C H I L E

'Pinochet dio la orden'

Al iniciarse el proceso por el asesinato del general chileno Carlos Prats, que implica a Pinochet, SEMANA entrevistó a uno de los acusados por la Operación Cóndor.

20 de noviembre de 2000

Yo era la segunda antigüedad en el ejército cuando Pinochet asumió el mando en 1973”, dice orgulloso el general (r) Ernesto Baeza Michelsen al comenzar la entrevista sobre el general Carlos Prats, asesinado junto a su esposa en Buenos Aires el 30 de septiembre de 1974.

Este hombre, de 83 años, fue uno de los generales chilenos más cercanos al Departamento de Estado norteamericano. Participó en el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende. El 11 de septiembre fue quien llamó al presidente para decirle que se rindiera. Luego fue nombrado director de la Policía de Investigaciones y desde allí dirigió acciones represivas contra opositores a la dictadura. Hoy su nombre aparece en la lista de personas pedidas en extradición por el juez Baltasar Garzón por sus relaciones en la Operación Cóndor, la campaña continental anticomunista.

SEMANA: ¿Usted fue cercano al general Carlos Prats?

Ernesto Baeza Michelsen: Yo fui su subalterno y le tenía una gran admiración. Era un hombre ejemplar como militar y muy cariñoso como padre. Mi relación con él fue profesional a pesar de que, mientras estuve de agregado militar en Washington (1964), sus hijas estuvieron viviendo en mi casa y tuvimos mucha cercanía.

SEMANA: ¿Por qué el general Prats tuvo que salir de Chile tras el golpe militar?

E.B.M.: Al general le tocó ser comandante en un período muy difícil, en el gobierno de Allende, eso hizo que muchos militares lo miraran con sospechas por la cercanía que tenía con el presidente y con su gobierno. Yo no sé cuáles fueron los motivos que tuvo para irse de Chile.

SEMANA: Se ha sabido que le informaron que corría peligro, que había militares que querían asesinarlo o atentar contra su vida.

E.B.M.: Yo no sé, no supe esa información. Mire, recién acontecido el golpe militar, Pinochet me nombró director de la Policía de Investigaciones, yo me dediqué sólo a eso.

SEMANA: Algo habrá escuchado, usted era parte del gobierno.

E.B.M.: Desde el principio Pinochet se rodeó de un círculo hermético que lo aconsejaba y al cual él le comentaba sus decisiones, todos los otros generales fuimos quedando fuera. El creó su propio aparato de seguridad, la Dina, y Manuel Contreras era su hombre de confianza que lo obedecía ciegamente.

SEMANA: ¿Hasta cometer crímenes?

E.B.M.: Sí. Aunque las culpabilidades deben ser probadas en la justicia.

SEMANA: El general Sergio Iturriaga es familiar suyo y está condenado en Italia por atentado a un opositor a Pinochet, también aparece como culpable del atentado a Prats, ¿él le ha comentado algo?

E.B.M.: Iturriaga fue mi yerno. El era un muy buen oficial y si cometió delito fue por acatar las órdenes. Yo nunca comenté nada de esto con él. En España yo supe del acto terrorista donde murió el general Prats y la señora Sofía, estaba en una comida y el embajador me comentó que había ocurrido algo terrible.

SEMANA: ¿Quién debe haber dado las órdenes de atentar contra el general Prats?

E.B.M.: Su superior, Pinochet. El era el superior de todos en el ejército y en un ejército nadie se manda solo.

SEMANA: Si Pinochet resulta ser culpable del atentado contra el general Prats y su esposa ¿debería ir a la justicia?

E.B.M.: Por supuesto. Todos los culpables de crímenes deben ser juzgados. Pero tienen que probarlo.

SEMANA: ¿Pensó alguna vez que el ejército chileno iba a ser visto como el responsable de crímenes?

E.B.M.: Yo quisiera que la gente entendiera que fueron algunos los que tomaron malas decisiones y por eso no se puede juzgar a 50.000 hombres. A mí el juez Garzón me tiene pedido en extradición y yo no mandé a cometer ningún crimen, pueden investigarme.