su lengua, su cultura y su economía", añade.

Más de medio millón de personas se habían inscrito, según los organizadores, en esta manifestación bajo el lema 'Llenemos las calles para llenar las urnas'.

"Nuestro objetivo es votar y ganar el 9 de noviembre y entendemos que este 11 de septiembre es el punto de inflexión", explicó Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, principal entidad independentista.

En el 2012, una inmensa manifestación en Barcelona precipitó la puesta en marcha del proceso de autodeterminación. Al año siguiente, una cadena humana independentista de 400 kilómetros forzó al gobierno catalán a fijar la fecha de la votación en el 9 de noviembre.

Calles llenas

Horas antes de la manifestación, miles de personas con banderas independentistas y camisetas con el lema 'Ahora es la hora' llenaban Barcelona, mientras grupos de 'castellers' construían las elevadas torres humanas tradicionales en la región.

Banderas escocesas, flamencas, vascas y gallegas se mezclaban con la estelada independentista catalana en Barcelona.
"Este movimiento independentista en toda Europa es irreversible", gritaba Gavino Sale, un diputado independentista del parlamento regional de Cerdeña, junto al mercado del Born, donde se encuentran las ruinas de la Barcelona asediada en 1714.

Esta Diada marca el 300 aniversario de la caída de Barcelona en manos de las tropas del rey Felipe V en 1714, durante la guerra de Sucesión Española, que puso fin a la autonomía de la región.

Voto imposible de impedir

El presidente catalán, Artur Mas, advirtió al gobierno de Mariano Rajoy que "es prácticamente imposible impedir para siempre" la consulta en Cataluña.

"Es absurdo pretenderlo y creo que el estado español debe darse cuenta", declaró el miércoles desde
 su despacho en el palacio de la Generalitat, sede del gobierno catalán.
"Si una nación como Escocia puede votar, ¿por qué no Cataluña?", se preguntó Mas.

El desencuentro se inició en el 2010, cuando el Tribunal Constitucional impidió a Cataluña –que tiene amplias cotas de autogobierno en educación, sanidad y seguridad–, dé su estatus de nación incluido en un estatuto de autonomía regional aprobado en el 2006. 
Dos años después, la división se acentuó cuando el gobierno central negó una mejor financiación a esta región muy afectada por la crisis.

En los próximos días, Mas espera convocar bajo el amparo de una ley regional esta consulta que constará de una doble pregunta: "¿Quiere que Cataluña sea un estado? ¿Quiere que sea un estado independiente?".

Pero a diferencia del Reino Unido, el gobierno de Mariano Rajoy se opone firmemente a una consulta y piensa impugnarla ante la justicia porque, en su opinión, vulnera la Constitución de 1978, que consagra la "indisoluble unidad de la nación española".

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