POLÍTICA
La extraña suerte de los presidenciables de Uribe
Los políticos que se han disputado el guiño del expresidente han terminado asilados, prófugos o investigados por la justicia. Por eso, uribistas dicen que son perseguidos.
Pareciera una extraña maldición. Pero el codiciado guiño del expresidente Álvaro Uribe, que desde el 2010 han venido disputándose varios dirigentes políticos, y que se veía como el empujón definitivo para llegar a la presidencia, ha cambiado la suerte de la mayoría de los que lo han recibido.
Solo a uno, a Juan Manuel Santos, le trajo fortuna: llegó a la Casa de Nariño. A los demás, más de un lío con la justicia. En efecto, Luis Carlos Restrepo, Andrés Felipe Arias y Luis Alfredo Ramos, por ejemplo, tuvieron en algún momento la aspiración de suceder a Uribe, el presidente más popular que recuerde la historia.
Por eso en 2010, cuando la Corte Constitucional tumbó la posible segunda reelección, el candidato al que Uribe señalara, sin duda, sería el presidente. Restrepo, pese a sus múltiples controversias como alto comisionado para la Paz, fue el primero en despuntar. Quizás su carisma no era suficiente, pero Uribe lo alcanzó a poner como presidente del Partido de La U.
Arias, por su parte, era el candidato de la entraña de Uribe. Él mismo lo señaló como el sucesor. Se midió en la consulta del Partido Conservador, pero perdió con Noemí Sanín. Uribe no tuvo otra que darle el guiño a Santos.
A Restrepo le abrieron una investigación por la falsa desmovilización de un bloque de las FARC. Antes de que le ordenaran la captura salió del país. Tras varios años prófugo, ahora está en algún país desconocido que le entregó el asilo. Arias fue inhabilitado 16 años por la Procuraduría por el caso Agro Ingreso Seguro, y el año pasado salió del país antes de que lo condenaran a 17 años de cárcel.
En Antioquia, así como alguna vez decían que Álvaro Uribe llegaría a la presidencia, también le auguraban ese destino a Luis Alfredo Ramos. Pocos políticos en el país han tenido la capacidad de multiplicar sus votos y de ganar cuanta elección se le cruzaba por delante. De concejal de Sonsón, a alcalde de Medellín; de ministro a embajador; de presidente del Congreso a gobernador. Por eso, cuando en el 2013 Uribe incluyó a Ramos en su la baraja de cinco precandidatos que se disputarían la consulta uribista, casi todos coincidieron que el ganador sería el curtido dirigente antioqueño.
A Ramos lo venía persiguiendo la justicia desde el mismo momento en que se destapó el escándalo de la ‘parapolítica’, en el año 2007. Los rumores y versiones de exparamilitares que daban cuenta de presuntas reuniones con paramilitares apenas lo inquietaban. Casi cinco años después, y solo después de que anunciara su precandidatura, la Fiscalía ordenó su captura. Uribe se quedaba sin su carta ganadora.
Probablemente, si Ramos no hubiera sido detenido, Óscar Iván Zuluaga no hubiera recibido el guiño de Uribe para las elecciones presidenciales del año pasado. Pero Zuluaga lo recibió, y en buena parte fue fundamental para que en pocos meses pasara de ser un candidato con poco reconocimiento a imponerse en la primera vuelta, y pese a que no ganó la presidencia, se convirtió en uno de los dirigentes con más votos en la historia: 7,1 millones.
Zuluaga, tras ser candidato, fue nombrado como presidente del Centro Democrático. Pero a la vez la Fiscalía lo vinculó a la investigación del proceso del 'hacker' Andrés Sepúlveda, y también a su hijo David Zuluaga. Aunque solo sea un interrogatorio, una diligencia que busca entregar todas las garantías, los uribistas la asumieron como un nuevo elemento para asegurar que el Centro Democrático está siendo perseguido por la justicia colombiana.
“Es curioso –dice el senador uribista Fernando Nicolás Araújo-, todos los que han tenido aspiraciones presidenciales por el uribismo, a excepción del presidente Juan Manuel Santos, sufren hoy esta persecución judicial. Luis Carlos Restrepo y Andrés Felipe Arias, asilados en el exterior. Luis Alfredo Ramos preso hace más de un año y solo hasta ahora empezó su juicio. Y ahora Óscar Iván Zuluaga y su hijo. Están tratando de intimidar al uribismo”.
Eso, sumado al supuesto trato discriminatorio por parte de la Fiscalía. Este lunes se conoció que David Zuluaga debe responder en Bogotá y no en el consulado de Nueva York, pese a que personas en similar condición han sido atendidos en consulados. Y ese hecho, para los uribistas, es una evidencia más para sustentar su tesis de la persecución política.
Una tesis que en buena parte el uribismo sustenta en la suerte que han corrido aquellos que quisieron heredarle el poder a Uribe. Pero más allá de si hay o no persecución, el expresidente Uribe ha ido perdiendo cartas presidenciales, y quizás aquellos que quieran recibir el guiño del expresidente saben muy bien que la suerte les podría empezar a cambiar.