Con la esperanza de que Estados Unidos apoye a Colombia en un eventual posconflicto y de que ponga en marcha una nueva Alianza para el Progreso en América Latina, el presidente Juan Manuel Santos encara la reunión que sostiene este martes 3 de diciembre en la Casa Blanca con su colega estadounidense Barack Obama.
“La idea del encuentro es no sólo que el presidente consiga el respaldo para lo que vendrá después del conflicto con la guerrilla, sino también para un mayor compromiso norteamericano en la región”, le dijo a Semana.com uno de los dirigentes que acompañan a Santos y quien prefirió el anonimato.
La reunión entre los presidentes, que se realizará esta mañana en la Oficina Oval, dará un espaldarazo al proceso de paz pero no será la primera vez que el gobierno de Washington se manifieste de esa forma.
A pesar de que el Departamento de Estado incluye a las FARC en el listado de grupos terroristas, el jefe de la diplomacia norteamericana, John Kerry, en un discurso pronunciado recientemente en la Organización de los Estados Americanos (OEA), apoyó el diálogo y resaltó el “coraje del presidente Santos”.
Juan Manuel Santos aterrizó el lunes pasadas las 6:00 p.m. en la Base Aérea de Andrews, a las afueras de Washington, procedente de Miami. Como le dijo a Semana.com el director de la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, Erick Langer, “la cita le sirve a Santos porque necesita mostrar un respaldo internacional fuerte al proceso de paz, y a Obama porque quiere hacer notar que desde América Latina le dan el visto bueno a su política hacia la región”.
Aunque el presidente colombiano llega por una invitación que le hizo el gobierno norteamericano, hay quienes creen que Washington habría podido realzar más la visita. “Yo creo que tanto el gobierno como el Congreso de Estados Unidos habrían podido involucrarse más y lograr, por ejemplo, que el presidente hablara en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes”, le dijo a Semana.com Carl Meacham, responsable de América Latina del Center for Strategic and International Studies (CSIS), uno de los centros de análisis más prestigiosos de la capital.
En cualquier caso, en el encuentro Santos le expondrá Obama la propuesta de una nueva y ambiciosa iniciativa regional. Lo anticipó el domingo por la noche en Miami: “Voy a plantear, cincuenta años después, una nueva Alianza para el Progreso, y para la paz”. Se refería al plan anunciado en 1961 en la Carta de Punta del Este suscrita por 23 países, con la que, gracias al apoyo del entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, más de 20.000 millones de dólares de la época fueron destinados al desarrollo regional.
Políticas bilaterales
El viaje de Santos a Washington se produce en momentos en el que un presidente colombiano no viene a pedir ayuda. Ya son cosa del pasado los días en los que Andrés Pastrana buscaba que el Congreso ayudara a financiar el Plan Colombia o en los que Álvaro Uribe pedía que el Senado y la Cámara le dieran el visto bueno al Tratado de Libre Comercio (TLC). En esta ocasión el presidente de Colombia viene en visita de trabajo, de carácter oficial, muy típica en los últimos tiempos en esta ciudad. En el año 2012, por ejemplo, Obama recibió en este tipo de visitas a 12 mandatarios extranjeros dentro de los cuales sólo uno, Enrique Peña Nieto, presidente electo de México, era latinoamericano.
En términos generales, existe otro tipo de visita, la visita de Estado, mucho más formal y menos frecuente. El mandatario extranjero es recibido con 21 cañonazos en el jardín sur de la Casa Blanca y alojado durante cuatro días en Blair House, una antigua mansión situada frente a la residencia presidencial norteamericana. Al huésped se le homenajea asimismo con una cena de gala. Desde que en el 2009 asumiera la presidencia, Obama sólo ha organizado seis visitas de Estado, entre las que se cuentan las de Hu Jintao, de la China; Felipe Calderón, de México, y Manmohan Singh, de la India.
Los tres últimos presidentes de Colombia que han cumplido una visita de Estado a la capital estadounidense han sido Carlos Lleras Restrepo, en junio de 1969, cuando lo recibió Richard Nixon; Alfonso López Michelsen, en septiembre de 1975, que tuvo por anfitrión a Gerald Ford, y Andrés Pastrana, en octubre de 1998, invitado por Bill Clinton.
La agenda
Más de 20 personas componen la delegación colombiana en la capital estadounidense. A Santos lo acompañan la primera dama, María Clemencia Rodríguez de Santos, así como el nuevo embajador ante la Casa Blanca, Luis Carlos Villegas, que este martes presenta cartas credenciales. También han viajado los ministros de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín; el de Comercio Exterior, Santiago Rojas; el de Trabajo, Rafael Pardo, y el de Tecnologías de la Información, Diego Molano. Igualmente, la presidente de Proexport, María Claudia Lacouture, y la consejera presidencial María Isabel Nieto.
El lunes, Santos destinó la mañana a un encuentro con académicos en la Universidad de Miami y luego se hizo presente en el almuerzo que la Cámara de Comercio Colombo-Americana le ofreció en el Biltmore Hotel de Coral Gables. Se trata de uno de los hoteles más emblemáticos de la Florida: sus muros imponentes albergaron un hospital en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y, años después, sirvieron de alojamiento en una lujosa suite para el temido Al Capone.
Caída la tarde y tras aterrizar en Andrews, el presidente y algunos miembros de su comitiva se dirigieron al centro de Washington, al Willard Hotel, donde tomaron parte en una cena privada ofrecida por el Center for American Progress, un instituto de pensamiento liberal fundado hace una década por John Podesta, exjefe de gabinete del presidente Bill Clinton.
A ese mismo centro estuvo vinculado el hoy jefe de gabinete de Obama, Dennis McDonough. A la comida habían sido invitadas personalidades como el secretario de Trabajo de Estados Unidos, Thomas Perez, y el exsenador demócrata Tom Daschle.
Este martes, Santos empieza la jornada con un encuentro privado en el Diálogo Interamericano, el centro de análisis sobre América Latina más importante de la ciudad, dirigido por Michael Shifter. Ahí se verá, entre otros, con el expresidente mexicano Ernesto Zedillo y con el académico estadounidense Francis Fukuyama, autor del libro El fin de la historia.
Después irá a la Casa Blanca para reunirse con en la Oficina Oval y almorzar. Con posterioridad hablará ante el Consejo Permanente en la Organización de los Estados Americanos (OEA), de donde pondrá rumbo al Capitolio para reunirse con la líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y con el presidente de esa corporación, el republicano John Boehner.
Hará su siguiente parada a las 4:30 p.m. en el National Press Club y terminará la jornada en una cena de carácter privado en The Atlantic Council, otro conocido centro de pensamiento de la ciudad en el que se verá con la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker; el exsecretario de Estado Colin Powell, y el responsable de América Latina de la entidad, Peter Schechter.
El próximo miércoles comenzará el día como invitado a Morning Joe, uno de los programas de televisión más exitosos de Estados Unidos, presentado por Joe Scarbourough y Mika Brzezinski. Desayunará luego con el Comité Editorial de The Washington Post encabezado por Fred Hiatt, donde se verá, entre otros, con el columnista afroamericano Eugene Robinson, Premio Pulitzer y compañero suyo en la beca de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard, y almorzará horas después en la Cámara de Comercio de Estados Unidos antes de tomar el camino de regreso a Colombia.