Los que buscan refugio se enfrentan a cualquier obstáculo para escapar de su dramática situación. | Foto: A.F.P. / A.P.

MIGRACIONES

Europa: vergüenza mundial por drama de inmigrantes

El éxodo de personas de África y Oriente Medio genera crisis en el Viejo Continente. El fenómeno crece día a día y los gobiernos están divididos entre acogerlos y rechazarlos.

29 de agosto de 2015

“¡Fuera cerdos extranjeros!”, gritaba un grupo de neonazis frente a un albergue para inmigrantes en Heidenau, oriente de Alemania. Parecía una de las tantas manifestaciones de extrema derecha que desde hace meses se multiplican en ese país. Pero el tono cambió cuando llegaron varios autobuses con inmigrantes. Las arengas degeneraron en una batalla campal, y el grupo xenófobo intentó impedir el acceso de 250 refugiados, muchos de ellos con menores de edad. La acción de la Policía dejó varias decenas de heridos, entre ellos 31 agentes.

La falta de una estrategia efectiva ante el problema de los inmigrantes ilegales en Europa está generando episodios dramáticos y una creciente tensión en países como Italia y Grecia, donde miles llegan por vía marítima. Las costas del sur de Italia son el primer destino procedente de Libia. La semana pasada, la Guardia Costera y la Marina de Italia rescataron 4.400 personas antes de llegar a las costas de su país, al que este año han llegado más de 100.000. Muchas, sin embargo, encuentran un destino trágico. El miércoles, aparecieron 54 cadáveres en la bodega de un barco que salió de Libia, y 71 más se asfixiaron en un camión que los transportaba clandestinamente en Austria. Este viernes dos embarcaciones naufragaron cerca de la ciudad libia de Zuwara. El primer bote llevaba 100 personas y el segundo 400. Al cierre de esta edición, se encontraron 82 cadáveres de las aguas y 198 viajeros lograron salvarse, mientras 200 personas siguen desaparecidas.

Según estimaciones de la Organización Internacional de las Migraciones, 30.000 personas morirán en 2015 intentando cruzar el Mediterráneo.

La difícil situación económica que atraviesa el Viejo Continente no desmotiva a los desesperados migrantes que huyen de la represión, el hambre y la guerra. “Muchos migrantes no saben con exactitud qué van a encontrar en Europa. Pero la idea de que allí estarán más seguros y mejor económicamente está muy extendida. Y no sin una buena razón. Aunque la mayor parte es de clase media, muchos escapan de países que no ofrecen ningún futuro”, dijo a SEMANA Neil Howard, investigador del European University Institute, con sede en Italia y Reino Unido. Debido a su ubicación geográfica, Grecia es el país que más inmigrantes ha recibido. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), en lo que va de 2015 al país helénico han llegado 160.000 personas, sobre todo por la frontera con Turquía en las islas del mar Egeo. De ellos, el 80 por ciento huye de los conflictos de Siria, Irak y Afganistán.

Sin embargo, el objetivo de estos viajeros no es quedarse a orillas del Mediterráneo. Por el contrario, su meta es ‘subir’ hasta países que tengan una mejor situación. “La mayoría de los refugiados usan a Grecia e Italia como países de tránsito para llegar a Austria, Alemania o Suecia. Por lo general, tienen familias allí o creen que las condiciones de recepción son mejores”, declaró a esta revista Ludger Pries, vicepresidente del Consejo de Expertos para la Integración y Migración en Alemania.

El viaje por Europa es toda una odisea. Tras pasar por Grecia, los migrantes cruzan Macedonia en tren para llegar a Serbia, que no hace parte de la Unión Europea (UE), desde donde esperan llegar a Hungría, que adhirió en 2004. En efecto, la frontera entre estos dos últimos países se ha convertido en una ruta principal de entrada al espacio comunitario, a pesar de una espesa valla de concertina de 175 kilómetros que el gobierno ultraconservador húngaro está construyendo para repeler a los inmigrantes. El jueves, anunció incluso que planea desplegar el Ejército.

Entre enero y julio, Frontex, la agencia europea de control fronterizo, registró 340.000 detenciones. Algunos migrantes recurren a las mafias tradicionales para cruzar el mar y evadir los controles fronterizos. Pero la tecnología está cambiando las cosas y ahora juega a favor de los viajeros. Según testimonios recogidos por The New York Times, tener cargados sus teléfonos celulares es tan importante como encontrar agua, comida y refugio. De hecho, gracias a las redes sociales y a los sistemas de geolocalización, se orientan en las regiones más peligrosas del mundo y conocen de antemano lo que les espera en las rutas del Viejo Continente.

Los que se dirigen a Alemania lo hacen porque saben que, junto con Suecia, el país cuenta con una de las políticas migratorias más favorables. El martes, Berlín anunció que su gobierno no devolverá a ningún ciudadano sirio que entre en el territorio alemán, una política que también aplica el gobierno socialdemócrata de Estocolmo. La canciller prometió que en septiembre su gobierno impulsará una serie de reformas a las leyes vigentes para ayudar a los refugiados y facilitar la intervención de las autoridades. Por su parte, Francia y Alemania anunciaron la creación de centros de registro y control en los países de llegada para determinar quiénes tienen derecho a asilo y gestionar la repatriación de aquellos que no cumplan los requisitos.

Del dicho al hecho...

La canciller alemana, Angela Merkel, ha pagado un alto precio político por su política favorable a los refugiados. El martes, cuando visitó el centro de refugiados atacado por los neonazis, algunos de sus compatriotas la recibieron con insultos y gritos de “traidora”. De hecho, mientras que las autoridades germanas prevén recibir este año más de 800.000 solicitudes de asilo (cuatro veces más que el año pasado), casi el 30 por ciento de los alemanes piensa que los inmigrantes son un peso para el país, según una encuesta del Pew Research Center publicada a finales de abril. En la primera mitad del año se han registrado 2.000 incendios provocados en albergues para migrantes, más que en todo 2014.

La cuestión también ha creado tensiones fronterizas dentro de la UE. El eurotúnel, que comunica a Francia y Reino Unido, se ha convertido en un motivo de discordia entre los dos países, que se acusan mutuamente de no hacer lo suficiente para detener a los centenares de personas que buscan a diario cruzar por esa vía el canal de la Mancha. “Pese a las declaraciones de buena voluntad de ambos países, lo cierto es que ninguno quiere crear una barrera, pues se trata de un importante nodo comercial”, le dijo a SEMANA Carlos Vargas-Silva, investigador del Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford.

Y es que en el Viejo Continente se presenta una contradicción frente a la inmigración. Un 38 por ciento de los europeos, según Frontex, piensa que este es el mayor reto que afrontan sus países, por encima de la recesión económica. Pero esa estadística oculta una realidad más compleja. “Si bien un 70 por ciento de los europeos se opone a los campamentos de refugiados, cuando se les pregunta por su relación con un inmigrante conocido su reacción es mucho más positiva”, dijo Vargas-Silva. Como dijo Howard: “No hay que quedarse en cifras: necesitamos más historias que humanicen este fenómeno y creen compasión y empatía”. Porque el drama humano no hace más que crecer, sin solución a la vista.