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Donald Trump: una marca que pasa de los negocios a la Casa Blanca

La analista Maria Carmenza McLean asegura que si las decisiones improvisadas del presidente continúan, y si su descrédito se multiplica, su nombre puede sufrir un daño irreparable. Estos son algunos de sus conflictos de interés.

12 de febrero de 2017
Los empresarios y los políticos les tienen hoy pavor a las consecuencias que les pueden traer los trinos de Trump. | Foto: AFP

La marca Trump ha sido promovida incansablemente como símbolo de lujo y éxito en los negocios y en la finca raíz. Desde su avión privado, su helicóptero, sus clubes de golf y su imponente edificio en la Quinta Avenida de Nueva York, la marca ha sido publicitada, hasta ahora exitosamente.

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Muchas empresas de Donald, por ejemplo sus casinos, quebraron, pero las consecuencias de esas quiebras recayeron sobre todo sobre sus socios. De manera muy hábil logró que su marca siguiera siendo fuerte. Tanto así que hasta el momento de llegar a la Presidencia de Estados Unidos había podido seguir vendiéndola exitosamente en este país y alrededor del mundo. Su negocio de construcción de edificios bajó en actividad, pero las licencias y ventas de su nombre, para ser usada por otros constructores y empresarios de finca raíz siguió en ascenso.

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La imagen de Trump de ser un empresario exitoso fue un factor importante en su triunfo electoral. Entre algunos de sus votantes, entre ellos los habitantes blancos y pobres de ciudades en donde la industria manufacturera se vino a menos como resultado de la globalización y la tecnificación, y que ahora están desempleados, creyeron en que este empresario que había logrado hacerse rico en sus negocios sería la persona indicada para recuperar la industria, volver a crear empleo y, como decía su mensaje de campaña, hacer de nuevo de los Estados Unidos un gran país.

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Su último éxito, antes de su llegada a la jefatura del Estado, fue haber logrado la concesión por parte del Gobierno del viejo edificio postal en plena Avenida Pennsylvania de la ciudad de Washington, a pocas cuadras de la Casa Blanca. Lo remodeló y lo convirtió en un lujoso Hotel Trump. A pesar de posibles conflictos de interés, al ser al mismo tiempo el arrendador y el arrendatario de esta propiedad, Trump no ha renunciado al contrato. Se ha amparado en la amplitud de la legislación norteamericana en materia de conflictos de interés para presidentes y vicepresidentes. Sin embargo, el creciente uso del hotel por parte de gobiernos y de empresas extranjeros puede ser la fuente de futuros problemas legales, ya que una de las prohibiciones específicas que tiene es la de lucrarse de negocios con gobiernos y entidades extranjeros.

Ese modelo de crear una marca y promoverla fue seguido exitosamente por su hija Ivanka, para sus líneas de ropa, zapatos y joyería, que son fabricadas a bajo costo en China y otros países asiáticos. Sin pudor, Ivanka se atrevió a seguir promoviendo su marca de joyería y sus vestidos, aun después de que su padre hubiera sido elegido presidente. Por ejemplo, apareció en una foto exhibiendo una de sus pulseras, y la foto fue circulada extensamente entre potenciales distribuidores. Los hijos de Trump, tan bien parecidos y agradables, fueron criados en la cultura de que el dinero es el éxito y de que deben aprovechar cualquier oportunidad para conseguirlo.

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Pero la impopularidad de Trump y las fuertes reacciones en contra de su decisión de bloquear el ingreso de musulmanes procedentes de siete países están afectando la marca de Ivanka. Dos grandes almacenes de departamento han suspendido la exhibición y venta de las líneas de vestuario y joyería de la hija mayor del presidente. El último en hacerlo fue Nordstrom. Por supuesto, Donald, quien no ha trazado una raya entre sus intereses personales y sus funciones de gobierno, escribió un trino furioso por la decisión de la tienda y el “injusto” tratamiento contra su hija. Al principio el trino apareció en su página personal, pero luego fue reproducido en su cuenta oficial de la Casa Blanca.

Los empresarios y los políticos les tienen pavor a las consecuencias que les pueden traer los trinos de Trump.  En este caso, sus seguidores no han tenido éxito en boicotear Nordstrom, que tiene su sede principal en el estado de Washington, uno de los bastiones del liberalismo en este país. En los pueblos y distritos en donde viven los blancos pobres y de baja educación que son decididamente leales a Trump y contribuyeron a su  triunfo no existen tiendas Nordstrom, localizadas en ciudades más grandes y cosmopolitas. Como lo informa Semana.com, a pesar de una baja inicial en las acciones de la tienda, posteriormente su precio subió. Para los accionistas y corredores de bolsa también fue claro que Nordstrom no depende del Gobierno para sus negocios.

 Si los errores y decisiones improvisadas del presidente continúan, y si su descrédito nacional e internacional se multiplica, su marca puede sufrir un daño que, esta vez, podría ser irreparable. Sin contar con la posibilidad de que termine saliendo del poder destituido, después de un juicio en el Congreso.