ENTREVISTA
“Para nosotros todos los hijos son deseados”
Angélica Lozano, la única congresista abiertamente gay del país, habla sobre la adopción de parejas del mismo sexo.
La representante Angélica Lozano no llegó al Congreso solamente por ser miembro de la comunidad LGBTI. Como exconcejal y exalcaldesa local de Chapinero se ganó su curul por ser una de las personas que mejor conocen los temas de Bogotá. Sin embargo, es también una de las activistas más apasionadas en la lucha porque se reconozcan los derechos de las personas que tienen una orientación sexual diferente. Semana.com la entrevistó sobre los debates cruciales de esa lucha.
Semana.com: En estos días la Corte podría decidir sobre la adopción de parejas del mismo sexo. ¿Qué decisión espera?
Angélica Lozano: Ninguna diferente a que se elimine la discriminación actual y se reconozca que la igualdad es un mandato constitucional deseable e imparable. En este fallo debe primar la realidad: los homosexuales ya somos padres y madres.
Semana.com: ¿Cómo así?
A. L.: Somos padres y madres de tres formas: 1) Biológicamente, con hijos propios de relaciones anteriores, 2) Por adopción legal como personas solas: solteras, divorciadas o viudas y 3) Desde agosto del 2014 podemos adoptar al hijo o hija biológico de nuestra pareja. Todas estas opciones se permiten a ciudadanos idóneos, sean hetero o LGBTI, y esa idoneidad en condiciones de igualdad debe aplicar también para la adopción en general, que es lo que se discute en esta sentencia.
Semana.com: ¿Qué le hace pensar que será así?
A. L.: La Corte Constitucional ha corregido discriminaciones y derribado prejuicios para garantizar el acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, ha reconocido los mismos derechos y deberes en materia de sucesiones, alimentos, violencia intrafamiliar e inhabilidades e incompatibilidades. La adopción en igualdad de condiciones es un paso más para defender el conjunto de la sociedad, no sólo la comunidad LGBTI, de la discriminación.
Semana.com: Ya que habla de los derechos de la comunidad LGBTI, ¿por qué cree que esas batallas se han ganado en las cortes y no en el Congreso?
A. L.: Porque en el Congreso está sobrerepresentado el país clientelista y subrepresentado el garantista. Gracias a la iniciativa de pioneros como Piedad Córdoba y Armando Benedetti, se han presentado 11 proyectos de ley en 15 años, pero sólo se han debatido tres, que han sido negados con argumentos deplorables. En contraste, ciudadanos anónimos, en cualquier municipio han defendido su dignidad a través de la tutela. Lo mismo han hecho organizaciones de la sociedad civil, activistas y abogados. En la Corte han prevalecido los argumentos y el rigor técnico, mientras en Congreso prima la pugnacidad, el cálculo y el “deje así”.
Semana.com: ¿Y en las cortes, en cambio, qué ha sucedido?
A. L.: Lo que hemos vivido nosotros no ha sido muy diferente de lo que han vivido las mujeres, los indígenas y los afro. En Colombia, la Ley 95 de 1936 penalizó la homosexualidad. Fue delito hasta 1980 y se castigaba con tres años de cárcel a los hombres que sostuvieran relaciones sexuales entre sí. Sodomitas, les decían. Lo que cambió ese panorama fue la Constitución de 1991.
Semana.com: ¿Qué pasó con la nueva Constitución?
A. L.: Allí se abrió el espacio para el empoderamiento de los ciudadanos y la exigibilidad de sus derechos, y aumentó el acceso a instrumentos para reclamarlos. Esta lucha de décadas nos llena de orgullo y solidaridad, pero tiene un lado del que poco se habla: ha dejado las muertes de muchos ciudadanos anónimos y líderes de organizaciones. Una cosa es salir con bandera y tutela en Bogotá, otra, en medio de la guerra, donde paramilitares y guerrillas violan y torturan a gays y lesbianas simplemente por serlo. Quisiera afirmarlo en pasado, pero aún ocurre.
Semana.com: ¿Dónde más se siente ese rechazo?
A. L.: Justamente en el Congreso. Pero eso en vez de atajarnos nos impulsó. En el 2006 se logró aprobar un proyecto de ley básico y tímido sobre seguridad social y en la conciliación ¡lo hundieron!
Semana.com: ¿Quiénes lo hundieron?
A. L.: Especialmente Claudia Rodríguez de Castellanos y Alexandra Moreno Piraquive. Pero realmente nos hicieron un bien. Ahí se consolidaron todas las pruebas que necesitaba la Corte de denegación de derechos y discriminación en el capitolio. A raíz de eso la sentencia del 2007 reconoció prácticamente todos los derechos (42) de los que goza cualquier persona y pareja LGBTI en materia de familia. Pero todavía falta.
Semana.com: ¿Qué falta?
A. L.: Faltan tres derechos: 1. A no ser discriminado como pareja en un proceso de adopción, 2. El contrato civil de matrimonio sin que dependa de la interpretación de cada juez, y 3. La protección integral de la identidad de género, que es crucial para evitar la discriminación de la población transgenerista.
Semana.com: Hablemos del matrimonio. ¿Al final tienen o no tienen derecho?
A. L.: No completamente. En el 2011, Colombia Diversa y Dejusticia presentaron una demanda de inconstitucionalidad contra el Código civil y otras leyes. En esa demanda, la Corte ordenó al Congreso legislar el tema en un plazo no mayor a dos años. La sentencia tiene una particularidad y es que durante el texto se refiere constantemente al matrimonio, pero en él resuelve que es la parte que tiene la decisión, indica que si el Congreso no tomaba una decisión, a partir del 20 de junio del 2013 las parejas del mismo sexo podrían acudir ante un juez o un notario a solemnizar su vínculo contractual.
Semana.com: ¿Y qué pasó a los dos años?
A. L.: El Congreso nunca legisló nada. El proyecto del matrimonio igualitario que finalmente se discutió fue negado por 55 votos contra 16. Otros 30 congresistas prefirieron no asistir a la votación. Entonces pasó que nadie supo qué hacer. Había dos interpretaciones: por un lado, que las parejas podrían acercarse a firmar un contrato de matrimonio civil, y por otro, que también podían firmar un contrato solemne sin nombre y con cláusulas parecidas al de matrimonio. El resultado ha sido que quedamos a merced de la interpretación de cada juez y funcionario.
Semana.com: Pero la Corte les reconoció una “unión solemne”, que es muy similar…
A. L.: No. Es importante aclarar que la Corte no tomó la decisión de la unión solemne, la Corte dijo que las parejas de mismo sexo podrían acudir ante un juez o un notario a solemnizar su vínculo contractual y esto llevó a que haya tres posiciones en el ordenamiento jurídico. Algunos jueces han interpretado que la Corte dio vía libre al matrimonio y como tal han casado, otros creen que no. Y los notarios ofrecen un formato de unión solemne, que son contratos innominados que según la legislación no pueden tratar temas de familia y como tal no tendrían efectos legales. No sabemos quién y cómo va a dirimir los conflictos que surjan de esa figura, que tampoco cambia el estado civil de las personas.
Semana.com: Pero para la Corte esas parejas sí son familia. ¿No es eso casi lo mismo?
A. L.: Ese reconocimiento es una victoria para todas las familias que no están conformadas por papá, mamá e hijos. En Colombia, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia, en el año 2010 el 32 % de los menores de 15 años vivía sólo con la madre; el 3 %, sólo con el padre, y el 7 %, con ninguno de los dos. En el 34 % de hogares la mujer es la jefa de hogar. La misma encuesta señala que el 4 % de los niños del país son huérfanos. El reconocimiento de familia a las conformadas por parejas del mismo sexo acepta la realidad y la diversidad que hay detrás de esas cifras, donde los lazos de amor y solidaridad van más allá de las imposiciones.
Semana.com: ¿Y por qué cree que ustedes podrían ser esa familia que necesitan los niños en proceso de adopción?
A. L.: Una gran paradoja es que en el país abundan los embarazos no deseados, pero las parejas homosexuales que se postulan ante el Estado para adoptar ¡sí desean esos hijos! Detrás de cada solicitud hay un largo proceso de reflexión individual y en pareja, una toma de la decisión y preparación. Sólo son aptos, por ejemplo, quienes ya tienen vivienda propia y estabilidad emocional, es decir, quieren someterse a una evaluación sicológica y observación de cómo viven, por más de un año. Lo que las cifras de tipos de familia indican es que hay millones de niños en Colombia abandonados principalmente por el papá, hombres heterosexuales que no cuidan a sus hijos. Ahí están por fortuna las madres, abuelas y tíos para protegerlos, que los sacan adelante. ¿Por qué negarles el derecho a parejas homosexuales que sí desean a esos niños que puedan ser evaluados sin discriminación? En el sistema de protección hoy están creciendo 11.000 niños que no tuvieron familiares dispuestos a asegurar su crianza, de los cuales 5.000 ya son de difícil adoptabilidad porque son niños grandes, o son discriminados en razón de alguna discapacidad física o por la etnia a la que pertenecen.
Semana.com: Todavía existe un gran miedo a que esos niños tengan menos oportunidades que los de las familias tradicionales…
A. L.: Ese miedo es infundado. Los niños y niñas tienen derecho a un hogar y a ser adoptados si han perdido el suyo. Si potenciales padres o madres adoptivos son homosexuales, se les debe evaluar igual que a los demás: por su idoneidad emocional y económica, no por su orientación sexual. El Colegio Colombiano de Psicología dice que no hay diferencias entre la calidad de vida de niños y niñas criados en familias de parejas heterosexuales u homosexuales. En ese mismo sentido se pronunció el ICBF al reconocer que no existen diferencias significativas en el desarrollo cognitivo de los niños y niñas criados por parejas del mismo sexo versus aquellos que son criados por padres heterosexuales. El Ministerio de Salud ha dicho que la orientación sexual de los padres no afecta el desarrollo de los adoptados y que en la adopción de menores de alto riesgo puede incluso ser un factor que mejore su bienestar. Las Universidades Nacional y Javeriana coinciden en que el desarrollo de los niños y niñas no se ve afectado por la orientación sexual de los padres y la Universidad de los Andes va más allá al reconocer que la gran mayoría de los hijos de parejas homosexuales son heterosexuales, por lo que tampoco tendría implicaciones en el desarrollo de un patrón de comportamiento.
Semana.com: ¿Cómo ha sido el tema en otros países?
A. L.: En 20 países del mundo es completamente legal la adopción por parte de parejas homosexuales; en América Latina está permitida en Uruguay, Brasil y Argentina. En seis países, incluido Colombia, se permite la adopción del hijo biológico de uno de los miembros de la pareja.
Semana.com: Se siente muy segura…
A. L.: En parte sí. Mi generación es la última que estuvo en el clóset.. Nunca es fácil, pero la homofobia también es generacional; es cuestión de tiempo y de mucha educación y trabajo consciente, superarla. La discriminación en el ámbito laboral y en la escuela es nuestro mayor reto hoy. El acoso escolar o matoneo daña emocionalmente a niños y jóvenes. La gente joven asume cada vez más su orientación e identidad y va encontrando mayor respeto en sus familias y amigos.
*Editora de Justicia, Revista SEMANA