Una gigantesca operación encubierta de la CIA, con un costo millonario y que empezó a principios de la década pasada, ha servido para que Colombia haya dado de baja a por lo menos media docena de líderes de las FARC, incluido `Raúl Reyes´. Así lo afirma este domingo, en un extenso artículo de primera plana, desarrollado en dos páginas y media de la sección principal, el diario estadounidense The Washington Post.
“Las FARC, consideradas en algún momento como la insurgencia mejor financiada del mundo, se encuentra en su estado más vulnerable en décadas, en parte por un programa encubierto de la CIA por el cual han sido dados de baja al menos media docena de líderes de esa guerrilla”, explica el periódico con respecto a la Agencia Central de Inteligencia norteamericana.
Piezas claves en el programa han sido unas bombas teledirigidas, equipadas con un GPS, cuyo costo unitario es de unos 30.000 dólares. Tales explosivos se han cobrado la vida de jefes guerrilleros como el `Negro Acacio´ el 1 de septiembre de 2007 y, seis semanas después, `Martín Caballero´. El operativo en el que fue dado de baja `Raúl Reyes´ fue diseñado de la misma forma.
La CIA no es la única agencia estadounidense involucrada en el plan. También se encuentra la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés), envuelta este año en un enorme escándalo tras haberse descubierto que ha espiado no sólo miles de comunicaciones de ciudadanos comunes sino también los teléfonos de líderes mundiales como la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, y la canciller federal alemana Angela Merkel.
De acuerdo con el Post, “la asistencia secreta a Colombia incluye asimismo interceptaciones por parte de la NSA y se enmarca en una iniciativa multimillonaria que procede de un presupuesto oscuro. No está relacionada con el respaldo público de unos 9.000 millones de dólares conocido como el Plan Colombia y que se puso en marcha en el año 2000”.
Según el periódico, la operación encubierta comenzó extraoficialmente el 13 de febrero de 2003, cuando las FARC secuestraron a cuatro norteamericanos que volaban en una avioneta en Colombia. Sin embargo, se oficializó tres años más tarde por cuenta del contacto que un coronel estadounidense hizo con el entonces ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, en el que le manifestó la necesidad de mejorar la tecnología para combatir a la guerrilla.
Convencido por el coronel, Santos habló con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, y logró que en junio de 2006 el presidente Álvaro Uribe consiguiera el visto bueno de su colega estadounidense George W. Bush. De acuerdo con The Washington Post, fue decisivo el hecho de que Uribe le recordó a Bush el exitoso operativo que había concluido con la muerte de Abu Musab al-Zarqawi, líder de Al Qaeda, como consecuencia de una bomba teledirigida de unos 225 kilos de peso.
El artículo del Post dice, además, que Colombia era considerada hace casi una década un Estado fallido, pero que ha mejorado mucho gracias a la lucha contra el delito.
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