POLÍTICA
Marine Le Pen, la ultraderecha a la conquista del poder en Francia
Después de los atentados de París, que anularon prácticamente la campaña electoral para estos comicios, el partido de Le Pen se vio confortado en su discurso nacionalista y antimigrantes.
Marine Le Pen, líder del ultraderechista Frente Nacional en Francia, que encabezó el domingo los resultados de la primera vuelta de las elecciones regionales, heredó la dirección del partido de su padre en 2011, esforzándose desde entones en transformarlo en un movimiento de poder.
En cinco años al frente de la formación, Marine Le Pen ganó el reto de hacer del FN "el primer partido de Francia", según reivindican sus líderes, tras haber logrado imponerlo en el panorama político como un "partido normal", relegando a un segundo plano la imagen de formación política extremista heredada de su padre, Jean-Marie Le Pen, varias veces condenado por sus frases racistas.
Para ello trató de deshacerse, al menos parcialmente, de los militantes antisemitas, los nostálgicos de la Argelia colonial o hasta del régimen colaboracionista de Vichy y de los católicos integristas. Todos esos sectores figuraron durante más de tres décadas en la dirigencia del partido.
La transformación del FN pasó incluso por la exclusión de su padre, el dirigente histórico, que fue apartado del partido a mediados de año, después de nuevas declaraciones polémicas. La ruptura con el pasado del FN fue también una ruptura familiar. Desde entonces, padre e hija no se hablan.
"La política exige un cierto número de sacrificios. La vida familiar forma parte de ellos", escribió Marine Le Pen en su autobiografía escrita nueve años antes.
Al mismo tiempo, durante esos años, Marine Le Pen se presentó como la alternativa a los partidos del "establishment" (se refiere a menudo al Partido Socialista y al conservador Los Republicanos con una sola sigla que une la de ambos), y dio un sesgo social a su discurso, apropiándose a menudo de temas tradicionales de la izquierda.
Contra la inmigración
Oradora eficaz, Marine Le Pen, de 47 años, sigue teniendo como ejes principales de sus discursos las posiciones tradicionales de la extrema derecha contra la inmigración y el islam, pero lo hace invocando el laicismo.
De la misma manera, abandonó el tradicional discurso nacionalista pero económicamente liberal de su partido, presentándose como defensora de los trabajadores perjudicados por la mundialización, el "libre intercambio desleal" y la "dictadura de Europa".
Una estrategia que le dio óptimos resultados: en las elecciones europeas de 2009, el FN obtuvo sólo el 6 % de los votos; en la primera vuelta de la presidencial de 2012, Marine Le Pen quedó en tercer lugar, con casi 18 % de los votos, en las municipales de marzo de 2014 su partido ganó 11 alcaldías, en las europeas de mayo del mismo año encabezó por vez primera unos comicios nacionales.
Este domingo, obtuvo un nuevo éxito, con 28 % de los votos, según las últimas estimaciones del ministerio del Interior, superando a los socialistas y a la oposición de derecha y encabezando los resultados en seis de las 13 regiones de Francia.
Después de los atentados de París, que anularon prácticamente la campaña electoral para estos comicios, el partido de Marine Le Pen se vio confortado en su discurso nacionalista y antimigrantes a raíz de la información de que dos de los suicidas de los atentados llegaron a Francia desde Grecia, donde entraron desapercibidos entre miles de inmigrantes.
Ahora, su próximo objetivo es la elección presidencial de 2017, para cuya primera vuelta los sondeos la sitúan en cabeza de las intenciones de voto.
"Si no voy a la segunda vuelta, ceso" la política, dijo hace unos meses.
Abogada de profesión, Marine Le Pen se presenta como una "mujer moderna". Es madre de tres hijos, dos veces divorciada y vive actualmente en pareja con uno de los cuadros del FN, Louis Aliot.